Posts etiquetados ‘Política’

La foto de la semana (120)

Publicado: 28 de octubre de 2014 en Fotos de la semana
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«Los países fascistas siempre exhiben un gran orgullo por su bandera.

Las banderas me ponen incómodo.»

(Norman Mailer)

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Las guerras y el hombre

Publicado: 21 de junio de 2014 en Artículos
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‘Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el de los ojos’
(Bob Marley)
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La guerra y el hombre. El hombre y la guerra. Unidos desde el origen y hasta el fin. Uno parece no poder existir sin el otro. El hombre inventó la guerra y la sigue alimentando. La creó, la estudió, la manejó, la extendió, la instituyó, la comercializó, la enseñó y la propagó. Las consecuencias de todas las guerras siempre han sido las mismas: pobreza, caos, muerte, violencia gratuita, miseria, destrucción. Todo un proceso negativo que termina de la peor manera posible. Siempre con ganadores. De eso se trata. Siempre con perdedores. El concepto de la guerra siempre es un tanto confuso. Se dice que dos no discuten si uno no quiere. Y, en la mayoría de los casos, así ocurre. Pero cuando dos no dan su brazo a torcer, la guerra es el medio para resolver el conflicto.

Los conflictos suelen aparecer entre dos o más individuos que se ven en una tesitura de intereses totalmente opuestos. Una situación de confrontación difícil de solucionar. El ser humano ama tener razón, y ama que se la den. Los argumentos pueden o no ser de una absoluta grandeza o no, eso puede quedar al margen. Pero el ser humano no se contenta con lo que digan al respecto de su conflicto con cualquier otro ser humano. Para solucionarlo, el hombre creó la justicia. Gracias a la justicia, se podían arreglar situaciones límite, condiciones que, a menudo, llegaban a un escenario sin salida. Pero existe algo más poderoso que la justicia, el mismo poder. El hombre se dio cuenta de que si tenía más poder que el otro siempre vencería. Para ostentar ese poder se pueden usar diversas condiciones: sobre todo la económica, pero también la numerosa, la talentosa y las ayudas externas y apoyos ajenos que se puedan conseguir.

‘Todas las guerras son santas,
os desafío a que encontréis un beligerante
que no crea tener el cielo de su parte’
(Jean Anouilh)
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El hombre ha sido agresivo desde que apareció en el Universo. Es un animal social que responde a las notas y al instinto de competición y a sus propias ansias de emoción y ambición. Una situación aparentemente sencilla y poco complicada puede convertirse en irrespirable. La convivencia social que ha existido en la raza humana ha propagado el sentimiento de imponerse por encima del resto. Ahí entraría también el carácter particular de cada individuo o masa social. Un conflicto individual puede convertirse en social y global. Los estudiosos del conflicto social siempre han abogado porque tanto los individuos como los grupos sociales buscan maximizar sus beneficios y sus calidades de vida. Lógicamente, esa forma de actuar genera conflicto con el resto. Y, finalmente, no es el objeto de interés en sí el causante de los conflictos, sino las situaciones o las maneras a través de las cuales se resuelve el conflicto. Para que alguien defienda una idea se debe acudir a la sociedad. Los grupos sociales y las acciones de esos individuos otorgarán la fuerza necesaria para poder conseguir el objetivo. Aquí llegaríamos a plantear como solución el consenso.

El consenso es el acuerdo. Puede ser entre dos o más personas. Pero la decisión que se tome por consenso no quiere decir que sea del agrado de una o ambas partes. Se acepta. Y, a veces, en la negociación, se pierde algo para poder ganar algo. Es la negociación. Unos individuos, unos grupos sociales o unas sociedades que actúan por consenso tienen mucho ganado. Son inteligentes, prácticos y ganan tiempo y energía. Puesto que es imposible poder imponer las propias ideas en todos los terrenos y circunstancias, aunque creamos tener razón. Cuando no hay consenso regresa el conflicto, esta vez acentuado. Y ante tal situación, las salidas ya son mínimas. O se impone una idea a la fuerza o por mayoría o la conclusión del conflicto será revolucionaria o violenta. Los elementos claves en este proceso son el grado de inteligencia entre las partes, así como su nivel de orgullo, ambos relacionados con las relaciones de los seres humanos.

¿Todas las sociedades son violentas? Todas, quizá no. Pero en alguna etapa de su historia sí lo fueron o lo han sido. Pues los conflictos se generan entre seres humanos, allá donde estén. Con el tiempo, muchas sociedades han aprendido cómo resolver los conflictos, mientras que otras siguen ancladas en las mismas soluciones violentas. Hay un gen de violencia en el ser humano, que se manifiesta tristemente muy a menudo, provocando daño o sometimiento a un individuo o a una masa o colectivo. Con la violencia se pierde el argumento, la razón. Pero si es fuerte, suficientemente fuerte, más fuerte que el otro que entra en conflicto con nosotros, saldremos como ganadores. Y el poder de la violencia nos garantizará sobrevenir la situación. Para muchos, las guerras traen aspectos positivos. Argumentan que potencian los desarrollos tecnológicos o que la muerte de muchas personas evita la sobrepoblación. Todos esos argumentos serían muy discutibles. Si en algo han servido las guerras en desarrollo tecnológico ha sido para mejorar las armas de combate. La evolución de las armas es un ejemplo claro de cómo el hombre no cesa en su empeño de mejorar su defensa y ataque en caso de conflicto.

Las causas de las guerras son múltiples, aunque siempre se generan por un deseo: ya sea de un terreno, de una disputa, de una ambición económica o por venganza u odio. Las ideologías han imperado en todas las sociedades, aunque es debatible que los millones y millones de hombres que integraron en alguna ocasión una guerra en cualquier parte del mundo supieran o estuvieran al tanto de esas ideologías en conflicto. La manipulación de varias personas hacia la masa ha sido y es una constante en el ser humano, puesto que, gracias a ello, se dispone de más número de efectivos en el terreno bélico. Las tácticas de manipulación de una sociedad también han evolucionado y mejorado con el paso de los siglos. Y ha sido el talento de los líderes políticos y militares los que han hecho posible esa realidad.

‘Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren’
(Jean Paul Sartre)
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Y pudiera parecer difícil y complicado que, con el paso del tiempo, algunas mentes sean capaces de manipular el cerebro de las personas para inducirlas e involucrarlas en un espacio bélico, pero sigue siendo así lamentablemente. El imperialismo de algunos hombres ha provocado millones de muertes. Cuando hablamos de imperialismo nos referimos a la actuación de una sociedad en sí, pero no nos damos cuenta de que los inventores de la idea y de la acción que conlleva han sido creadas por un determinado número de individuos y no por toda la sociedad. Millones de personas en todo el mundo y a través de la historia han sido obligadas a ir a una guerra, para defender principios e ideas por las que, en muchas ocasiones, no estaban de acuerdo. Para defender patrias, banderas y tierras que decían algunos que había que defender. Para ello se alzan palabras como la obligación o el honor, el orgullo y el deber. También muchos individuos aprovecharon su inclusión en un ejército ‘x’ para poder asesinar impunemente. Personas violentas por naturaleza, monstruos anónimos que, gracias al salvoconducto de una guerra, ha matado a diestro y siniestro, ya fueran ancianos, niños o mujeres.

Y para contrarrestar todo esta historia de guerras, el hombre creó también la idea de la paz. Una palabra llena de alegría y gozo que pocas veces llega a consolidarse. La paz es un estado idílico de sosiego, de buena convivencia entre individuos de una sociedad o sociedades. Una tranquilidad que debiera ser eterna. Todo lo opuesto a la guerra. Ejemplos de paz existen pocos, quizá son espacios o épocas determinados. La paz, como palabra, como acción, parece un tanto irreal. Y cuando existe parece circunstancial y efímera.

‘El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar’
(Sun Tzu)
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La guerra ha sido un instrumento político al servicio de un estado u organización con fines políticos. Es un elemento común en todos los países y culturas. Para muchos, es política pero por otros medios. Las formas de hacer guerra han variado. Para los romanos se trataba de expandir terreno e imperio, se trataba de conquistar dominios para incorporar pueblos al original. La evolución de las guerras ha sido constante. Hoy se establecen distinciones entre guerras y conflictos armados. Para que haya o exista una guerra debe ser ésta declarada por ambas partes. Para muchos es la defensa de unos intereses. Para otros la defensa de unos derechos. La guerra escapa a la razón. Todos los instintos más salvajes del ser humano relucen en un estado de guerra. Pero también los más tiernos. Los más cooperativos, los más empáticos. Se ayuda, se colabora, se piensa en los demás. Seguimos en guerra, aunque no sepamos ni en qué bando estamos…

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«Durante siglos, la ciencia y los llamados conocimientos de la vida práctica le han dicho al hombre: ‘Conviene que seas rico para poder satisfacer tus necesidades materiales; pero el único medio de alcanzarlo es el de educar de tal modo tu inteligencia y tus aptitudes, que permitan obligarlo a otros hombres esclavos, siervos o asalariados, a producir riqueza para ti'».

(Piotr Kropotkin)

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La palabra anarquía es de origen griego y está compuesta de dos términos: sin y poder o mandato. Vendría a denotar algo que está desprovisto de director y de origen. Una ausencia de apriorismo, de normas, de jerarquías y de autoridades. Desde su nacimiento, al término se le utilizó de forma negativa. Fue durante la Revolución Francesa cuando se empezó a tachar a ciertos individuos con el término ‘anarquista’ de forma peyorativa. Individuos que podían criticar el poder excesivo o que ciertas propiedades eran un robo. Para muchos anarquistas, el anarquismo representaba una forma de gobierno sin amo ni soberano, o al menos, sin la necesidad de esa figura. De hecho, el anarquismo está considerado como una teoría política, una filosofía política y social, que pretende la oposición y abolición del Estado y del gobierno, y de toda autoridad, jerarquía o control social que pueda imponerse a la voluntad del individuo, ya que se consideran nocivas para el desarrollo mismo de éste. Lo cierto es que el concepto y la teoría nunca llegó a entenderse en la sociedad misma. Se centraba en el individuo y en la crítica de su relación con la sociedad. Era necesario un cambio social hacia una futura sociedad. Y hay que enclavar la teoría en su tiempo, cuando se ideó y se originó, debido a ciertas circunstancias que se manejaban en las sociedades de la época.

Bakunin

Se distinguieron dos líneas básicas de pensamiento: por un lado, los individualistas; y por otro, los socialistas. Lo que desembocó en cuatro corrientes de pensamientos anarquista: el individualista, el mutualismo, el anarquismo comunista y el anarcosindicalismo. Muchos añadieron después el colectivismo. Y la fecha del comienzo del pensamiento filosófico data del siglo XIX, aunque se tiene constancia que las primeras reflexiones al respecto datan de muy atrás, desde Lao Tsé en China, Zenón en Grecia, Tomás Moro o Rabelais en el siglo XVI. Y quizá las bases del anarquismo se crearon en el siglo XVIII con la Ilustración. Había una creencia en el individuo más allá de entorno y de su sociedad. Uno de los autores más influyentes fue sin duda Jean-Jacques Rousseau. Se dice que fue William Godwin quien escribió el primer tratado anarquista en 1793, ‘Una investigación acerca de la justicia política’. Su idea era presentar una sociedad libre de gobierno, aunque no utilizó el término anarquía para referirse a ello, aunque sirvió como base para los siguientes autores. Durante la Revolución Francesa, Maréchal escribió el ‘Manifiesto de los iguales’ en 1796, donde reivindicaba el disfrute por parte de la comunidad de los frutos mismos de la tierra, deseando la desaparición de los ricos y los pobres, de los grandes y de los pequeños, de los amos y los siervos. Gracias al escenario que provocó la Revolución Francesa el anarquismo pudo tener un proceso rápido y efectivo para llegar a oídos de los ciudadanos. Pero ocurrió que se vinculó la teoría a los hechos violentos, dado que en la misma revolución que se vivía la violencia estaba implícita, por parte de los que se rebelaban.

Destacó Charles Fourier, quien propuso una organización política basada en comunidades llamadas falansterios, enlazadas entre sí de forma descentralizada. Otro fue Proudhon, quien denunciaba en su obra que la propiedad es un robo en sí misma. A principios del XIX fueron los pensadores alemanes quienes influyeron en el desarrollo del anarquismo. Con base en Hegel, muchos filósofos defendieron la idea de una sociedad ideal basada en los principios morales, conocida como sociedad perfecta, carente de leyes, donde sólo existieran obligaciones, donde no hubiera sanciones sino medios de corrección. Max Stirner en ‘El único y su propiedad’ (1844), negaba la existencia de absolutos e instituciones, abogando por un individualismo extremo llamado ‘egoísmo’. El primero en autodefinirse anarquista fue Proudhon, de ahí que para muchos fuera el fundador de las tesis anarquistas. Su pensamiento cuajó sobre todo entre socialistas de Bélgica y Francia. Tras la Revolución Francesa intentó crear el Banco del Pueblo en 1849, conocido hoy como banco mutualista, que fracasó antes de comenzar sus funciones. Pero su impactó llegó a Marx en Alemania y a Bakunin en Rusia.

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Bakunin fundó en 1868 la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, donde se defendía la supresión de los Estados nacionales, la abolición de las clases sociales y de la herencia, la igualdad de sexos y la organización de los obreros al margen de los partidos políticos. Y sobre 1880, había tres concepciones anarquistas vigentes; el colectivismo en España; la individualista-mutualista en EEUU y el anarcocomunismo en el resto de Europa. Los anarcocomunistas criticaban el papel de los sindicatos, por entender que estaban acomodados al sistema capitalista. Pero ese movimiento fue poco a poco siendo aceptado por el anarquismo colectivista. Kropotkin afirmó que la revolución debía basarse en las federaciones de comunas locales y los grupos independientes, evolucionando después hacia una etapa colectivista de apropiación de los medios de producción por las mismas comunas, con vistas hacia el comunismo. Los anarquistas de la Francia de 1880 eran socialistas de procedencia, pero alejados del pueblo que deseaba más un socialismo autoritario. En Rusia, el anarquismo revolucionario se concentró en un terrorismo dispuesto a acabar con el poder del zar Alejandro II. Pero Rusia fue el país que más contribuyó a que la teoría de Bakunin, Kropotkin y Tolstoi se convirtiera en un movimiento internacional.

Pero para conocer más sobre el anarquismo debemos analizar las ideas de sus autores. Por ejemplo, Proudhon sobre el gobierno expresó que «ser gobernado significa ser observado, inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, regulado, adoctrinado, sermoneado, controlado, medido, sopesado, censurado e instruido por hombres que no tienen el derecho, los conocimientos ni la virtud necesarios para ello. Esto es el gobierno, ésta es la justicia, ésta es la moralidad”. Bakunin, sobre el Estado que «es autoridad, es el despliegue ostentoso y engreído del poder. No busca congraciarse, convencer ni consentir. Cada vez que interviene, lo hace de modo singularmente desafortunado. Porque por su naturaleza misma no puede persuadir y ha de imponer o ejercer la fuerza. La libertad, la moralidad y la dignidad del hombre consisten precisamente en no hacer el bien porque se le ordene, sino porque lo concibe, lo desea y lo ama. El Estado, cualquier Estado –aunque esté vestido del modo más liberal y democrático– se basa sobre la dominación y la violencia, es decir sobre un despotismo que no por ser oculto resulta menos peligroso”. Godwin sobre la influencia negativa del poder sostuvo que «los gobernantes tienden, inevitablemente, a abusar del poder para su beneficio egoísta. Esto acaba por determinar la formación de grupos y clases que, al amparo del gobierno, y por medio de él, explotan a los demás, creando un completo sistema de privilegios excluyentes. Los gobernados, por su parte, se ven obligados a defenderse. Por consiguiente, es preciso eliminar la fuente de estos males reemplazando al Estado, cuya expresión autoritaria es el gobierno, por pequeñas comunidades en las que quede suprimida toda fuerza de coacción y los intereses colectivos sean resueltos por acuerdo voluntario».

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Sionismo. Algo más que un dogma.

Publicado: 22 de diciembre de 2013 en Artículos
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«Es bien sabido que la ciencia y el nacionalismo son cosas que se contradicen,

aunque los monederos falsos de la política nieguen ocasionalmente ese saber:

pero también llegará ¡por fin!

El día en que se comprenderá que sólo para su daño

puede ahora toda cultura superior

seguir cercada por vallas nacionales»

(Friedrich Nietzsche)

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Antes que nada habría que indagar acerca de lo que es realmente el sionismo. Se conoce con ese término al movimiento internacional que propugnó el restablecimiento de una patria propia para el pueblo de Israel. Lo que se conocía como la Tierra de Israel. Fue el origen de lo que luego sería el Estado de Israel. El origen del movimiento es muy antiguo pero se estableció como movimiento político a finales del siglo XIX. El objetivo era claro: fomentar la migración judía mundial hacia la denominada Tierra Prometida y la creación de un Estado de Israel. El sionismo no era sino un tipo de nacionalismo al uso. Amparado por el despliegue y emigración de judíos por todo el mundo debido a su persecución fue proclamado como el movimiento de liberación nacional del pueblo judío. El término en sí proviene de la palabra hebrea Sion, que se refiere al Monte del mismo nombre, situado cerca de la ciudad de Jerusalén y a la fortaleza homónima. Durante el reinado del Rey David, con ese término ya se refería a toda la ciudad de Jerusalén y a la Tierra de Israel. Y fue el editor austríaco Nathan Birnbaum quien en 1890 utilizó la palabra por primera vez en su diario.  Pero no hay que olvidar que el nacimiento del movimiento sionista se encontraba en el mismo período en el cual hubo un gran avance de los nacionalismos europeos, alineados todos bajo un mismo lema: un pueblo, un Estado. No dejaba de ser una idea que representaba la creación de un Estado-nación. 

La tesis del sionismo abogaba porque los judíos representaban un grupo nacional y no un grupo religioso propiamente dicho. Como tales tenían derecho a crear su propio Estado dentro de su territorio histórico. La inmigración judía hacia Israel comenzó en 1882. Los primeros inmigrantes estaban dentro de lo que se conoció como Primera Aliyá y procedían principalmente de Rusia debido al antisemitismo que se respiraba en ese territorio. La segunda ya se produjo en los primeros años del siglo XX. En el período de entreguerras se aprovechó la situación para crear nuevas oleadas de inmigrantes. Casi todos los recién llegados fundaron asentamientos agrícolas subvencionados por judíos adinerados de la Europa occidental. La Declaración Balfour de 1917 apoyó la creación de una Patria Judía en el Mandato Británico de Palestina. Y a lo largo de todo el siglo XX el sionismo fue ganando adeptos poco a poco. Tras el Holocausto ganó enteros la idea de crear el Estado de Israel en Palestina. Pero el sionismo se componía de dos elementos: por un lado conseguir la independencia; y, por otro lado, la soberanía del pueblo judío. Israel sería el centro de la identidad judía en todo el mundo. Se pretendía la unión de todo el pueblo judío, con un vínculo histórico que era la patria y un estado central con Jerusalén como capital. Pero como en todas las ideologías y pensamientos, el sionismo también recogía diferencias y se desarrollaron varias escuelas de pensamientos sionista, como por ejemplo: el socialista , el revisionista, el general o el religioso. Pero también se desarrollaron pensamientos contrarios a la idea. La oposición a las ideas sionistas se conoció con el nombre de integracionismo o asimilacionismo, que afirmaba que el sionismo era análogo al antisemitismo, dado que ambos niegan la condición de nacionales de un determinado país a los judíos. Lógicamente, la población árabe, eterna enemiga de los judíos, se opuso a la idea de la creación del  Estado Judío que finalmente se consiguió en mayo de 1948. Y curiosamente, los británicos, que habían firmado la Declaración Balfour, dificultaron después la inmigración judía a Palestina.

Pero en 1975, en plena etapa de la Guerra Fría, la Asamblea General de la ONU adoptó la famosa Resolución 3379, gracias al impulso de los países árabes y del apoyo del bloque soviético, que no era vinculante pero que asociaba el sionismo con el racismo. Lo que está claro es que cada uno es y debe ser libre a la hora de decidir si defiende la idea sionista o no, se puede estar de acuerdo o no. Pero desde su establecimiento y desarrollo, el sionismo mismo ha utilizado el concepto para atacar a todos aquellos que critican a Israel, al Estado de Israel o a la política del Estado de Israel. Porque también se puede estar de acuerdo o no con la política de un gobierno de un país ‘x’, se le puede criticar, se le puede denunciar si consideramos que comete alguna injusticia, pero no por eso se le puede tachar a quien lo hace de enemigo del sionismo. Basar todo un argumento de defensa de un pensamiento, una idea o una ideología en considerar contrario y enemigo de ello a todo aquel que lo critica es aparte de mediocre, miserable y débil, en una estrategia que ya resulta bastante habitual. Sin ir más lejos, muchos periodistas de investigación norteamericanos han denunciado todas las trabas y la mala reputación que desde diferentes ámbitos se les ha realizado por escribir en contra de las políticas exteriores del gobierno de Israel. Campañas de desprestigio que inciden en la mente de una masa acostumbrada a ser manipulada, aunque a veces no se dé cuenta. Lo cierto es que desde el momento en que osas penetrar esa línea de crítica y de búsqueda de la verdad, o simplemente cuando te atreves a opinar personalmente sobre alguna de las acciones del Estado de Israel, quedas estigmatizado para siempre sin que tengas derecho a réplica. Es lo mismo que ocurre en muchas ocasiones cuando a alguien se le ocurre criticar a un gobierno o a las políticas de éste, siendo automáticamente tratado como antidemócrata, radical o antisistema. Etiquetas que no dejan la verdad y que intentan ocultar la verdadera realidad. Y, como siempre ocurre, nada tiene que ver el concepto o la idea original con lo que el mismo hombre desarrolla con el tiempo.

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«Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma»

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Cuando están a punto de celebrarse los funerales por Nelson Mandela (Madiba) se vuelve a hablar de la lucha de este símbolo contra la injusticia y en favor de la libertad. Una vida dedicada a conseguir la ansiada libertad para su pueblo y para eliminar la injusticia que se mantuvo durante tantos años sobre él. Verdaderos líderes de un pueblo o de la misma humanidad han existido pocos, si utilizamos la palabra líder cómo se debe, y la colocamos en su lugar idóneo, justo en lo más alto del escalafón social. Ser líder no es fácil. De hecho, es algo innato y al alcance de unos pocos elegidos. La fuerza de un líder se puede palpar y percibir en cada uno de sus gestos, en cada una de sus palabras. El liderazgo es ese concepto que considera al conjunto de habilidades que una persona puede poseer para dirigir o influir de forma definitiva sobre un grupo de personas determinado. Se trata de reunirlas en la lucha del mismo objetivo, hacerlas partícipes de ese esfuerzo, de esa lucha y de ese éxito. Se necesitan metas,  objetivos, pero ante todo tiene que saber motivar a su gente o pueblo. Un líder tiene que saber tomar la iniciativa, motivar a sus seguidores, dar ejemplo, evaluar las ventajas o inconvenientes de según qué acciones, gestionar sus cartas, convocar a cuanta más gente mejor, conseguir objetivos. Pero también se necesita de equidad, justicia, equilibrio, buen uso del poder y flexibilidad. La empatía forma parte también de un buen carácter de liderazgo. Los líderes deben tener un carisma especial que atraiga a sus seguidores. Son los guías para la consecución del destino. Debe ser responsable, con un carácter ganador y de talante totalmente tolerante.

Mandela fue precisamente eso: un líder. Y se podría añadir que con letras mayúsculas. De esos pocos que han existido y que siempre se recuerdan aunque pasen décadas desde su pérdida. Porque un líder de esta magnitud nunca se llega a perder del todo. De hecho, sus enseñanzas y sus ejemplos sirven para el presente y para el futuro. Todo lo que hemos aprendido de él nos debe servir. Porque son muchas lecciones las que nos ha ofrecido. Y sólo por eso ya deberíamos ser felices. Y una vida como la suya puede y debe servir a millones de personas de distintas generaciones. Ejemplos como el de Mandela ha habido pocos y, además, están en desuso. Muchos confunden el liderazgo con la clase política, aunque nada tengan que ver. La mayoría de los políticos del mundo en la actualidad carecen de liderazgo. No desprenden carisma ni ofrecen caminos para llegar a destinos soñados. Los políticos son simples ocupantes de puestos que no merecen, marionetas de organismos y multinacionales muchos más poderosos que les indican por dónde deben seguir. Los mal llamados líderes de hoy son pocos y nos hacen falta. Muchos. Y esa carencia determina nuestro presente. No hay ideas, no hay soluciones. Son líderes con pies de barro, amantes del prestigio y la notoriedad, deslumbrados fácilmente por los focos de los medios, creyéndose famosos e importantes aunque sean fugaces personajes y bastante necios. Y sorprende y hace gracia también como todos los que se creen líderes del momento hablan acerca de líderes reales como Mandela sin darse cuenta de que están a años luz de algo parecido a esos tipos de figuras inolvidables. Da la sensación que son ellos los que menos han aprendido de las lecciones que nos dejó el símbolo sudafricano. Y si lo han hecho lo saben disimular a la perfección, porque no ofrecen ejemplos claros de haber entendido algo de todo ello.

Las injusticias son cada vez más numerosas en el mundo. Cada vez hay más conciencia de ello, más gente luchando contra ellas,  más medios para combatirlas. Pero parece que no nos demos cuenta de que el ser humano quizá es contrario a la justicia como concepto. Es decir, si creemos que la inmensa mayoría está a favor de la justicia y dispuesta a defenderla a toda costa, deducimos lógicamente que sólo existe una cierta cantidad de personas carentes de esa conciencia y sensibilidad, con lo cual se supone que sería fácil entonces combatirlas, puesto que son una minoría. Pero las injusticias se suelen cometer cuando uno ostenta más poder que otro y lo utiliza en su beneficio. Y cuando los poderosos cometen esas injusticias se ayudan mutuamente para que nadie pueda eliminarlos. El corporativismo entre los que realizan injusticias está muy consolidado y no tiene resquicios. Muchos dicen que no hay más que antes, que simplemente ocurre que ahora se conocen y se descubren, cuando antes estaban totalmente cubiertas y escondidas. Sea como sea, el asunto no se arregla ni tiene pinta de que se vaya a arreglar pronto.

Algo parecido ocurre con la eterna lucha por la libertad. Nunca termina. Parece no tener descanso. Esa capacidad del ser humano para hacer lo que su propia voluntad desee parece que para algunos sigue estando confusa, a tenor por el comportamiento de muchos gobiernos, estados y organismos. Parece que muchas personas creen ser jueces de la libertad de pueblos e individuos como algo natural, simplemente por tener el uso del poder. Un poder que, desde los tiempos antiguos a hoy, ha estado y sigue estando corrompido. El mal uso del poder ya es algo habitual. Pero los que pasan por su territorio parecen no darse cuenta de que éste pasa a su vez de mano en mano y que nunca es eterno. La eternidad es un concepto fantasioso que no está al alcance ni siquiera de esos verdaderos líderes. Una solución sería no dar cuota de poder, sobre todo a ignorantes y descerebrados, pero la gran masa no entiende de elecciones de líderes, puesto que la manipulación está integrada en nuestras vidas y además nos califican la situación mayoritaria como de democracia. Millones de personas en el mundo sufren la esclavitud en pleno siglo XXI. Y las mafias al respecto siguen aumentando, al amparo de gobiernos y estados. Sólo hay una religión válida para toda la humanidad: el dinero. Las otras religiones tan sólo sirven para consumo privado.

Y mientras por todos los rincones del planeta se siguen oyendo palabras bonitas en homenaje a Mandela nos seguimos preguntando si algo va a cambiar. Si alguien va a entender cómo se deben hacer las cosas de una vez. Porque como siempre se repite: todo es más sencillo de lo que parece. Lo que ocurre es que si nos empeñamos en atender nuestras propias necesidades, alimentar nuestro ego y nuestra avaricia, consumir para sentirnos felices aunque sea por un segundo, girar la vista ante lo que nos da pavor, cerrar los ojos a la realidad, silenciar las injusticias, no luchar por lo que verdaderamente creemos justo, difícilmente conseguiremos cambiar algo. El cambio se produce en los pequeños detalles, desde nuestro micro cosmos, desde esa capa de vida que tenemos a nuestro alrededor y que parece insignificante. Desde ahí podemos comenzar a abrir puertas, sobre todo a decir las cosas por su nombre y denunciar todo aquello y a todos aquellos que siguen provocando que nada cambie y que la libertad sea un lujo y la injusticia una rutina.

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«Los modernos no tenemos absolutamente nada propio;

sólo llenándonos, con exceso, de épocas, costumbres, artes, filosofías, religiones y conocimientos ajenos

llegamos a ser algo digno de atención,

esto es,

enciclopedias andantes»

(Friedrich Nietzsche)

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Lo que se conoce como modernidad fue el proceso sociohistórico que se originó en Europa a partir del efecto que produjo la Ilustración. La Ilustración fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual europeo, que se originó especialmente en Inglaterra y en Francia, y que se desarrolló desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII. Su nombre tenía un porqué: el movimiento nació con la intención de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. De ahí que al siglo XVIII se le conozca como el Siglo de las Luces. Los pensadores de esa época y de ese movimiento sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la tiranía y desde ahí crear un mundo mucho mejor. Pasados más de dos siglos parece que estemos en la misma situación, con sólo una diferencia clara: la ignorancia se extiende, la tiranía también y el mundo va mucho peor. Quizá de otra manera, desde otro punto de vista, pero así es. La influencia que tuvo en su momento fue enorme, tanto en aspectos económicos, como sociales y políticos. Su expresión estética se denominaría Neoclasicismo.

La modernidad proponía que cada individuo tuviera sus metas según su propia voluntad. Se alcanzaría la meta de una manera lógica y racional, dando de esa manera, sentido a la vida. A nivel político había que tratar de imponer la lógica y la razón, sobre todo por delante de la religión. Todo iría bien acompañado de unas instituciones estatales que ejercerían un control social mediante una constitución. La producción se industrializaría y se crearían nuevas clases sociales, permitiendo que cierta población aumentara sus ingresos en beneficio de otras. Y ese mecanismo debería llevar consigo la actualización continua y el cambio permanente. En conclusión, la modernidad está considerada como una época de cambios que buscaban la homogeneización de la sociedad. Pero necesitaba obligatoriamente una actualización permanente. Se buscaba el porvenir, el cambio en las reglas del juego establecido, la ruptura ante las doctrinas, las creencias, las ideologías transportadas durante siglos atrás, atrapadas en unas culturas tradicionales y conservadoras.

Poco o nada tiene que ver la antigua Modernidad con todo lo que hoy se puede considerar moderno. Porque hay que darse cuenta de que la modernidad de hoy en día está muy confundida, es muy relativa y sólo ofrece dudas e interrogantes. Cada cual puede ver rasgos de modernidad en sus vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Cada uno es capaz de establecer esa diferencia según su experiencia de vida, sus vivencias, sus particulares visiones de la realidad que le rodea. Muchos confunden el estilo, las formas, la moda, con la modernidad. Lo que para muchos es modernidad para otros no deja de ser algo vanguardista, empujado por olas de moda pasajera que se zambulle en la esencia de la sociedad. Llevar unos zapatos de una marca ‘x’, conducir un coche de último diseño, utilizar un teléfono móvil de última generación, todo eso, confunde a muchas personas a la hora de catalogar lo que realmente significa ser moderno.

En los tiempos que corren sopla una sensación generalizada de que si eres moderno estás por delante de otros. Ya sea porque se inculca, por verdadera ignorancia, por absoluta falta de confianza, la masa se deja gobernar por el consumismo y por las modas, generando un aluvión de maneras que representan modernidades, cuando no dejan de ser meras copias de lo que les gustaría tener o ser, cuando la esencia está vacía y no hay nada dentro de la acción que haya provocado esa reacción. Cuando se hace algo porque sí, sin meditar, sin usar la propia personalidad, ocurre lo que ocurre, que todo parece ser, indica que, se asemeja a, acostumbra a, un sinfín de similitudes con la realidad y se raya algo así como el ridículo. Es la época en la que los catetos se visten de modernos y además algunos se creen que lo son. Es la época en la cual los modernos se vuelven esnobs para poder diferenciarse de los catetos.

Cierto es que una gran parte de la población mundial está anclada en el pasado, en las costumbres, en las tradiciones, en un conservadurismo que cuesta eliminar, porque ha sido inculcado culturalmente desde el seno familiar y habitual. El poeta francés Baudelaire señaló que la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es lo eterno e inmutable. La modernidad trata de romper con el pasado, con lo establecido, con lo anodino. Se necesita renovar, se necesita innovar, aunque a veces la búsqueda de la modernidad no garantice el éxito. La modernidad se integra en la idea de concentrarse en el momento actual, mejorando lo anterior. No es una oleada de ideas, ni nada que ver con una conciencia de futuro con el propósito de adelantarse al tiempo. Los sociólogos siguen investigando y escribiendo teorías acerca de la modernidad y de la consiguiente postmodernidad, que ha dado paso a lo que denominados sociedad globalizada. Un fenómeno que no deja lugar a dudas. Donde cualquiera puede ir a la última en cualquier rincón del mundo, aunque no tenga ni para comer. Cada uno de nosotros provoca un nuevo cambio cuando se propone comenzar algo nuevo. Innovar. Idear. Renovar. Palabras que sugieren vida. Palabras que llevan asociados aires de frescura y de regeneración. Cada uno es capaz de crear algo nuevo, pero cuidado, no quiere decir que sea algo moderno. Para ser moderno tendrá que haber roto con algo tradicional, haber saltado los obstáculos de mentes ancladas en un pasado donde todo era mejor. Por así decirlo, la modernidad es el transcurso lógico y natural del pasado. Un ciclo necesario.

Y ante la aparición de lo moderno surgirá la crítica. Porque ambas se necesitan. Una para defender lo suyo, y la otra para intentar que no le arrebaten su estatus. Y de un tiempo a esta parte está de moda odiar a lo moderno y a los que van o se consideran modernos. Incluso ésos que se autodefinen así parece como si quisieran ocultarlo. La sociedad de consumo nos ha introducido en una espiral de cambios continuos, de avances tecnológicos, de circunstancias ajenas a nuestros deseos, pero que descansan en el principio de que parece que todo lo necesitemos, cuando es al contrario. Lo más moderno hoy en día es saber quién eres, saber en qué lugar te encuentras, aceptar las circunstancias actuales para planear los cambios adecuados para darle un giro completo a la realidad. Ser moderno hoy es  algo más que un reto. Debería ser un objetivo real para todos los jóvenes, que ven en su futuro algo inestable, lleno de incertidumbre e inseguridad.

Vivimos en la actualidad en la cultura de dar la nota, de llamar la atención a toda costa, intentando parecer modernos por todos lados, mostrándonos sólo superficialmente y sin nada verdaderamente que mostrar. Las apariencias engañan más que nunca. Todo parece falso. Todo parece moderno cuando no lo es. Lo último y lo más nuevo no representan por sí solos. Desconfiamos de todas las personas que vemos por las calles porque no estamos seguros si es cierto todo lo que vemos, o a decir verdad, lo que nos enseñan. Inseguros caminamos intentando encontrar rasgos de algo que nos atraiga, que nos haga vibra. Andamos escasos de sorpresas, de ilusiones, de circunstancias satisfactorias. Cualquier novedad que vemos la confundimos, la malinterpretamos, y todo nos provoca un estado de alucinación global, transitoria, aunque elevada a la máxima potencia, donde lo que aparecerá mañana siempre parece que será mejor que lo que se descubrió hoy. No aguantamos mucho una cosa, un instante, porque deseamos encontrar algo diferente cuanto antes. Hemos perdido la esencia, para concentrarnos en el envoltorio. El marketing sigue creciendo mientras nuestra capacidad para distinguir lo moderno continua de capa caída e inestable.

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«Toda forma de desprecio, si interviene en política, prepara o instaura al fascismo»

 (Albert Camus)

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Hay que comenzar por el origen, por la causa. El fascismo nació como una ideología política que trataba de encuadrar a toda una sociedad en tiempos de crisis dentro de una dimensión que promovía la movilización de masas por medio de la identificación de las reivindicaciones sociales con las nacionales. Confluían diferentes características y muchas causas. Desde la histórica a la económica, pasando por la causa nacionalista y también por la sociocultural. Para muchos es una ciencia política y para otros una forma de vida. Es complicado de definir pues puede aparecer en numerosos momentos y en multitud de comportamientos.

Muchos grupos y muchas personas realizan actos fascistas sin llegar ni siquiera a saberlo. De hecho, algunos comportamientos de claro corte fascista, rayan lo vergonzoso sin que el protagonista sienta nada de rubor en absoluto, puesto que para él quizá no signifique nada de eso. La conclusión puede ser clara: la falta de rigor y de conocimiento sobre el tema hace que su uso se confunda, se mezcle, se multiplique y quede completamente como algo natural, sin que llegue siquiera a llamar la atención. De hecho, el fascismo es un pensamiento político, y muchos actos políticos son fascistas.

Muchos de los primeros fascistas no sabían qué significaba la teoría, ni que realmente existiera una. La acción se anteponía al discurso. La práctica dominaba a la doctrina y al pensamiento. Es decir, cada cual podía protagonizar su propia identificación de ello. Cada uno inventaba el suyo. Y en cada país, el fascismo se propagó de diferentes formas, aunque siempre con la misma esencia. El nacionalismo era la base de la idea. Abogando por la defensa de la nación, hurgar en la herida de antiguas batallas, antiguas derrotas, antiguas afrentas o antiguos dominios, servía exactamente como excusa y acicate para exaltar a la masa deprimida u ofendida. Y en eso consistía básicamente el fascismo: en la exaltación de las masas, espoleando su orgullo patrio, cultural y tradicional.

Con la masa se puede conseguir el cambio. Y el fascismo perseguía un cambio. Y el cambio debía ser radical. Curiosamente, muchos de los grupos que comenzaron a distinguirse por sus comportamientos fascistas siempre negaron serlo, puesto que esa publicidad no era la conveniente ni la oportuna. Y estuvo de moda bautizar a muchos de esos movimientos fascistas con nombre originales para distinguirse de otros similares en otros países y para que no fueran confundidos por simples seguidores de teorías fascistas, cuando realmente promulgaban los mismo principios o similares. Un ejemplo podría ser el líder fascista húngaro Ferencz Szalasi que afirmaba que su movimiento no era ni hitleriano, ni antisemita, sino hungarismo. Todos querían ser originales, cuando eran copias y subcopias de una teoría general y única: el nacionalismo. 

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El nacionalismo básicamente fue una ideología y un movimiento sociopolítico que se asociaba con el recién aparecido concepto de nación en la época de la industrialización, justo a finales del siglo XVIII. Se trataba de identificar a la nación como el único referente identitario de una comunidad política. Se partía del principio de soberanía nacional, donde la nación se establecía como la única base legítima del Estado; y del principio de nacionalidad, dado que cada nación conservaba su propio Estado y sus fronteras para distinguirse de sus vecinos. Pero no había que distinguir el movimiento con el sentimiento. El patriotismo y/o la afinidad cultura, y/o tradicional de un grupo, pueden verse confundidos a menudo por acciones o reacciones lejanas en la concepción de una estrategia de independencia. Llamar nacionalismo al sentimiento de pertenencia a una nación puede ser totalmente distinto al hecho de crear una doctrina o una acción política violenta al respecto para conseguir un propósito, o para llevar a cabo, gracias al apoyo de la masa, planes que sugieran nuevos horizontes de futuro para la comunidad concreta.

«Es bien sabido que la ciencia y el nacionalismo son cosas que se contradicen,

aunque los monederos falsos de la política nieguen ocasionalmente ese saber:

pero también llegará ¡por fin!

El día en que se comprenderá que sólo para su daño

puede ahora toda cultura superior seguir cercada por vallas nacionales»  

(Friedrich Nietzsche)

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Hubo una época que el nacionalismo reaccionó en cadena, en el llamado período del nacionalismo, justo cuando hubo un surgimiento global de ideología y movimiento nacionalistas en todo el mundo, momento que coincidió con algunas de las revoluciones liberales y burguesas más importantes en el siglo XIX. También hubo otro momento importante para el nacionalismo justo en el período entre la Primera y Segunda Guerras Mundiales, cuando los movimientos fascistas engancharon a millones de personas acerca de sus razonamientos, y tras las guerras con el proceso de descolonización en muchos países. 

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Pero para la ciencia política es difícil a veces distinguir entre los regímenes que se pueden considerar fascistas. Mucho más complicado que hacerlo entre regímenes inspirados en ideologías más corrientes. Se analizan circunstancias, orígenes y formas que se adaptan a la sociedad o nación y que son propias del fenómeno. Hay un fascismo viejo y un fascismo moderno, aunque las notas que coinciden entre los dos tipos son bastantes. Muchos trabajos indican que los períodos de regímenes fascistas en muchos países europeos fueron un episodio doloroso dentro de la historia de ellos, y algunas de sus esencias siguen todavía vivas en muchos. Se enumeran varias interpretaciones del fascismo: desde la que lo califica como ‘enfermedad moral’, como ‘producto lógico e inevitable del desarrollo histórico de algunos países’, como ‘reacción de clase antiproletaria’ o como ‘ideología de la crisis del mundo contemporáneo’.

Los motivos por los cuales apareció el fascismo son variados y cada experto ha encontrado y calificado los suyos. Para muchos la época económica de crisis fue fundamental para poder captar la atención de la masa en un proceso de industrialización bestial; otros se fijan más en los aspectos psicológicos de la ideología en general, un oasis dentro de un desierto de ideas, una forma de airear a muchas mentes que necesitaban estímulos para motivarse y para poder seguir a algo o a alguien; para otro simplemente fue la inseguridad de las clases medias incipientes lo que provocó que se unieran en busca de una defensa de ‘su bienestar’, próxima  a lo que algunos llaman la teoría de la supervivencia. Pero lo cierto es que hay características comunes en todos los sistemas fascistas: ya sea el totalitarismo, el autoritarismo, el control del estado, los motivos nacionalistas, el racismo y la xenofobia, la distinción clara de clases sociales, la unión nacional, la centralización, el partido único, el despotismo, el imperialismo, el anticomunismo, defensa de los valores morales y tradicionales, el seguimiento a un líder concreto, el afianzamiento de unas élites determinadas, un régimen político de masa. Curiosamente, muchos de los razonamientos realizados por expertos en países donde hubo una marcada época fascista parece que intenten más argumentar y buscar excusas al respecto que analizar profundamente el hecho de que existiera ese núcleo de la sociedad mimetizado por esa ideología.

Parece claro que el fascismo necesita de una situación socioeconómica muy particular, aparte de unos rasgos y unos estados de ánimo de las naciones para considerar la opción de decantarse por su ideología. Ya sean problemas estructurales de desempleo, una crisis económica, una falta de valores arraigada en el tiempo, una disgregación nacional, una voluntad de unión nacional, un apoyo de una juventudes dispuestas a luchar por unos ideales comunes, la llegada de un líder carismático que guíe a la masa, la necesidad del deseo de romper con un sistema anterior, un amplio movimiento de contenido espiritual o religioso acentuado y marcado estilo racista, una estructura social fragmentada políticamente y la búsqueda hacia el pleno totalitarismo para edificar un estado único alrededor de la nación.

El fascismo tuvo un claro componente de fenómeno internacional y apareció en todos los continentes. El conocido populismo entabló serias similitudes con él, aunque intentando decorarlo como algo nuevo y original. El fascismo vive y se nutre en un espacio en crisis. Y se presenta siempre como el salvador ante una situación tremendista, catastrofista y sin salida. Y en la acción de la catástrofe se centra la ideología. Se podría decir que el fascismo es una ideología de crisis. Y las crisis son periódicas y siempre aparecen. Son cíclicas. Aunque las crisis suelen ser un simple argumento, una excusa razonable, una forma de dar el pistoletazo de salida. Pero no debemos olvidar que el fascismo existió, existe y existirá. Porque para muchos representa un pensamiento, una forma de ser y de pensar. El fascismo no desaparecerá y está fuertemente situado en las entrañas de todas las sociedades. Querer olvidarlo o no querer darse cuenta de su existencia sólo produce que se extienda sin remedio. El fascismo es latente. Nunca se extinguió. Siempre estuvo de moda porque para muchas personas es una forma de vida en cualquier país del mundo. Y como sabemos de sus resultados debemos ser precavidos y cautos ante parámetros que indican que el fascismo sigue extendiéndose alarmantemente desde hace algunos años, debido a las crisis o quizá no, debido a la inseguridad o quizá no, debido a la movilización de la emigración global o quizá no. Sea como sea la realidad presenta este diagnóstico. Otra cosa será saber hacia adónde nos lleva o qué seremos capaces de hacer frente a ella.

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«Ves cosas y dices,»¿Por qué?»

Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, «¿Por qué no?»

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George Bernard Shaw fue uno de los más originales escritores irlandeses de los siglos XIX y XX. Le daba igual escribir periodismo, ensayo, poesía, teatro o novela. Su talento estaba muy por encima del resto. Uno de los personajes históricos de su país aunque no tan reconocido como otros. Nacido en una familia humilde, pobre y protestante de Dublín en julio de 1856 emigró a Londres con catorce años. Su objetivo no era otro que dedicarse por entero a la faceta literaria. Sus primeros años de carrera transcurrieron entre la crítica literaria, artística y musical.

Años después hizo de crítico teatral lo que le hizo plantearse su introducción a ese mundo. Varios títulos le pusieron en el candelero literario, como su primera obra ‘Candida‘ (1896) o ‘Pigmalión’ (1913). Fue productor de teatro, incluyendo las suyas propias como ‘Heartbreak house‘ (1919) y ‘Saint Joan‘ (1923). Se caracterizó por comenzar sus obras con una larga introducción, una forma particular de dar su opinión al respecto del tema que tratara. Consiguió el Premio Nobel de Literatura y un Oscar al mejor guión en 1938. Murió en 1950 en su casa de Shaw’s Corner, en la localidad de Ayot St.Lawrence, en el condado de Hertfordshire donde residió sus últimos cuarenta años de vida.

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Supo compaginar su pasión con su ideología política. Bastante activo durante toda su vida, fue incluso concejal del distrito de St.Pancras en la capital británica. Su pensamiento estaba íntimamente ligado con el de la Sociedad Fabiana. Esta sociedad consistía en un movimiento socialista británico que  se fundó en enero de 1884. El objetivo principal de este movimiento fue el de avanzar en la aplicación de los principios del socialismo democrático. Se puede considerar como el germen y el origen del actual Partido Laborista británico. El nombre de la sociedad tenía su origen en Quinto Fabio Máximo (‘El Contemporizador’), un militar de la Antigua Roma que se hizo famoso por frenar los ímpetus del ejército de Aníbal gracias al uso de la táctica del desgaste, simplemente dejando que pasara el tiempo mientras se le atacaba con hostigamientos y guerrillas, cortando sus vías de aprovisionamiento y de material.

«Cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza,

siempre dice que cumple con su deber»

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Los fabianos, como eran conocidos los seguidores de dicha sociedad, predicaban y abogaban por un cambio revolucionario. Creían firmemente en la evolución gradual de la sociedad hacia el socialismo y apostaban por reformas continuas y graduales para seguir ascendiendo en la senda del socialismo. Además de Shaw, varios personajes fueron miembros destacados de la sociedad, entre ellos Charlotte Wilson, Sidney Webb o H.G.Wells.

Ante todo, los fabianos destacaban por su pragmatismo. Intentaron siempre alejarse de ideas utópicas que no les pudieran llevar directamente hacia sus objetivos. Para crear una sociedad socialista se necesitaban medidas continuas, ideas en constante movimiento y desarrollo mediante unas instituciones ya existentes pero dentro de un panorama socialista. Debido a los problemas sociales de la época, uno de sus objetivos primordiales era terminar con el desorden y el caos económico existentes. Además de erradicar de una vez todos esos abusos que estaban provocados por el capitalismo. Pretendían extender una sanidad y una educación global y gratuita para todos los ciudadanos y una regulación muy detallada de las condiciones de trabajo para intentar eliminar de raíz la explotación infantil y los miles de accidentes laborales.

«La humanidad se cansa pronto de todo,

sobre todo de lo que más disfruta»

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Doce años después de su nacimiento se fundó el Partido Laborista Británico. Un partido que 16 años de historia (1922) ya logró convertirse en la segunda fuerza política del país, dejando por detrás al Partido Liberal. De hecho, los lazos de unión entre el Partido Laborista y la Sociedad Fabiana fue permanente durante toda la primera parte del siglo XX, siendo buena parte de los ministros aportados por el partido miembros de la sociedad.

Pero a partir del final de la década de los 30, y debido principalmente a diferentes posturas encontradas dentro de la sociedad y viendo los resultados y la experiencia de la Unión Soviética, comenzó su declive y la pérdida de su influencia, tanto a nivel social como en el mismo Partido Laborista. A partir de ahí, fueron los sindicalistas y la clase obrera la que tomó el relevo como voz de la calle y del pueblo. Su protagonismo decreció pero nunca desapareció, sobre todo su esencia y su pensamiento. Sus resultados fueron muy buenos y consiguió cumplir muchos de sus objetivos. Muchas de sus pretendidas reformas se pusieron en marcha durante la época de la Gran Depresión y también en los años posteriores. Una buena prueba de sus resultados fue el establecimiento del Estado del Bienestar a partir  de 1945.

«El hombre razonable se adapta al mundo;

el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo.

Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable»

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El Estado del Bienestar o Estado Benefactor (The Welfare State) era un concepto en el que se designaba una propuesta política o modelo general de Estado y de organización social, según la cual el Estado proveería ciertos servicios y garantías sociales a la totalidad de los habitantes de un país. Y fue tras el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando se puso en marcha. Aunque su idea provenía de años atrás y se le conocía en Inglaterra como ‘asistencia social’ o ‘asistencia pública’ bajo la denominación de ‘leyes de pobres’ (poor laws).En Francia, durante la época del Segundo Imperio (1852-1870), los republicanos ya hablaban de un Estado social, criticando la filosofía individualista de ciertas leyes.


El concepto original tenía la idea de establecer un reparto más equitativo de los beneficios y de la riqueza entre toda una población y evitar así el malestar social que llevó a muchas sociedad europeas a la confrontación y la guerra. Todo se amparaba en la búsqueda del pleno empleo y gracias a los impuestos que aportaban todos los ciudadanos establecer un sistema social para todos. Lo cierto es que ya durante la segunda parte del siglo XIX la mayor parte de los países de Europa Occidental comenzaron a hablar de la ‘cuestión social’, comandada por la presión de los movimientos obreros, que impulso a los gobiernos de la época a adaptar la legislación de entonces a la condición social de la clase trabajadora. Pero sólo se consiguieron medidas puntuales y con un nivel mínimo, pero el caso es que se abrió la puerta a la hora de proponer alternativas sociales. La Gran Depresión y el aumento de las dictaduras espolearon todos los odios y las represiones acumuladas. Aumentaron las protestas, las huelgas y el caos económico. Por supuesto, muchos totalitarismos asomaron la cabeza como garantes de la estabilidad y la seguridad, pero fue la reforma social demócrata y las élites políticas del momento las que se pusieron manos a la obra para intentar establecer un sistema distinto que garantizara la igualdad y la estabilidad entre la sociedad.

«En ningún otro momento, y en ninguna parte,

han sido los hombres más respetados, como hombres,

que en nuestra sociedad»

(Karl Popper, en 1956) 

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«Elige una mujer de la cual puedas decir:
Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor»
(Pitágoras)
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La tan manida revolución de la mujer de la década de los sesenta y setenta sigue vigente. No comenzó durante esa época y todavía no ha terminado. En algunos países ha avanzado de forma más eficiente y verdadera. En otros ha ido desarrollándose muy lentamente y en algunos parece que ni siquiera ha comenzado. El fenómeno social marcó un antes y un después. Fue un movimiento social revolucionario que marcó a millones de personas de distintas generaciones. Fue, ha sido, es y será un cambio lento, progresivo y, en muchos casos, silencioso. De todos depende de que se convierta en éxito y en algo duradero y global. Aunque se antoje muy difícil sólo el tiempo podrá dar su veredicto al respecto.
Durante toda la historia, las mujeres se han visto ‘sometidas’ a estructuras patriarcales, a la negación de muchos derechos humanos elementales y fundamentales. Las leyes que existían y que todavía existen en muchos lugares, además de los sistemas tradicionales, la educación, la cultura, la familia, la religión, todos han sido factores determinantes para que fuera muy difícil su evolución en la sociedad mundial. Se buscaba desde el origen una dependencia de la mujer en el hombre. Y en cierta forma era una forma de esclavitud. Cuando surgieron los movimientos feministas perseguían una igualdad absoluta de oportunidades y de igualdad de derechos. Pero ese camino no fue fácil, ni lo está siendo ni lo será en el futuro. Muchos factores obstruyen ese camino. Es una combinación de muchos elementos que dificultan el libre desenlace de los acontecimientos.
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Ya en la Edad Media, la conducta de la mujer era pautada de antemano, ya fuera por la sociedad, la familia o la religión. Se le convertía en novia o en esposa según los intereses. La imagen de una mujer soltera, independiente y autosuficiente no era bien vista pues representaba todo lo contrario de lo que se pretendía. Pero es que las mismas mujeres abogaban en su mayoría por esa conducta y se lo inculcaban a sus hijas. No hace tantas décadas que la educación marcaba el designio de las mujeres. Debían casarse y encargarse del hogar, tener hijos y dedicarse a su familia por encima de todo lo demás. Lógicamente, cuando lo analizamos con perspectiva, eso no tenía ningún sentido, ni a nivel individual ni social. La sociedad en sí está compuesta por hombres y mujeres y lo ‘ideal’ sería que cada persona o individuo hiciera o desarrollara las actividades que mejor pudiera realizar. Eso sería lo ideal. Otra cosa es lo que sucede en realidad. Pero no tiene ningún sentido negar la libertad individual de las personas, ya sea por género, raza o religión. Los derechos son de los individuos.
Las mujeres comenzaron su particular lucha por la igualdad hace muchas décadas. Son famosas aquellas imágenes de las mujeres inglesas que salieron a la calle en el siglo XIX pidiendo el voto femenino.  Algo que hoy en día parece natural pero que fue una batalla constante para millones de mujeres de todo el mundo. El hombre, como género humano diferenciado de la mujer, siempre intentó mantener el poder, ya fuera legalmente, mediante leyes que él mismo dictaba, o mediante la fuerza. Para muchos personas, sobre todo hombres, el concepto de poder se relaciona con el grado de fuerza que se tiene. La intimidación ha servido para ello y la mujer tuvo que saber jugar sus armas de otra manera. El primer sufragio femenino se realizó en Nueva Jersey en 1776 aunque se rescindió en 1807. En la mitad del siglo XIX varios países garantizaron el sufragio femenino y el primero en hacerlo fue Australia en 1861. Aunque el primer sufragio sin restricción alguna y donde las mujeres podían presentarse a las elecciones se realizó en Nueva Zelanda en 1893.
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Para cambiar conceptos y mentalidades, lo primero que había que hacer era educar.  Un dato es curioso: en casi todos los países de la Unión Europea el índice de mujeres que terminan sus estudios superiores es mayor que el de los hombres. Antes el trabajo requería de esfuerzo físico y el hombre era ideal, con el avance tecnológico se han creado muchos puestos de trabajo que las mujeres pueden ocupar. La mujer entró en la escuela y en la universidad. Pero también necesitaba independencia económica. Y para eso comenzó a adentrarse en el mundo laboral. No fue fácil. Y no está siendo fácil. Las desigualdades son evidentes todavía. Las relaciones de pareja también cambiaron. El nuevo rol de la mujer les hizo más fuertes y más decisivas. Las familias se adaptaron a los cambios aunque de forma lenta.
Los cambios sociales suelen llevar tiempo y muchas voces en contra. No es fácil. No se trata de que sea fácil sino de que se consiga. Una vez el cambio logra su objetivo todo parece normal. Pero para que se produzcan esos cambios hay que pensar que no sólo es cosa de las propias mujeres. De hecho, muchas mujeres de esas generaciones estaban totalmente en contra de muchos de esos cambios. La educación recibida, la tradición, la religión y la propia mente conservadora hicieron estragos para muchas de ellas, que jamás vieron la posibilidad de cambiar el concepto de vida que les habían impuesto. Pero también había que contar con muchos hombres de otra mentalidad, que impulsaron con su ayuda el cambio. Puesto que si no hubiese sido imposible.
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Parece que Europa sea el ejemplo de la modernización en ese sentido pero la realidad dice que ahí la desigualdad entre el salario de hombres y mujeres sigue estando por encima del 20%. La mujer occidental tiene hoy varios retos básicos: compaginar su vida laboral y su realización profesional con la maternidad. El cambio de rol que ha experimentado el hombre occidental al respecto ha hecho que la cosa cambie. Los países escandinavos fueron los primeros en ver que las tareas de la casa y de los hijos podían repartirse de manera natural y hoy es algo que cada día es más aceptado, sobre todo por hombres. El trabajo y el esfuerzo de la mujer que se quedaba en casa para criar a sus hijos no se vieron recompensados. La mujer de hoy sabe que para que se le reconozca debe salir fuera y no ser sirvienta de nadie. El trabajo la hizo capaz de ser libre, de tener cubiertas sus necesidades económicas y de realizarse personalmente y crearse una carrera profesional.
Pero, curiosamente, la revolución de la mujer vino también relacionada con las crisis económicas. En tiempos de guerra, las mujeres adquirieron roles sociales jamás presenciados simplemente por la necesidad de la sociedad en cuestión. Y el desempeño de nuevos roles en la mujer no ha parado de extenderse. La mujer ya está integrada en la vida laboral, en muchos casos ocupando puestos que antes estaban destinados únicamente a hombres. Ha desarrollado el rol del hogar, puesto que la independencia de la mujer logró el divorcio y vio cómo tenía que hacerse cargo de los hijos de la pareja, en muchos casos sin tener que abandonar sus obligaciones laborales. Entre 1980 y 2000 el aumento de la mujer en el mundo laboral se incrementó en más de un 20%. Actualmente supera el 70%. Hay que recordar que a principios de la década de los 70 ese porcentaje no sobrepasaba el 15%. Pero el cambio también se ha desarrollado dentro de los puestos de trabajo. Ahora, casi el 75% de las mujeres que trabajan, están tituladas o son profesionales, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje apenas supera el 50%. Si nos fijamos en las estadísticas en cuanto a titulaciones de educación superior, en los hombres representa el 20% del total, mientras que en las mujeres roza el 40%. El porqué de todo esto sólo puede tener una respuesta: la formación educativa.
Quizá el cambio más significativo desde los años sesenta y setenta ha sido la mentalidad del propio hombre. Aunque no de todos. De hecho, la mentalidad del hombre en casi todo el mundo sigue siendo machista. El machismo se define como el conjunto de actitudes y prácticas sexistas llevadas a cabo en pro del mantenimiento de órdenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas. Es el mayor causante de la homofobia. Y se distinguen distintas capas de machismo desde la infancia hasta la edad adulta. El machismo va cogido de la mano de la ignorancia. Cuando la ignorancia domina y gobierna las mentes fenómenos como el machismo campa a sus anchas. Para cambiar esa mentalidad hay que cambiar la educación. Y aún cambiando la educación nunca tenemos la seguridad de que ese pensamiento vaya a cambiar, aunque por lo menos ayudará a no desarrollarlo. El hombre como hombre siempre ha creído ser alguien superior con respecto a la mujer. Tanto a nivel físico como mental. El porqué de todo eso nunca se ha podido explicar del todo porque los argumentos se caen como castillos de naipes. El machismo ha traído consigo comportamientos que se han convertido en lacras para la sociedad, como por ejemplo la violencia doméstica, la violencia sexual y la trata de mujeres.
Los hogares han cambiado. La familia como concepto tradicional ha cambiado. Muchos hogares son monoparentales y en su mayoría con mujeres al frente. Más del 30% de los hogares están gobernados por mujeres. La mujer también se ha dado cuenta de que puede ser madre sin necesidad de tener que ‘aguantar’ a nadie. El número de madres solteras no se ha detenido. Las relaciones de pareja han cambiado porque las mujeres se dieron cuenta de que podían dejar a sus parejas, pero los hombres también evolucionaron en ese sentido, aunque no todos. Para muchos hombres su mujer es suya, es como una propiedad. Perder a su pareja porque ella lo decida no entra en sus planes o en su cabeza, simplemente porque le educaron así. Y muchas veces esa educación vino proporcionada por sus propias madres. El machismo era cosa de hombres y mujeres.
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Pero hay un error cuando se identifica al feminismo o al movimiento que engloba el término con la idea única del género humano. El feminismo no es sólo arropado, apoyado y trabajado por mujeres. Para que el movimiento pudiera tener un empuje se tuvo que valer también de muchos hombres, como ahora y como en el futuro. Es necesario un cambio mental en la sociedad global, en su conjunto, en hombres y mujeres para lograrlo. Muchas veces el término ‘feminismo’ ha sido tratado injustamente, siendo criticado más de la cuenta. Pero eso ha sido por parte de los que abogan porque la tradición continúe y los cambios no se vean logrados.

La foto de la semana (88)

Publicado: 8 de enero de 2013 en Fotos de la semana
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«No hay seguridad en esta tierra,

sólo hay oportunidad»

(Douglas McArthur)

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«Cualquier sociedad

que renuncie a un poco de libertad

para ganar un poco de seguridad,

no merecen ninguna de las dos cosas»

(Benjamin Franklin)

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A veces, sólo a veces, te das cuenta de que hay cosas que las tienes muy claras…

Diario de pensamientos : Jueces y jueces

Publicado: 12 de diciembre de 2012 en Diario de pensamientos
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«Debemos recordar

que tenemos que hacer jueces con hombres,

y que por el hecho de ser nombrados jueces

no disminuyen sus prejuicios

ni aumenta su inteligencia»

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El juez es la autoridad pública que sirve en un tribunal de justicia para aplicar la ley las normas jurídicas. Es esa persona que resuelve una controversia o que decide el destino de un imputado en un delito, tomando en cuenta las evidencias o pruebas presentadas en un juicio. Jurídicamente, es un órgano judicial compuesto por personas físicas. La mayoría son empleados o funcionarios públicos aunque todo ello depende de cada país y suelen ser remunerados por el propio Estado dentro del llamado Poder Judicial. Se caracterizan por su autonomía, independencia e inamovilidad. Se les supone objetividad y ausentes de prejuicios y opiniones preestablecidas. Gozan de independencia para actuar aunque sus resoluciones pueden ser revisables por sus superiores, mediante los recursos judiciales, pudiendo ser éstas confirmadas, modificadas o revocadas.

Cuatro características corresponden al juez:
Escuchar cortésmente,
responder sabiamente,
ponderar prudentemente
y decidir imparcialmente»
(Sócrates)
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Partiendo de esta premisa deducimos que cuando elegimos a un juez lo hacemos por su experiencia, por sus conocimientos, por su carrera, destreza, capacidad, imparcialidad, sensibilidad y su virtud en impartir justicia. Digamos que colocamos en esos puestos a los que mejor representan esos valores y confiamos en ellos nuestra capacidad de justicia como sociedad. Pero todo esto queda en evidencia cuando vamos descubriendo resoluciones a diario que demuestran la incapacidad de muchos de ellos para ser jueces. La pregunta clave sería cómo han podido llegar a serlo.
«Aléjese de los palacios el que quiera ser justo.
La virtud y el poder no se hermanan bien»
(Marco Lucano)
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El derecho es un sistema complejo de normas y actos jurídicos establecidos de antemano. Pero los órganos de aplicación deciden el significado de la norma y los jueces son los encargados de su interpretación. Cada vez más complicado. Porque cada uno puede tener su propia interpretación de la norma y de lo que es para él la justicia en cada caso y en cada momento, pero siempre teniendo en cuenta su manera de pensar, porque por mucho que nos digan que son imparciales y objetivos no podemos creerlo viendo lo que se determina en algunas salas de justicia. Tener fe en la justicia es como tener fe en un Dios. Unos la tienen y otros no. Todo es defendible y respetable, pero encontrar pruebas de que exista ya se convierte en algo más serio, aparte de ser bastante improbable. ¿Qué es la justicia?
En este mismo blog se preguntó a los lectores si creían en la justicia y el 80% respondió que no. No debe ser una casualidad. La mayoría de la gente no cree en la justicia. Y si no creen es porque no hay muestras de ello en su entorno ni en los miles de casos que ven a diario. Ser juez es difícil y es la prueba más palpable de que ser juez es ser defectuoso. Se equivoca constantemente y puede establecer e interpretar normas que sólo él/ella entiendan. Y por ser juez no tiene la varita mágica para interpretar. Lo que ocurre es que ya vienen siendo habituales los casos judiciales que llaman poderosamente la atención en los últimos tiempos y que no pueden pasar desapercibidos.
No hace mucho un tribunal de la Audiencia de Madrid absolvió a un individuo por dar palmaditas en las nalgas a dos de sus empleadas. Según cuenta la noticia, este tipo se atrevía un día a besar en los labios a una de las víctimas, y otro día les acariciaba una pierna o el pelo. Un día su ardor iba a más y les abrazaba efusivamente. Y a pesar de las quejas de sus empleadas osó darles palmadas en sus nalgas o escribirles cartas incluyendo frases como ‘eres la mujer de mi vida’. Esto ocurría en una farmacia de Madrid y las dos empleadas denunciaron el hecho. El auto concluyó siendo condenado el individuo a tres meses de prisión y al pago de una indemnización de más de 10 mil euros. Pero el fallo pasó a la Audiencia Provincial de Madrid y tras su revisión el farmacéutico ha sido absuelto al entender que nunca hubo acoso sexual, y si hubo algo tan sólo fueron abusos. Curiosamente, un delito más grave, pero por el que no se le acusó, con lo cual no se le puede acusar ahora. Los magistrados concluyen que las situaciones descritas por las dos mujeres (por las que sufrieron depresión) no pueden ser estimadas como suficientes para configurar esa situación objetiva e intimidatoria, hostil y humillante que marca la ley. Tampoco creen que las acciones del acusado supongan proposiciones de relación sexual, a pesar de haberlas invitado a dormir una siesta en un hotel próximo al lugar de trabajo, sino la realización de actos de contenido sexual. Esa sentencia fue votada por unanimidad y firmada por el magistrado Julián Abad Crespo, donde intervinieron también los magistrados Jesús Serrano y José Manuel Fernández Prieto. Y para dar el toque final argumentan que todo ello ‘podría constituir un supuesto fáctico para una condena por delitos de abusos sexuales’.
Julián Ríos, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Comillas explica que aunque pueda parecer lo contrario, el Código Penal es muy claro al respecto y que la sentencia puede no ser jurídicamente criticable. Digamos que los magistrados no aprecian en lo ocurrido la gravedad exigida por la ley en las situaciones. Puede serlo o parecerlo a nivel coloquial y definirse la situación como acoso sexual, pero jurídicamente no es así. La conclusión es que las dos mujeres llevaron el caso por vía penal cuando por vía laboral la tipificación de esos delitos es más amplia. Lo curioso de todo esto es que los delitos por esa vía prescriben al año y los hechos acaecidos ocurrieron hace diez años.
Si nos paramos a analizar la situación nos damos cuenta de que algo falla, de que algo no va bien. Unos dirán una cosa, otros otra. Pero mi pregunta es: ¿si este caso hubiese sido contra una esposa o hija de unos de los magistrados pensarían lo mismo o alegarían otras causas o interpretaciones a las leyes? Casos como éste son una buena muestra de que la justicia de ciega tiene poco y de que los ciudadanos se fían muy poco de ella. Y no es para menos. La interpretación de la misma escena por parte de cada uno es diferente y sólo nos queda tener suerte con el juez que nos toque. Hay una gran frase que me hace reír cada vez que la oigo y que dice que todos somos iguales ante la ley… Lo peor de todo es que muchos de estos jueces que van dando ‘ejemplos de justicia’ duermen por la noche como si aquí no hubiera pasado nada.

La foto de la semana (79)

Publicado: 30 de octubre de 2012 en Fotos de la semana
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«Para mí, sólo es justificable la violencia contra el tirano,

pues el tirano es la encarnación de la violencia

y utilizarla contra él es una forma de destruirla»

(José Ferrater Mora)

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«No vayas contra lo que es justo

para conseguir el elogio de los demás»

(Lao Tsé)

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«El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria»

Ernesto Sábato

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 «Uno puede defenderse de los ataques; contra el elogio se está indefenso»

(Sigmund Freud)

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 «La educación es la vacuna contra la violencia»

(Edward Olmos)

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John le Carré

Publicado: 27 de octubre de 2012 en Literatura
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Quizá es el oficio más tentador, más atrayente por su atmósfera solitaria, oscura, poco superficial. Quizá es un campo tan desconocido que atrae por sí solo, por su mezcla de la  ignorancia que mostramos ante él  y la osadía y el atrevimiento que creemos atesorar. Todos llevamos un espía dentro de nosotros. El reto de descubrir lo que otros no podrán. El objetivo de encontrar lo que nadie hubiera podido imaginar. El espionaje ha sido, es, y será, un fenómeno de masas, aunque muy pocos sean los que verdaderamente puedan hablar de ello con absoluta certeza, realidad y experiencia. Tiene un rasgo que lo hace antisocial, por lo poco que se sabe de él, o por toda la leyenda que le rodea. Porque todo el mundo cree conocer algo de ese mundo cuando realmente no tiene ni idea de lo que se mueve detrás de todos esos hilos. Fue un oficio que destacó desde hace siglos aunque tuvo su esplendor durante las Guerras Mundiales y durante la famosa Guerra Fría. Una vez leí una frase que decía que para conocer al enemigo lo mejor es conocerlo a fondo, indagar sobre él, leer sus libros y a sus escritores, excavar dentro de su esencia para poder hacerle vulnerable. Porque de eso se trata, de encontrar la vulnerabilidad del enemigo, en eso consiste básicamente el espionaje.

Desde la Antigüedad se encriptaba la información de los reinos e imperios. La amenaza constante del enemigo para descubrir los secretos, los planes y los objetivos de cada uno de esos enemigos era un importante y suficiente estímulo a la hora de intentar guardarlos a salvo e intentar que nadie los descubriera. La referencia más antigua que se tiene de espionaje tal como lo conocemos se le atribuye a Sun Tzu en su libro ‘El arte de la guerra’. Sun Tzu fue un militar chino, estratega militar y filósofo. Se le considera autor de ese libro y está considerado como uno de los libros más influyentes sobre estrategia militar. Una historia que ha tenido un impacto significativo en la historia y culturas chinas y también asiáticas. Hoy ya se puede calificar de leyenda. Incluso algunos historiadores tienen ciertas dudas de que Tzu existiera realmente. Para él, el arte de la guerra consistía no en exterminar al rival en la lucha sino en vencerlo sin necesidad de recurrir a la lucha, ese era el verdadero arte de la guerra.

Dicho así, el espionaje juega una baza muy importante para intentar derrotar al enemigo fuera del campo de batalla, creando un ejército de soldados invisibles, o no, o solamente para el enemigo. Un arte y un juego de poder, oscuro, aparentemente silencioso y desconocido, que se extiende incluso entre las vísceras del más poderoso rival para derrotarle desde dentro. Un caballo de Troya moderno, lleno de sofisticación e inteligencia, bien preparado, buscando siempre el lado más débil para poder atacar desde el interior. Un virus que se introduce en el disco duro del enemigo más vital y lo destruye sin remordimientos.

Ya en los escritos más antiguos de la cultura china se descubren grandes recomendaciones y formas de obtener información importante de los enemigos de la época. Los antiguos egipcios tenían un sistema muy desarrollado para la adquisición de información. Conocer otros idiomas ha significado un gran avance para arrebatar información y hacerse pasar por uno de los enemigos. Los griegos encriptaban toda la información y también  sus escritos. Al igual que los romanos, famosos por cifrar los mensajes, sobre todo los que se enviaban lejos. Tiempos después nadie supo desencriptar aquellos mensajes. Con el paso de los siglos ese arte de esconder la información o de descubrirla se fue sofisticando cada día más, innovando en todo aquello que las mentes exitosas pudieran. Pero con el invento del telégrafo en 1840 se inició una nueva época, sobre todo en el mundo de la información.

Hay muchas técnicas de espionaje, pero quizá las más clásicas e importantes han sido mediante la infiltración y la penetración, usando diversas artes, como el soborno, el chantaje o la simple habilidad de cada uno. Acaso la penetración se ha implantado como la forma preferida, dado que es más segura y porque requiere menos esfuerzo logístico que la infiltración. Con el desarrollo de nuevas tecnologías las técnicas han ido avanzando hasta rincones insospechados. Además del clásico espionaje militar y político, ahora se ha añadido a esa gran gama el espionaje industrial por lo que repercute económicamente en las arcas de grandes compañías.

La literatura de espionaje también ha tenido un capítulo aparte. Ha habido y hay grandes escritores que se especializaron en ese género y algunos destacaron por encima de otros. Hay uno que es calificado como ‘el maestro’. Me estoy refiriendo a David John Moore Cornwell, más conocido como John le Carré, nacido en Dorset, Inglaterra, en octubre de 1931. Sus mejores obras estuvieron relacionadas con los años de la Guerra Fría. Estudió en las universidades de Berna y de Oxford y fue profesor en Eton entre 1956 y 1958. Curiosamente, perteneció al cuerpo diplomático británico entre 1960 y 1964. Conoció los entresijos desde dentro y comenzó a escribir sobre ello. Cuando la Guerra Fría terminó comenzó a estudiarla  bien a fondo. Investigó todos los pequeños detalles de una compleja realidad internacional que asustó al mundo durante muchos años. Todos sus personajes son solitarios, complejos, introvertidos y bastante turbios. No ha creado héroes ni leyendas novelescas, sus personajes encarnan perfectamente a esos espías anónimos que trabajaron para gobiernos que buscaban incesantemente toda la información posible del enemigo o provocar sabotajes dentro de su núcleo. Fue y es un gran conocedor de los estados soviéticos, tanto de la URSS como de los países satélites. Estudió a fondo la estructura militar, política y social de todos esos países que durante tantos y tantos años se amenazaban constantemente uno al otro, y que con un ejército de espías introducían numerosos agentes para poder adelantarse al rival. Muchas de sus novelas han sido llevadas al cine y con bastante éxito. El cine también ha tratado durante toda su historia el ambiente del espionaje y John le Carré ha sido un donante de historias para el séptimo arte. Un escritor que no admite premios literarios, ni títulos ni distinciones, que pocas veces aparece en público y que ha llevado una vida bastante anónima, a pesar de que muchos londinenses conocen perfectamente la ubicación de su casa. Si hablamos de literatura de misterio y de espionaje sin duda este es el mejor ejemplo de ello. Nos sorprenderá cualquiera de sus libros por su amena forma de escribir, de narrar las escenas y de describir los personajes y los escenarios de los años más oscuros de la Europa Occidental. Un mundo creado en la mente de un hombre que tiene mucho de verdad y que aunque pueda parecer novelesco nos adentra a un submundo del que poco conocemos y que tanto deseamos conocer.

Entre sus libros más famosos se pueden destacar por ejemplo la novela que le dio un gran éxito de ventas: ‘El espía que surgió del frío’ (1963), un éxito que le sirvió para dedicarse íntegramente a la literatura. Aunque anteriormente había publicado ‘Llamada para el muerto‘ (1961). Éste último pasó desapercibido, al igual que su segunda publicación ‘Asesinato de calidad‘ (1962).Otros títulos conocidos fueron ‘La chica del tambor’ (1983), ‘La casa Rusia’, ‘El jardinero fiel’, ‘El sastre de Panamá’, ‘El topo’ (1974). Su últimas novelas publicadas han sido ‘La canción de los misioneros‘ (2006), ‘El hombre más buscado’ (2008) y ‘Un traidor como los nuestros’ (2010).

 

Ulrich Beck

Publicado: 4 de octubre de 2012 en Literatura
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“En la sociedad,

el hombre sensato es el primero que cede siempre.

Por eso, los más sabios son dirigidos

por los más necios y extravagantes”

(La Bruyère)

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La sociología es la ciencia social que estudia los fenómenos colectivos producidos por la actividad social de los seres humanos dentro del contexto cultural e histórico donde se encuentran. Hay múltiples técnicas de investigación para analizar e interpretar las diversas teorías, las causas, los significados y las influencias culturales que motivan la aparición de diversas tendencias de comportamiento en el ser humano cuando se encuentra en un grupo social y dentro de un hábitat compartido. Es una ciencia relativamente joven y los orígenes de la misma se encuentran en nombres como Auguste Comte, Karl Marx, Emile Durkheim, entre otros. Pero ya en la Edad media, algunos pensadores de origen árabe realizaron algunas reflexiones que hoy en día se podrían considerar sociológicas.

Quizá el siglo XX representó como ninguno el ascenso y la consolidación de la sociología como ciencia que podía utilizarse tanto a nivel público como privado. Aparecieron nuevos nombres que le dieron a esta ciencia un lugar en el mundo y que la colocó como instrumento para conocer y analizar mejor a las sociedades de cualquier parte del mundo. Nombres como Marcuse, Mills, Bourdieu o Luhmann, pero también los hay mucho más contemporáneos y que quizá han tenido una mayor influencia en las masas sociales debido a los cambios tan drásticos que se desarrollan con mayor frecuencia en la sociedad. Esos nombres son más conocidos y aparecen ya en muchos artículos de prensa, en radio, en televisión y en muchos libros de cabecera tanto para estudiantes, empresarios como lectores asiduos en materia social. Entre esos nombres destacan Ritzer, Giddens, Baumann, Castells, Touraine o a Ulrich Beck.

“El hombre ha sido formado para vivir en sociedad

y ni es capaz de vivir solo ni tiene valor para hacerlo”

(Willian Blackstone)

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Ulrich Beck nació en Alemania en mayo de 1944. Actualmente es profesor en la Universidad de Múnich y también de la London School of Economics. Si ha destacado en el ramo de la sociología es en la profundización que ha llevado a cabo sobre los aspectos de la modernización, los problemas sociológicos, la individualización y la globalización. Últimamente ha elaborado estudios sobre la exploración de las condiciones tan cambiantes del trabajo en el mundo capitalista global, como de la pérdida de poder de los sindicatos y de la flexibilización de los procesos del trabajo, una teoría que tiene su origen en el concepto de cosmopolitismo. Pero también ha estado interesado en abordar temas relacionados con su país, como los nuevos conceptos sociales alemanes, incluyendo la llamada sociedad del riesgo y la segunda modernidad.

Los estudios acerca de la sociedad surgieron mucho antes de que el término de la ciencia fuera conocido o utilizado. La antropología no se adentraba en temas más específicos y la sociología podía considerar la diversidad de los usos y costumbres entre las distintas sociedades, haciendo comparativas de análisis y haciendo que muchos pensadores e intelectuales de todo el mundo se sintieran atraídos cada vez más por esta materia. Escritores de la era de la Ilustración ya eran grandes sociólogos, aunque nadie los consideró como tales, ejemplos claros son Montesquieu, Rousseau, Vico o Voltaire. Todos ellos y muchos más se interesaron por analizar las instituciones sociales y políticas europeas. Fue Lord Kames quien inició la investigación para conocer las causas del llamado cambio social como tal y tras su visión aparecieron nuevas voces, esta vez más conservadoras, que estaban interesadas en conocer las razones de los cambios y la estabilidad existente en la sociedad misma. Esta corriente de pensamiento estaba liderada por Joseph de Maistre y Edmund Burke, quienes nunca se cansaron de criticar muchas de las versiones de los intelectuales de la Ilustración.

Si nos adentramos en la magnífica obra de Beck nos daremos cuenta de que adopta una posición crítica, enfrentándose siempre a las corrientes del postmodernismo. Junto con Giddens defiende la sociología reflexiva, para no abandonar el análisis crítico frente a los problemas actuales que nos rodean. Siempre se ha interesado por los problemas que acaecen dentro de la nueva sociedad, que nada tienen que ver con los problemas sociales acaecidos anteriormente en sociedades precedentes, pero sin abandonar el sentido crítico a los problemas actuales. Si de algo se percata es que la sociedad actual es una fuente de incertidumbre, de inseguridad y de riesgo. La misma sociedad postmoderna asume y se resigna a cargar un riesgo en su propia identidad que encierra una grave contradicción: el peligro de supervivencia de la especie. Los medios de comunicación tienen un papel muy importante en la representación de los riesgos y la búsqueda de soluciones, aumentando el poder y el control social. Su pensamiento está marcado por las constantes de una sociedad sometida constantemente a los riesgos, muy fuertes, a los procesos de individualización. La actualidad del hombre social hoy en día está marcada por las noticias, pero noticias pesimistas, como pueden ser las económicas, las bélicas, las financieras o las ecológicas. El hombre vive en constante riesgo y no se lo puede quitar de encima. Pero Beck siempre ha distinguido una primera modernización, que es aquella que discurre a lo largo de la industrialización y la creación de la sociedad de masas; y una segunda modernización, que es aquella propia de cualquier sociedad que tiende a globalizar y que está en continuo cambio y desarrollo.

“La base de todas las sociedades grandes y duraderas ha consistido,

no en la mutua buena voluntad que los hombres se tenían,

sino en el recíproco terror”

(Thomas Hobbes)

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Lo que es evidente es que la sociedad de hoy nada tiene que ver con la sociedad de ayer, o de hace unos años, por no pensar en la sociedad de hace 50 años. Cuando se llevó a cabo la revolución industrial el valor más importantes a nivel cultura y social era la familia, pero con el paso de las décadas ese valor pierde prestigio y preponderancia para ser la individualización el nuevo concepto social para el individuo dentro de una sociedad de riesgo. La típica frase ‘sálvese quien pueda’ podría definir muy bien el sentido de la teoría. Vivimos en la época total de la incertidumbre, donde nada se puede dar por sentado, donde nada es seguro y todo está bajo el riesgo continuo. La estabilidad se desvanece y la seguridad económica, social y militar es cada vez más frágil. Según Beck, hay que contrarrestar el excesivo peso del mercado y sus efectos y ampliar el círculo social y cultural del individuo, con el objetivo de alcanzar un equilibrio y disminuir la incertidumbre. También ve necesario un cambio de mentalidad en los Estados para que desarrollen un proceso de cohesión internacional y de cooperación, teniendo que reconocer la diversidad e individualidades para abordar una nueva modernidad.

¿Qué es la sociedad de riesgo? Según la definición del sociólogo, es la fase de desarrollo de la sociedad moderna donde los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar a las instituciones de control y protección de la sociedad industrial. Hay varias características a destacar: los riesgos causan daños y a menudo son irreversibles; el reparto e incremento de los riesgos sigue en proceso de desigualdad social; el riesgo es un negocio, una oportunidad del mercado; hay un vacío político e institucional; hay un proceso de individualización en las nuevas sociedades; y existe un retorno claro a la incertidumbre, el riesgo de lo impredecible y de las amenazas de la sociedad industrial.

La misma sociedad se está convirtiendo en un problema para ella misma. Lo colectivo se agota y el individuo busca nuevas formas de identificarse dentro de su nueva sociedad. Todos los conceptos clásicos de sociedad van modificando su estructura para pasar a desarrollar un complejo estado de inseguridad y duda, un estado anormal donde el individuo lucha por sí solo contra todas las adversidades y donde lo social o el conjunto dejan de tener significado o importancia. Con semejante descripción no queda otra que suspirar y desear que todo emerja en otra dimensión, bastante más diferente y alentadora que la actual, puesto que si continuamos por este camino, y no hay nada que pueda hacer pensar lo contrario, estaremos mucho más perdido de lo que lo estaban las sociedades anteriores.

La Independencia mexicana

Publicado: 16 de septiembre de 2012 en Historia
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Habría que comenzar comentando que la política española con respecto a todas sus conquistas fuera de sus fronteras se podría adjetivar con una sola palabra: explotación. No hay que ser un gran historiador para darse cuenta de que la corona española vio en ese llamado Nuevo Mundo la gallina de los huevos de oro, un tesoro interminable desde el cual poder financiar las eternas guerras que realizaba en Europa, además de garantizar una vida de lujo para la nobleza y poder llevar el cristianismo a nuevos territorios, construyendo iglesias, palacios y monasterios tanto en España como por toda América. La corona creó leyes que le garantizaban una quinta parte de todo el oro que llegara de América. De ahí que también los conquistadores, los soldados y los colones vieran grandes posibilidades de futuro y de enriquecerse fácilmente y en poco tiempo. En México, durante el siglo XVIII, algunos de ellos habían amasado grandes fortunas gracias a la minería, al comercio y a la agricultura. Todos ellos poseían grandes haciendas y explotaban a todos sus trabajadores.

La ciudad de Querétaro se convirtió en un hervidero de criollos que fraguaron una rebelión contra el gobierno español. El padre Miguel Hidalgo la desencadenó desde su propia parroquia de Dolores el 16 de septiembre de 1810, fecha que ha quedado como fiesta nacional mexicana. Pero el camino hacia la independencia fue muy duro. El resultado fueron más de once años de lucha entre independentistas y realistas, así como la muerte de muchos de los líderes rebeldes. En 1821, el general rebelde Agustín de Iturbide se reunió con el nuevo virrey español Juan O’Donojú en Córdoba y ambos acordaron los términos para la independencia mexicana. Pero los siguientes años y las siguientes décadas del país como nación independiente no fueron un camino de rosas, todo lo contrario. Hubo mucha inestabilidad política y acabó en una represión tan grave que se convirtió en una revolución social. Es cuando apareció la lucha entre conservadores y liberales.

De todos los personajes históricos de esa época sólo uno de ellos era liberal: Benito Juárez. Los otros dos, Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz comenzaron siendo liberales para acabar convirtiéndose en conservadores. Fue un momento duro para el país que vio como entre 1921 y mediados de la década de 1860 fue invadido por tres países, lo que condujo a perder grandes extensiones de territorio a manos de Estados Unidos y una época en la que vivió más de cincuenta cambios de presidente. Ninguno de ellos y ningún gobernante importante se preocupó por fomentar la educación ni la economía. El resultado de todo ello fue el aumento imparable de la corrupción. Todos los gobernantes que se fueron sustituyendo unos a otros fueron casi todos de origen español.

Uno de los personajes de la época fue el militar Santa Anna, famoso por haber derrotado a una pequeña fuerza invasora española en Tampico en 1829 y que dos años más tarde derrocó al presidente Anastasio Bustamante para ser elegido presidente en 1833, aunque si es conocido en la historia mexicana fue por su derrota a manos de EEUU en la famosa batalla de Texas en 1836 y sus pérdidas de territorio en la guerra de 1848 también a manos estadounidenses. Concluyó vendiendo las últimas zonas que poseía México en Nuevo México y Arizona por 10 millones de dólares, conocido con el nombre de Tratado de Gadsden en 1853. Ese hecho provocó la revolución de de Ayutla que echó a Santa Anna del poder.

Curiosamente, justo después, fue un indígena de Oaxaca, quien protagonizó el papel determinante en la historia mexicana. Su nombre era Benito Juárez. Miembro del nuevo gobierno liberal en 1855 impulsó la era conocida como Reforma, con la intención de desmantelar el estado conservador asentado en México. Fue nombrado presidente en 1861. Tras la invasión por parte de Francia tuvo que exiliarse con su gobierno a distintas provincias recuperando el control en 1866. Su ambición se vio contemplada con el programa de reformas económicas y educativas. Promulgó la escolarización obligatoria, construyó el ferrocarril en la capital y Veracruz y creó el cuerpo de Rurales (fuera policial rural) para asegurar el transporte de mercancías por todo el territorio mexicano. Por todo ello, Juárez es una de las pocas figuras históricas mexicanas que goza de una reputación intacta. Su lema era : ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’.  

A Juárez le sustituyó Porfirio Díaz, quien gobernó 31 años entre 1876 y 1911. A este período se le conoce con el nombre de Porfiriato. Díaz fue el encargado de llevar a México a la era industrial, promovió numerosas obras públicas, líneas telefónicas y telegráficas, y una red ferroviaria muy notable. Libró al país de muchas guerras civiles. Por el contrario, prohibió la oposición política, las elecciones y la libertad de prensa. Despojó a los campesinos de sus derechos a sus tierras y los trabajadores se vieron en unas condiciones laborales terribles. El país se mantuvo en paz gracias a la acción del ejército y del cuerpo de Rurales, que ya se convirtieron en amenazas temibles para el pueblo. La tierra y la riqueza quedaron en manos de unos cuantos, una pequeña minoría. Todo eso provocó la revolución mexicana de 1910.

Esta revolución es conocida por los mexicanos como ‘la Bola’. No fue una lucha entre bandos definidos, tampoco entre facciones políticas. Hubieron constantes alianzas entre fuerzas y líderes de todas las tendencias políticas. Fue una década de anarquía y violencia que supuso la muerte de un millón de personas. En total supuso la pérdida de un 10% de la población total. Los conservadores fueron desbancados por reformistas y revolucionarios pero estos dos bandos nunca se pusieron de acuerdo. No se pudieron obtener gobiernos estables. Se cambió de una dictadura de Porfirio Díaz a un gobierno radical. Francisco Madero, un rico liberal de Coahuila fue encarcelado por Díaz para evitar que pudiera ganarle en las elecciones de 1910. Cuando fue liberado intentó alzar a la nación y consiguió que se creara una rebelión que se extendió por todo el país. Díaz dimitió en 1911 y Madero fue elegido presidente.

Pero Madero fue incapaz de apaciguar los ánimos de las facciones en lucha. Se crearon dos bandos bien diferenciados; por un lado, los reformistas liberales, liderados por el propio Madero; y por otro lado, un grupo de líderes más radicales, en el cual estaba al frente Emiliano Zapata, quien luchaba por el traspaso de las tierras de las haciendas a los campesinos con el famoso grito de: ‘Tierra y libertad’. En 1913, Madero fue derrocado por Victoriano Huerta, uno de sus generales que se pasó al bando de los conservadores. Madero fue ejecutado y Huerta se convirtió en presidente. Tres líderes del norte se unieron en su contra, conocida esta unión como el Plan de Guadalupe. Estos líderes eran Venustiano Carranza, Pancho Villa y Álvaro Obregón. Zapata nunca dejó de luchar contra Huerta. Pero, como siempre había ocurrido, volvieron a estallar combates entre las facciones vencedoras. Por un lado Carranza y Obregón lucharon contra Zapata y Villa. Aunque estos dos últimos nunca llegaron a firmar un acuerdo tácito de unión, con lo cual Carranza acabó venciendo. Los zapatistas reclamaron reformas en el estado de Morelos pero Carranza ordenó asesinar a Zapata en 1919. Un año después el mismo Carranza fue asesinado por orden de Obregón, su antiguo aliado. Pancho Villa fue asesinado en 1923. El resultado de diez años de batallas sin fin fue un reguero de muertes, pobreza, un país asolado y una economía en bancarrota.

La foto de la semana (72)

Publicado: 11 de septiembre de 2012 en Fotos de la semana
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INDIGNACIÓN: 

La indignación suele ser una reacción espontánea contra algo que se considera inaceptable

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«Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada.

Se limitan a llorar.

Pero cuando su tristeza se convierte en indignación,

son capaces de hacer cambiar las cosas»

(Malcolm X)

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«Conjugación del verbo ‘votar’:

Yo voto, tu ganas, él pierde, nosotros nos jodemos, vosotros os forráis, ellos se van al paro»

(Anónimo)

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Diario de pensamientos: El turista ruso

Publicado: 5 de septiembre de 2012 en Diario de pensamientos
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Se ha convertido en los últimos años en el poder de seducción más deseado por todos los que se dedican al mundo del turismo en todo el mundo. Dicen que quizá el próximo fenómeno parecido a éste puede ser el chino, pero quizá no alcance las características de este icono. Los hay de todos los tipos, como es normal, desde el turista económico al más excéntrico, pero no cabe duda de que el turista ruso es hoy en día apreciado, codiciado y deseado por toda la industria turística mundial. ¿Razones? Quizá sólo una y determinante: gasta más que nadie en productos que cuestan muchísimo menos de lo que paga. Eso que había sido una constante con el turista norteamericano, que arrastraba la fama que por donde se le ocurría ir de viaje y ponerlo de moda provocaba automáticamente que subieran todos los precios del mercado, está ocurriendo en formato ampliado con el turista ruso.

Hay que analizar la situación porque es relativamente moderna. Hace poco más de 20 años se proclamó el fin de la Unión Soviética, un momento clave de la historia moderna. La antigua URSS se mantuvo intacta durante décadas gracias a su sistema político de partido único dominado por el Partido Comunista, y aunque era una unión federal de repúblicas soviéticas, estaba estructurada gracias a un gobierno nacional y una economía totalmente centralizados. Hablar de la URSS es hablar de Lenin, de Stalin, de la revolución rusa, de economía centralizada, de represión política y social, y también de muchísimas cosas más que no vienen al caso. Hablar de la URSS es evocar la guerra fría, la época de la amenaza continua de misiles y de una legendaria red de espionaje alrededor de todo el mundo.

La URSS y los EEUU dominaron el mundo hasta esa fecha de 1991. Eran los dueños de la política económica mundial, de los asuntos exteriores, de las operaciones militares, de los progresos científicos y de la supremacía deportiva.  Pero a finales de la década de los 80 apareció un personaje que será histórico, su nombre era Mijaíl Gorbachov y fue quien trató de reformar el Estado soviético con sus nuevas políticas de perestroika y glasnost. La URSS se colapsó y se disolvió en diciembre de 1991 tras un fallido intento de golpe de estado. Se convirtió en Federación Rusa y muchas repúblicas consiguieron su independencia y su estatus como nuevos países. Todas sus fronteras se vieron alteradas y sus mapas iban cambiando de la noche a la mañana.

Lo que hoy conocemos como Rusia sigue siendo el país más extenso del mundo, con más de 17 millones de kilómetros cuadrados. Es el noveno país del mundo en cuanto a población, con más de 140 millones de habitantes. Y es el país que limita con más países del mundo, en concreto con 18. Y de un tiempo a esta parte es el turismo en más alto crecimiento del planeta. Nadie recuerda ver rusos en ningún país turístico hace 20 años. Fue a partir de la creación de la Rusia que hoy conocemos que el ciudadano ruso comenzó a visitar los destinos más típicos y clásicos de las guías turísticas mundiales. Llegaron en grupos de edades diversas, acomodados en hoteles baratos y gastando más bien poco y emergiendo la figura lenta pero segura de un nuevo símbolo turístico: el turista ruso.

Cuando hablamos del nuevo turismo ruso nos referimos a ese personaje, que puede ser joven, de mediana edad o ya de edad avanzada, que puede viajar solo, en pareja, en familia o en grupo, y que pone patas arriba todo el mercado turístico establecido allí por donde va. El incremento de las tarifas de los circuitos, hoteles, excursiones varían considerable según la nacionalidad del turista, pero en el caso del turista ruso está siendo escandalosa. Pero el secreto de todo ello es que paga y acata las tarifas sin ofrecer queja alguna. De hecho, se considera afortunado y se vanagloria de poder decir que él paga más que nadie, aún sin saber que el precio real de lo que está pagando es muchísimo menor de lo que realmente cuesta. Esto es un fenómeno relativamente reciente pero ya se puede considerar habitual.

Los comportamientos de los ejecutivos del mercado turístico, y las estrategias del mercado hacia ese turismo ha ido evolucionando y desarrollándose a la misma velocidad que el turismo ruso iba aumentando en cantidad y volumen. En la actualidad, más de 40 millones de rusos prefieren viajar a la República Dominicana como paraíso particular en el caribe. Es decir, que el número de turistas rusos que pueden viajar a ese país en los próximos años puede ser escandaloso, pero ese efecto está ocurriendo en otros países ahora mismo y va a ocurrir con otros en el futuro. El turista ruso, por norma general, prefiere los destinos con playa, buen clima y calidad hotelera y de servicios. No le importa pagar más si con eso está garantizado el confort, la calidad del servicio y las amenidades más atractivas.

Pero el turista ruso no se contenta solamente con la oferta de playa, sol y hotel turístico, también quiere oferta cultural, por eso prefiere países que posean una buena variedad de dicha oferta, al igual que tenga un buen contenido histórico. En algunos países asiáticos, cuando los precios bajan debido a que es su temporada baja, en muchos lugares muy turísticos no han bajado debido a la afluencia de turistas rusos que provocan el crecimiento de dichos precios. De hecho, en muchos lugares turísticos asiáticos ya es normal encontrar los menús y las cartas de los bares y restaurantes en inglés y en ruso como norma y si se les pregunta el porqué es fácil conocer la respuesta. Lo cierto es que el turista ruso es muy exigente, lógicamente porque paga mucho por su viaje y quiere lo mejor. Todo le parece malo y quiere la excelencia por regla general.

Es muy habitual ver cómo el turista ruso es capaz de pedir la botella de vino más cara de la carta o el coñac o whisky más caro por el simple hecho de eso precisamente, de ser los más caros del establecimiento. Y como bien se sabe en el mundo de la hostelería, no por pedir el producto más caro se entiende más del producto en sí ni hay garantía de que nos vaya a gustar dicho producto. El precio de los productos a menudo llevan a engaño al consumidor, sobre todo a ese turista ruso que es capaz de pedirlo simplemente porque tiene el dinero suficiente para ordenarlo. Tampoco se sabe cuánto durará este fenómeno y si tiene fecha de caducidad, pero todos estaremos de acuerdo que los empresarios de hostelería, de hoteles y de turismo deben estar rezando para que dure muchos años y para que si puede ser siga en aumento. La frase cinematográfica tan famosa ‘Desde Rusia con amor’ encuentra en este aspecto su escenario más ideal.

 

Diario de pensamientos : Desempleo

Publicado: 23 de agosto de 2012 en Diario de pensamientos
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«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida»
(Confucio)
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En sociología se sostiene que la división de trabajo lleva a la evolución social. La misma naturaleza colectiva del trabajo humano y el sistema de relaciones sociales que lo conforma, hace del trabajo un centro de atención constante para la sociología. De hecho, el conflicto social derivado de las relaciones laborales es una de las cuestiones más estudiadas en esa rama. Si analizamos el comportamiento humano desde el inicio, nos damos cuenta de que el trabajo, durante la mayor parte de la historia de la civilización era considerado una actividad despreciable. Siempre se consideró por parte de todos los dogmas religiosos de algo costoso para el hombre. Según los griegos, sólo el ocio recreativo era digno del hombre libre. La esclavitud estaba vista como la forma predominante de trabajo, que nadie quería hacer.

Con la revolución industrial, se vincula el trabajo con la democracia y el sindicalismo, pasando a ser la esclavitud un trabajo asalariado. Y a partir de ahí, se valora de forma diferente, se dignifica y se le menciona como algo positivo por primera vez. La ciencia sociológica, como la ciencia política aparecieron de forma tardía bien avanzado el siglo XX, pero no por eso muchos sociólogos profundizaron mucho sobre este terreno. Figuras de la altura de Weber o Durkheim descubrieron nuevas formas de concebir el asunto. Al trabajo le surgieron distintos campos de análisis, como la división del mismo, la clase social, el conflicto o el poder. El trabajo siempre estaba detrás de todos estos estudios. La población activa, el demandante de trabajo, el ofertante de trabajo. Junto con la economía, ya fuera micro o macro, el trabajo estaba presente.

«Cuando el trabajo es un placer la vida es bella.
Pero cuando nos es impuesto la vida es una esclavitud»
(Máximo Gorki) 
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Cuando hablamos de desempleo, desocupación o paro, dentro del mercado de trabajo, hacemos referencia a la situación del trabajador que carece de empleo, y lógicamente, de salario. Gente preparada y capacitada para trabajar pero que carece de un puesto de trabajo. El concepto de trabajo ha ido evolucionando hasta convertirse en algo totalmente prioritario para el 95% de la población mundial. Con ese puesto de trabajo se consigue el salario que permite cumplir con los mínimos establecidos para poder vivir. Y sin esos mínimos es imposible poder subsistir. En muchas constituciones de muchos países del mundo está considerado como un derecho, aunque luego no se cumpla y no ocurra nada por ello.

Se puede hablar de que el trabajo dignifica al hombre, que le honra, que le hace sentirse útil. Podemos repetir la frase que encabeza este post y que pronunció Confucio en momentos muy diferentes, y elegir un trabajo que nos guste para que no tengamos que trabajar ni un día de nuestra vida, pero hablar es fácil cuando la realidad es otra. Trabajar se ha convertido en un privilegio y conseguir el dinero mínimo para poder cumplir todas los gastos necesarios para afrontar las necesidades básicas supone el principal problema de la mayoría de la gente en todo el mundo, porque el problema, como todas las cosas, ya es global. No se trata de elegir el trabajo que a uno le gusta, se trata de conseguir un trabajo. Y a partir de ahí ver las posibilidades de futuro.

En la Edad Media, por ejemplo, el problema del desempleo como se entiende hoy en día no existía como tal, había gente sin trabajar. Pero es curioso que a todo aquel que no trabajaba se le consideraba holgazán o vago. Hasta el siglo XIX en Inglaterra estaba considerado el desempleado como inadaptado y trotamundos que dormía a la intemperie y deambulaba por la calle por la noche. Quizá cuando se ve y se descubre al desempleo como un fenómeno a considerar fue a finales del XIX y a principios del XX. Se formaron incluso comisiones gubernamentales para estudiarlo y resolverlo.  Ahí ya estaba considerado el desempleo como una epidemia. A principios de los años 20 todo el mundo occidental experimentó una recesión tras otra y culminó en la Gran Depresión desde 1929. Tras la Segunda Guerra Mundial se experimentó el efecto contrario y se generó un auge económico que disminuyó el desempleo. Quizá cuando comienza la década de los 70 con la crisis del petróleo se comenzó a generar el fenómeno de los despidos. A partir de ahí el efecto del desempleo no se ha detenido y ha ido en aumento convirtiéndose en un auténtico problema mundial.

Hoy se calcula que hay 48 millones de personas desempleadas en países de la OCDE (34 países). Pero lo más preocupante es que de esos 48 millones muchos llevan más de dos años sin empleo, que se calcula en casi 8 millones. Y no parece que el tema vaya a cambiar. El problema radica principalmente en los jóvenes y los menos cualificados. Pero no importan si los jóvenes están convenientemente preparados o no, puesto que caen en las redes del desempleo de la misma forma y con pocas opciones de mejora. Los sistemas de mercado actuales necesitan del pleno empleo, es una herramienta necesaria para el consumo, sin el cual la rueda no gira. No hace falta ser economista ni gurú del momento para darse cuenta de ello. NO se trata de estimular la inversión si no hay nadie que pueda comprar lo que se va a fabricar. Para los empresarios la razón es el coste de los salarios. Para los trabajadores, la ambición desmedida de los mercados y las grandes empresas, que parecen estar regidas o dirigidas por entes no humanos que sólo están creados para generar más beneficios.

Lo peor del asunto es que no hay perspectivas optimistas al respecto. Y es cuando aparece la pregunta inevitable: ¿No hay ideas? ¿O realmente se quiere generar este fenómeno por parte de gobiernos, organismos, mercados y multinacionales? Para solucionar un problema primero hay que tener conciencia de que se tiene tal problema, para luego tomar cartas en el asunto e intentar solucionarlo, pero hace falta querer solucionarlo. Y todo lo que va sucediendo a diestro y siniestro demuestra que o no se tienen las capacidades necesarias o realmente no se desea cambiar la tendencia. Cada uno puede extraer sus propias conjeturas pero la realidad sobresale por encima de todo. El reto ante el que se encuentran los políticos de todos los países OCDE es demoledor. Quizá ni ellos se den cuenta de tal reto. Porque quizá para ellos no representan ningún reto, tan sólo un problema coyuntural que les ha tocado vivir en su época y que esperan que pase pronto por medio de los cambios cíclicos.

El problema para la población mundial sigue siendo que está gobernada por un grupo muy poco capacitado, muy dependiente del mercado o de los mercados que les dictan los pasos a seguir, muy poco dados a plantar cara al capital y a las  grandes empresas y que sólo piensan en prepararse una buena carrera para ellos y sus avenidos. Se acabó el compromiso del trabajador con la empresa, puesto que la empresa no tiene ningún compromiso con el trabajador. Se acabó esa unión en pos de un objetivo concreto. Se acabó lo de pensar que uno puede pertenecer a una empresa concreta, tan sólo se sobrevive durante un tiempo en esa ella para luego cambiar. La inestabilidad aumenta y la crisis no deja de avanzar. Se deben cambiar las reglas del juego, donde siempre ganan los mismos. Se deben girar las tornas para que todo cambie, y no para que todo siga igual o peor. El fenómeno del desempleo va en aumento y ya es imparable. Nadie tiene la varita mágica para hacer cambiar de raíz el problema, y todos aquellos que podrían hacer algo, siguen sentados, contemplando el panorama desde su balcón, esperando que algo cambie, esperando no saben qué.

«Dichoso el que gusta las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo»

(Benito Pérez Galdós)

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George Orwell

Publicado: 22 de agosto de 2012 en Literatura
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«La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír»

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George Orwell adoptó un seudónimo para darse a conocer, porque su verdadero nombre era Eric Arthur Blair. Escritor y periodista británico, nacido en 1903 y que murió en Londres en 1950, con tan sólo 46 años de edad. Su vida estuvo enmarcada por tres acontecimientos que se describieron más tarde en su obra literaria y periodística. Por un lado, su crítica y posición totalmente contraria al imperialismo británico, debido a su experiencia cuando era joven como representantes de las fuerzas del orden colonial en Birmania; por otro lado, la realidad de las condiciones de los trabajadores y la distinción de la época entre las clases sociales, sobre todo en Londres y en París; y por último, su lucha contra los totalitarismos en general, aunque con el nazi y el stalinista en particular y su participación en la guerra civil española.

«En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario»

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Sus obras más importantes y por las cuales ha sido reconocido, recordado y admirado fueron ‘Rebelión en la granja’ y ‘1984’. Esta última escrita en sus últimos años de vida y que ha dado tanto que hablar debido al concepto tan de moda hoy conocido como ‘Gran Hermano’, ya en el lenguaje habitual de las sociedades actuales relacionado con las técnicas modernas de vigilancia al individuo en general. Fue un ensayista destacadísimo del siglo XX y sus novelas contra el totalitarismo siguen siendo modelos de lectura en universidades y en círculos literarios. Pero su repertorio fue amplio, combinando la crónica, la crítica literaria y la novela. Fue un analista de su época que supo adivinar el futuro, quizá previendo lo que se avecinaba, acaso descubriendo por adelantado lo que sospechaba.

«Lo característico de la vida actual no son la inseguridad y la crueldad,

sino el desasosiego y la pobreza»

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De sus años como estudiante no escribió mucho y poco se sabe, pero sus profesores le recomendaron para que acudiera a una de las escuelas de mayor prestigio en la Inglaterra de aquella época, St.Cyprian, en Eastbourne, en el condado de Sussex. Gracias a un beca pudo acudir a ella. Pero nunca se sintió a gusto en esa escuela, debido a los métodos de enseñanza y al perfil de los profesores. Pero estudiar allí le sirvió para conseguir nuevas becas para las escuelas de Wellington y después Eton, donde dijo que se había sentido relativamente feliz, pues allí los estudiantes tenían una cierta independencia. Tras sus estudios es cuando decidió unirse al cuerpo de la Policía Imperial India en Birmania, dado que no tuvo ocasión de conseguir una beca universitaria y los medios de su familia no lo permitieron.

«El pensamiento corrompe el lenguaje y el lenguaje también puede corromper el pensamiento»

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Tras su experiencia militar decidió regresar a Inglaterra, corría el año 1928 y tenía 22 años. Lo que trajo consigo fue un profundo odio hacia el imperialismo británico y lo demostró escribiendo ‘Los días de Birmania’, que se publicó en 1934, aunque también se pudo comprobar en ensayos como ‘Un ahorcamiento’ o ‘Disparando a un elefante’. Entro entonces en una fase de indigencia, donde trabajó haciendo de todo y donde malvivió durante buena parte de ese tiempo, narrándolo en ‘Sin blanca en París y Londres‘, la cual se puede considerar como su primera obra de importancia. Al poco tiempo encontró un trabajo como profesor de escuela pero lo tuvo que abandonar por problemas de salud, es entonces que empieza a trabajar como asistente en una tienda de libros de segunda mano en Hampstead, una experiencia que evocó en su novela ‘Mantened la Aspidistra izada’.

«Para hacer cumplir las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado»

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En 1933 decide convertirse en George Orwell. Por aquel entonces vivía en Hayes, Middlesex. La elección del nombre no era casual. George era el santo patrón de Inglaterra y Orwell es un río de Suffolk, uno de los lugares más emblemáticos para los ingleses. La elección de la letra ‘O’ como el inicio del apellido supuso que le daría ventaja en las estanterías de las librerías. Publicaría después ‘La hija del clérigo‘ (1935). Un año después se casó con Eileen O’Shaughnessy, la pareja adoptó un niño que se llamaría Richard Blair. Su mujer moriría 9 años después durante el transcurso de una operación. En 1937 publicó ‘El camino a Wigan Pier‘, sobre la pobreza de la clase obrera en el norte de Inglaterra, y que pudo escribir gracias a su experiencia como reportero social, cuando accedió a muchas viviendas modestas y pudo comprobar en primera persona las condiciones precarias en las que vivían esas familias, sus ingresos. Aunque siempre estuvo en el lado izquierdo de la política nunca estuvo integrado en ninguna asociación o coalición partidista hasta que en 1938 se afilió al Partido laborista Independiente.
«Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro,
imagina una bota aplastando un rostro humano incesantemente»
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Una etapa trascendental en su vida fue cuando viajó a Barcelona en diciembre de 1936 y se alistó como miliciano dentro del partido POUM. Más tarde señaló que, de haber conocido mejor la situación política en España, se hubiera unido a la CNT. En mayo de 1937 recibió un tiro en el cuello en las proximidades de Huesca. Toda esa experiencia le llevó a escribir ‘Homenaje a Cataluña’, donde describió su admiración por lo que es identificado como ausencia de estructuras de clase en algunas áreas dominadas por revolucionarios de orientación anarquista. Tras volver a Inglaterra estuvo ingresado con tuberculosis. De todas formas fue muy crítico con el estalinismo, puesto que para él representaba una amenaza inquietante para los principios que lo sustentaban.
Una de sus mejores obras se tituló ‘Rebelión en la granja’ (1945), una novela satírica, una fábula sobre la situación que existía en la Unión Soviética. Una granja imaginaria repleta de animales que expulsan a los hombres para crear un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. La novela no tuvo repercusión hasta finales de los años 50. Representaba un análisis simple pero fantástico de la corrupción que engendraba el poder, a cualquier nivel que se pueda imaginar. Un libro que se utiliza como herramienta en muchos colegios del mundo.
También estuvo destacado durante la Segunda Guerra Mundial, fue miembro de la Home Guard, y todos sus pensamientos quedaron reflejados en las páginas de ‘Diario de guerra 1940-42′. En 1941 comenzó a trabajar para el Servicio Oriental de la BBC, en programas para ayudar a los ejércitos aliados en la India y en el este de Asia, pero a pesar de sus buenos ingresos renunció en 1943 para convertirse definitivamente en columnista y editor literario en Tribune, una revista de tendencia izquierdista. Se supo después que Orwell estuvo vigilado por la inteligencia británica durante más de diez años por esa vinculación izquierdista. Antes de morir en 1950 tuvo tiempo de casarse con Sonia Brownell. La tuberculosis pudo con él, y los tres últimos años de su vida transcurrieron entre hospitales.

Sin duda, su obra cumbre fue ‘1984’. Mucho se ha escrito y mucho se ha hablado sobre esta obra, una novela de ficción que se publicó en 1949, donde se presentaban conceptos hasta entonces desconocidos, como ‘Gran Hermano’, la ‘Policía del Pensamiento’ o la ‘neolengua’. Todo lo que imaginó y noveló Orwell en su libro parece proyectarse en la sociedad actual, muchas décadas después. Vivir en la sociedad ‘orwelliana’ ya no parece tan descabellado. Ese término se reproduce en sociedades con comportamientos y actitudes totalitarias represoras. Fue un auténtico éxito de ventas y lo sigue siendo. Uno de los libros más influyentes del siglo XX. Aunque para algunos la sospecha de plagio del libro ‘Nosotros’ de Yevgeni Zamiatin de 1921 sigue vivo, incluso Orwell reconoció la influencia de esa novela.

La foto de la semana (69)

Publicado: 21 de agosto de 2012 en Fotos de la semana
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“Se puede admitir la fuerza bruta,

pero la razón bruta es insoportable”

(Oscar Wilde)

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“¿Qué sentido tiene correr cuando estamos en la carretera equivocada?“

(Proverbio alemán)

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Noam Chomsky

Publicado: 16 de agosto de 2012 en Literatura
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«No deberíamos estar buscando héroes,

deberíamos estar buscando buenas ideas»

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En los tiempos que vivimos hacen falta muchos pensamientos críticos, respaldo a la auto crítica y cierta sensación de libertad a la hora de declarar lo que se piensa. En estos momentos en que las sociedades mundiales andan un poco perdidas siempre es bueno poder apoyarse con la opinión de hombres como Noam Chomsky. Y además no andamos muy sobrados de talentos como el suyo, por eso es recomendable escucharle y poder sacar todas las conclusiones que creamos necesarias. Es uno de esos talentos que aparecen de vez en cuando y que iluminan a todas las generaciones que tienen la suerte de vivirlo en primera persona y aquellas que vendrás después, porque su legado quedará y logrará todavía más valor.

«Si asumes que no existe esperanza,

entonces garantizas que no habrá esperanza.

Si asumes que existe un instinto hacia la libertad,

entonces existen oportunidades de cambiar las cosas»

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Chomsky nació en Filadelfia (Pensilvania, EEUU) en 1928 dentro de una familia judía, donde su padre era doctor y estudioso de la lengua hebrea y un distinguido gramático y su madre profesora de hebreo. El origen de ambos era ucraniano. Posee una capacidad innata de estudio como lo demuestra el hecho de haber estudiado filosofía, lingüística y matemáticas en la Universidad de Pensilvania, de la mano del profesor Zellig Harris, especializado en lingüística en Norteamérica y quien influyó muchísimo en su ideología política. Su propia tesis doctoral inició el estudio de algunas de sus ideas sobre lingüísticas que más tarde elaboraría y desarrollaría en su libro ‘Estructuras sintácticas’. Hay que destacar que sus planteamientos lingüísticos han revolucionado muchos puntos clave del estudio del lenguaje humano. Desde 1955 se convirtió en profesor del Massachusetts Institute of Technology, donde ocupaba la cátedra de Lenguaje Moderno y Lingüística desde 1966 a 1976.

«Parte del motivo por el que el capitalismo parece tener éxito

es que siempre ha contado con mucha mano de obra esclava,

la mitad de la población.

Lo que las mujeres hacen -fuera del mundo laboral- no cuenta para nada»

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Ha destacado por su activismo crítico, contra el sistema capitalista contemporáneo, declarándose y auto definiéndose como anarquista y socialista libertario. Señalado por el periódico The New York Times como el más importante de los pensadores contemporáneos. Ha sido muy claro criticando la política exterior de EEUU y la política llevada a cabo por otros países, como Israel. Siempre ha querido mantener separada su actividad científica con su activismo político. Es considerado una figura muy influyente y todas sus opiniones no caen saco roto porque están bastante potenciadas por su influencia y su carisma.

«La tradición intelectual es de servilismo hacia el poder,

y si yo no la traicionara me avergonzaría de mi mismo»

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En el campo científico destacó en la disciplina de la sintaxis. Cambió la perspectiva, los programas y los métodos de investigación en el estudio del lenguaje. Introdujo una teoría de la adquisición individual del lenguaje e intentó dar una explicación a las estructuras y principios más profundos del lenguaje. Se opuso al empirismo filosófico y científico y al funcionalismo en favor del racionalmocartesiano. Fue un choque contra todas las teorías mantenidas hasta entonces y contribuyó a que muchas voces fueran críticas y polémicas, aunque le llevaron al escalafón más alto y a considerarle como uno de los grandes en el campo.

«¿Quiénes son los guardianes de la historia?

Los historiadores, naturalmente.

Las clases educadas, en general.

Parte de su trabajo es la de conformar nuestra visión del pasado de manera que sostenga los intereses del poder presente.

Si no lo hacen así, serán probablemente marginados de una manera o de otra»

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Hasta las tesis de Chomsky, se creía que la adquisición del lenguaje se producía por medio del aprendizaje y de la asociación. Pero éste introdujo la existencia de un dispositivo cerebral innato, conocido como el órgano del lenguaje, que permitía aprender y utilizar el lenguaje de forma casi instintiva. Postuló la existencia de una gramática Universal. Le puso nombre a lo que el denominada el conjunto de reglas innatas que permite traducir combinaciones de ideas a combinaciones de un código: ‘gramática generativa’. En esa gramática se relacionaba la disposición con un conjunto de principios, como el de proyección, de dependencia de la estructura, del principio de ligamiento, de la teoría del caso, y la del criterio temático. El sistema que articula dichos principios es el cerebro con su propia capacidad de sintaxis; un sistema computacional que opera en módulos.

«La libertad sin oportunidades es un regalo endemoniado y negarse a dar esas oportunidades es criminal»

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En el campo político hay que remontarse al origen de su activismo, el cual arranca durante la guerra de Vietnam. Participó activamente en la movilización popular y le llevó a analizar profundamente el papel del mundo académico en la implicación del gobierno de EEUU en esa guerra. A partir de ahí se labró una bien merecida fama de izquierdista, dado que defendió sus ideas políticas por encima del resto, centrándose en la lucha por superar el déficit democrático existente en los mismos Estados Unidos. Para él había una gran distancia entre las decisiones políticas y la opinión pública y no se cansó en denunciar las ambiciones imperiales del gobierno norteamericano en el mundo.

«Si crees en la libertad de expresión entonces crees en la libertad de expresión para puntos de vista que te disgustan.

Por ejemplo, Goebbels estaba a favor de la libertad de expresión para los puntos de vista que compartía, igualmente Stalin.

Si estás a favor de la libertad de expresión, eso significa que estás a favor de la libertad de expresión precisamente para los puntos de vista que no compartes,

de otra forma, no estarías a favor de la libertad de expresión»

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Se declaró partidario de la tradición anarquista, en su vertiente anarcosindicalista y es miembro del célebre sindicato revolucionario norteamericano IWW. No se opone a la política electoral en cuanto al tema estratégico, aunque aboga por el que los ciudadanos voten al partido demócrata allí donde el poder es republicano. Aunque siempre ha pedido para el partido Verde, más anclado todavía a la izquierda. En el campo filosófico se ha decantado por considerarse un conservador de la variante liberal clásica, definiéndose como sionista, aunque observando que su definición de sionismo es considerada para la mayoría como antisionista, porque para él hubo un cambio significativo en la definición del término a partir de 1940. Declarado fan y defensor a ultranza del kibbutz como forma social alternativa.

«La democracia participativa presupone la capacidad de la gente normal para unir sus limitados recursos,

para formar y desarrollar ideas y programas,

incluirlos en la agenda política y actuar en su apoyo.

En ausencia de recursos y estructuras organizativas que hagan posible esta actividad,

la democracia se limita a la opción de escoger entre varios candidatos que representan los intereses de uno u otro grupo

que tiene una base de poder independiente,

localizada por lo general en la economía privada»

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Es una de las figuras de la política radical norteamericana, uno de los principales intelectuales de izquierda del mundo, aunque su aportación teórica al ámbito político no es demasiado relevante. Quizá porque nunca se ha considerado un teórico político, sino un ciudadano informado que critica la ideología dominante. Siempre ha repetido que la actividad política debería ser cosa de todos y no dejarla en manos de los profesionales de la política, simplemente porque no son los únicos capaces de opinar al respecto. También ha analizado seriamente el poder de los medios de comunicación. Ha denunciado la supuesta neutralidad de los medios más prestigiosos. Digamos que ha atacado a los tres pilares fundamentales de la sociedad norteamericana: la maquinaria política, la política exterior y los medios de comunicación. También ha avivado la polémica con un tema tabú dentro de la sociedad norteamericana, y es el hecho de poder decir en voz alta lo que se piensa de la política israelí en Oriente Medio, algo por lo que en EEUU acostumbra a definirse por el que lo intenta como un hecho absolutamente antisionista, un argumento que ha dejado fuera de juego a toda la clase política, tanto norteamericana como israelí. Ha dicho en voz alta que desde hace años la maquinaria militar israelí depende del apoyo  material y diplomático de EEUU, y que los dos estados ejercen el terrorismo como arma de presión.

«Cuando tienes la oportunidad de echar un vistazo al archivo que guardan sobre ti en el FBI

es cuando descubres que las agencias de inteligencia en general

son extremadamente incompetentes»

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Lógicamente, a raíz de esas opiniones y algunas más, la maquinaria se activa y le comienzan a llamar antiestadounidense y antisionista. No era para menos. Es la táctica habitual. Digamos que la estrategia es echar por tierra a todo aquel que ose criticar el mecanismo habitual y de la forma más burda y cruel. Aunque él no ha cesado en su crítica y ha destacado por defender a la que él llama izquierda posmoderna, declarándose entusiasmado por el relativismo cultural que ha invalidado la posibilidad de la crítica. Es un declarado detractor de la globalización dada su forma de entender la hegemonía del capitalismo moderno.

«La idea básica que atraviesa la historia moderna y el liberalismo moderno es que el público debe ser marginado.

El público en general es visto no más que como excluidos ignorantes que interfieren, como ganado desorientado»

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Gore Vidal

Publicado: 7 de agosto de 2012 en Literatura
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«No tenemos país,

nadie tiene la sensación de vivir en un país:

vivimos en un lugar donde si tienes dinero estás bien,

y si no estás en la mierda»

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Se llamaba Eugene Luther Gore Vidal. Había nacido en West Point, New York (EEUU) en 1925 y murió tan sólo hace unos días. Todo el mundo lo conocía como Gore Vidal. Tuvo mil facetas pero por lo que destacó sobradamente fue por su capacidad para la literatura, el periodismo y el ensayo. Incluso fue candidato al Premio Nobel de Literatura.  Si era amado y odiado a la vez era, tal vez, por su lengua, capaz de provocar al mismo tiempo ira, felicidad, risa, maravilla y hasta violencia. Porque ya dicen que la lengua puede ser el instrumento más preciado y el arma más peligrosa.

Su nacimiento en la famosa academia militar de West Point no fue una casualidad. Su padre estaba destinado allí como instructor aeronáutico. Desde joven adoptó como nombre propio el apellido de su abuelo materno, quien llegó a ser senador demócrata por Oklahoma. Gore siempre estuvo relacionado con el partido demócrata norteamericano. Desde niño creció en Washington DC y estudió en el colegio St. Albans. Tras graduarse en la Phillips Exter Academy se alistó en el ejército, corría el año 1943. Fue autor de más de 20  novelas y con sólo 21 años ya publicó la primera, titulada ‘Williwaw’, basada en las experiencias adquiridas como militar en el destacamento de la bahía de Alaska. La crítica recibió muy bien aquella primera novela.

«Somos los Estados Unidos de la Amnesia. 

No aprendemos nada porque no recordamos nada»

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Unos años más tarde publicó ‘La ciudad y el pilar de sal’, aproximando su narrativa al mundo del colectivo gay, con lo que causó controversia a nivel nacional, llegando incluso a que el periódico The New York Times se negara a publicar algunas reseñas de sus siguientes libros. Parece ser que aquella novela estaba dedicada a un tal Jimmie Trimble (JT), que tras multitud de rumores tuvo que llegar a admitir que fue su amante durante su estancia en St. Albans. La triste historia de Trimble, quien murió en la batalla de Iwo Jima en 1945 descubrió al hombre que según Gore fue el único amor de su vida.

Acompañó su obra literaria dedicando su tiempo a escribir obras de teatro, películas y series de televisión. Su faceta de guionista también llegó a ser importante. De hecho, está considerado como uno de los mejores ensayistas norteamericanos de la historia, frecuentemente comparado con Mark Twain, tanto por su talento literario como por su crítica social y política. Pero destacó sobradamente por su feroz crítica al sistema, a la política interna y externa norteamericana, que le marcaron incluso por encima de su talento literario. Acaso no fue un revolucionario al uso pero sí un rebelde que no cayó ante todo lo que consideraba injusto.

«Todo es trampa en este país, corrupción y robo. 

Miren nuestras elecciones: uno recauda suficiente dinero,

compra suficiente tiempo en televisión y puede resultar electo

aunque nadie lo conozca y a la nadie le importe»

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En 1949 escribió la novela ‘En busca del rey’, una historia de picaresca y aventuras con la amistad como eje central. A principios de los 50 y usando un seudónimo escribió tres novelas de misterio con un detective ficticio como protagonista. Luego fue contratado por la productora MGM para el guión de Ben-Hur junto a Christopher Fry. A continuación escribió algunas novelas con las que obtuvo un gran éxito: ‘Juliano‘ (1964), ‘Washington DC’ (1967), sobre la vida de Franklin D. Roosevelt, y en 1968 apareció ‘Myra Breckinridge‘, una comedia satírica sobre la transexualidad.

A partir de ese momento explora y se centra en el ensayo, aunque también se adentró en el terreno de la novela histórica con ejemplos como ‘Burr’ (1973), ‘1876’ (1976), ‘Lincoln’ (1984), ‘Imperio’ (1987), ‘Hollywood’ (1989), ‘La edad de oro’ (2000). No hay que olvidar por el medio la satírica ‘Myron’ (1975). Nunca abandonó su trabajo en cine y en televisión. Pero quizá es más admirado por su aportación ensayista. Y más que admirado, podríamos decir respetado. Escribió sobre política, sobre historia y sobre sociología, además de sobre temas literarios. Ganó el National Book Award en 1993 por su obra ‘Estados Unidos’ (1952-1992). Publicó panfletos contra la política del dúo Bush-Cheney. Su visión política liberal era clara y bien definida.

«Bush ha demolido la Constitución. 

Con su llegada se perdió la República y las instituciones.

La elección del 2000, como la del 2004, fue ganada por un fraude»

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Fue feroz en sus críticas a las guerras llevadas a cabo por sus gobiernos. Desde la de Vietnam hasta la de Irak. Viajó a Cuba en 2007 para denunciar las políticas de Washington y también criticó el trato llevado a cabo por los israelíes contra los palestinos. Su vida personal estuvo marcada por el arte y por la cantidad de amantes, que según él mismo sobrepasaron más de mil las relaciones con hombres y mujeres, y donde destacó la relación personal con su compañero Howard Austen durante más de 50 años, cuyo secreto para mantenerla durante tanto tiempo y ,según declaró, fue la ausencia de sexo. Siempre rechazó la etiqueta de ‘gay’. No aprobaba la separación entre heterosexuales u homosexuales. Para él todo era más sencillo que todo eso, puesto que todo consistía en actos homosexuales o heterosexuales. Nada más.

Gore fue admirado por su lucidez crítica. Considerado una de las mentes más hábiles y lúcidas que volcó su crítica contra su propio país. Denunció abusos políticos, la conciencia de muchos políticos, de muchos gobernantes, la base ética y moral de los norteamericanos; se enfrentó a la hipocresía, a las altas esferas del poder, a los grandes poderes económicos; era un creador nato que no desperdició ni un momento de su vida para pregonar todo aquello que su mente tramitaba. Uno de los grandes ensayistas de la historia norteamericana y al que se le echará de menos, pues abundan poco. Quizá hoy en día, el único que se le puede acercar por obra, volumen y calidad como ensayista sea Noam Chomsky. Pero autores como él hacen falta siempre, en todas las generaciones, porque la voz crítica es necesaria para abrir puertas y, porqué no, para abrir mundos, puertas que jamás se abren, para conseguir sueños, utopías… Voces como la de Gore hacen falta para poder encontrar soluciones a las grandes injusticias sociales, a las grandes mafias que generan tantos y tantos problemas en el mundo entero.

La foto de la semana (66)

Publicado: 30 de julio de 2012 en Fotos de la semana
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«La realidad es aquello que,

cuando uno deja de creer en ello,

no desaparece»

(Philip Dick)

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«Sólo los idiotas creen en la realidad del mundo,

lo real es inmundo

y hay que soportarlo»

(Jacques Lacan)

La foto de la semana (65)

Publicado: 24 de julio de 2012 en Fotos de la semana
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 «Normalmente cuando las personas están tristes,

no hacen nada.

Se limitan a llorar.

Pero cuando su tristeza se convierte en indignación,

son capaces de hacer cambiar las cosas»

(Malcolm X)

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«No hace falta un gobierno perfecto,

solo se necesita uno que sea práctico»

(Aristóteles)

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La foto de la semana (58)

Publicado: 5 de junio de 2012 en Fotos de la semana
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«La desesperación infunde valor al cobarde»

(Thomas Fuller)

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«La desesperación es el resultado de pretender tomarse en serio la vida

con todas sus bondades,

la justicia y la razón,

y de cumplir con sus exigencias»

(Hermann Hesse)


«¿Quieres ser rico?
Pues no te afanes en aumentar tus bienes,
sino en disminuir tu codicia»
(Epicuro de Samos) 
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Siempre se ha dicho (y con los ejemplos diarios que tenemos a nuestros alrededor podemos certificarlo) que los partidos de derecha benefician a los más ricos, a los adinerados, a los empresarios. Esto es así. No hace falta ser un ‘experto’ en la materia, aunque ahora estén tan de moda. Los ricos son esa clase de gente que cuanto más tienen más quieren, y nunca se dan por satisfechos. Y si para conseguir ese más necesitan cualquier paso aunque sea un tanto poco ortodoxo no dudan en acometerlo, con frialdad, seguros de sí mismos. La riqueza es un mal humano, puesto que el mismo ser humano nunca está satisfecho con lo que tiene. En esa clase de ricos podríamos entrar todos, puesto que la mayoría ambicionan el dinero por encima de todo, aunque de puertas hacia afuera se diga lo contrario.

Pinçon-Charlot y Michel Pinçon son dos investigadores en ciencias sociales en el Centro Nacional de Investigación Científica en Francia. En 2010 publicaron el libro ‘El presidente de los ricos’, refiriéndose a Nicolas Sarkozy. Su historia es curiosa. Han dedicado media vida a recorrer los espacios de los ricos, han descubierto a fondo sus barrios, sus palacios y sus mansiones. Conocen a la perfección a los más ricos de Francia. Han escarbado en sus detalles, en sus hábitos y costumbres, en su reproducción y organización y todas sus redes y contactos por los que se mueven.

El libro sobre el ya ex Presidente de la República Francesa es una investigación detallada sobre la oligarquía francesa y sus estrechos vínculos con el poder. Utilizan una forma de escribir sencilla, apta para todos los públicos. No son de utilizar muchos términos científicos pero con palabras sencillas hacen una radiografía perfecta de la democracia actual de la sociedad francesa. Y la cosa no sale bien parada. A pesar de que es indudable la cultura política que almacena la población francesa a la hora de referirnos al espectro político y social, no deja de ser evidente las conclusiones que sacan a relucir los Pinçon al respecto de sus investigaciones.

En 1986 comenzaron a estudiar a fondo todas esas dinastías más acaudaladas del país. Por entonces ya tenían la impresión, de que a pesar de que el país iba a celebrar 200 años de democracia y revolución, el país parecía seguir dirigido por aquellos herederos de las 200 familias dueñas de la economía francesa. Aquellas 200 familias representaban los más importantes accionistas del banco de Francia en la época de entreguerras europeas. La duda era obvia: porqué seguían las mismas familias al frente de todo el poder económico. Y todas esas dudas desembocaron en una investigación que arrojó nuevos descubrimientos.

«La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da»

(Arthur Schopenhauer) 

Todo se remonta al momento en que Nicolas Sarkozy ganó las elecciones a la Presidencia Francesa en 2007. Esa misma noche se trasladó a celebrar el triunfo a ‘Fouquet’s’. Sorprendió que a esa ‘fiesta’ acudieran más empresarios del área bursátil que políticos. Justo al día siguiente (algo bien planeado) ya estaba volando en un jet privado para ir a pasear en el yate de Vincent Bolloré. Es en ese preciso instante cuando los Pinçon sospechan que Francia entraba en una fase neoliberal dentro del mundo las finanzas y de la especulación. Un hecho que a cualquiera se le podría haber ocurrido, pero lo que sugirió a la pareja de investigadores fue comenzar un pequeño diario de actividades de los movimientos desde el gobierno en favor de los ricos.

El resultado, como la mayoría se puede imaginar, fue una auténtica bomba. En aquella fiesta de ‘Fouquet’s’ no participaron muchas de aquellas ‘familias’, la mayoría eran nuevos ricos, esos hijos de fortunas recientes. Pero el núcleo duro de los votantes de Sarkozy se encuentran en el Neuilly (París). Fue precisamente alcalde de ese distrito con sólo 28 años y ya entonces quiso entrar en ese círculo, aunque nunca fue considerado un heredero. Su ambición, no obstantes, no decreció, muy al contrario fue creciendo y llegó donde llegó. Pero surgían más preguntas: ¿cuántas familias nobles existen en Francia en la actualidad?

«Quien cambia felicidad por dinero
no podrá cambiar dinero por felicidad»
(José Narosky)
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Desde la Restauración no se ha otorgado ningún título, pero se calcula que son unas 4 mil familias nobles las que habitan Francia. Pero bajo el poder de la República ya no tienen derechos, sin embargo, utilizaron muy bien sus armas y se instalaron sin excesivos problemas en el mundo de la industria y en la banca durante el siglo XIX, y con el paso de los años y mediante matrimonios de conveniencia han conseguido unir burguesía y nobleza de una manera perfecta, económicamente hablando. Hoy en día, para muchos de estos individuos, no hay frontera visible entre la política y los negocios. Todo está unido, al menos en su mundo. Viven en una burbuja que han creado con el paso del tiempo y no tienen pensado ni por asomo salir de ella.

Todos juntos suponen una oligarquía perfectamente diseñada, una maquinaria ajustada, orientada al poder, tanto político como económico, cultural y social. Estas grandes fortunas suponen el mundo del arte, suponen las redes de contactos, las agendas de trabajo, de empresas, un conglomerado dispuesto a conseguir todo aquello que se propone. Sus apellidos sirven para controlar un capital muy importante, pero se diferencian también por su forma de hablar, de actuar y por sus particulares códigos dificilísimos de penetrar.

Conclusión: ¿qué tipo de país ha dejado Sarkozy durante sus cinco años de ‘reinado’? Para empezar ha ayudado con su política fiscal a todos esos ricos, puesto que ellos ganan su dinero con la especulación financiera y los dividendos de sus acciones. Si se analiza bien uno se da cuenta que algunos de ellos ni pagan impuestos. Además se les han reducido los impuestos sobre la herencia. Pero ha conseguido más cosas: se ha acentuado la lucha de clases, ha dejado un país dividido, ha logrado enfrentar a los trabajadores con los desempleados y a los franceses con los inmigrantes.

Se puede deducir que si esa era la misión del Presidente saliente ha tenido un éxito rotundo. Otra cosa es que esa misión sea beneficiosa o no para el país, que parece que no, al menos para la mayoría de habitantes. Pero una cosa es cierta, los millonarios siguen siendo más millonarios o más y los ricos siguen siendo ricos o más. Los pobres son más pobres y la tendencia sigue acentuándose. La política para ricos siguen funcionando en su máxima expresión y con el paso de los siglos se ha perfeccionado, nada más.

El escritor

Publicado: 25 de May de 2012 en Cine
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Robert Harris nació en Nottingham (Inglaterra) en 1957. Es un escritor muy conocido en todo el Reino Unido y en los países de habla inglesa. Un auténtico mago de los best-sellers como tantos otros. Desde muy niño ya tuvo el sueño de convertirse en escritor. Estudió literatura inglesa en Cambridge. Tras sus estudios trabajó como reportero de la BBC, tanto en programas de noticias como en asuntos de actualidad. Fue editor político de ‘The Observer’. Cuando dimitió el primer ministro se dedicó por entero a escribir ‘El poder en la sombra’. El título original ‘The ghost’ se refería  a un escritor negro profesional (ghost writer).

Con el título de ‘The Ghost Writer’ se estrenó la película en Gran Bretaña, una coproducción franco-germana-británica dirigida por el maestro Roman Polanski. El director francés nacido en 1933 y de origen judío polaco, quien siempre ha estado comprometido con la causa política. Durante la segunda guerra mundial perdió a su madre y su padre estuvo recluido durante dos años en un campo de concentración nazi. Desde muy joven se interesó por el cine y estudió la carrera en Lodz (Polonia). El mismo adaptó el guión original de Harris y se hizo rodear de Ewan McGregor y Pierce Brosnan como actores principales.


La película engancha desde el primer momento y hasta el último. Una trama perfectamente diseccionada por el director, mostrando detalles, pistas, pero dejando siempre abierta la puerta del desenlace final. Una joya del cine de género negro. Un guión perfecto que permite sentirse muy a dentro de la historia. Un escritor fantasma (negro) recibe el encargo de escribir las memorias de un ex Primer Ministro británico. Siempre se pensó que Harris se inspiró en Tony Blair, tratando temas como la guerra de Irak, la guerra contra el terrorismo y la estrecha relación con Estados Unidos.

El mismo Harris declaró en una entrevista que los políticos como Blair, cuando han desempeñado su cargo durante mucho tiempo, se apartan de la realidad cotidiana, leen poco y acaban con una perspectiva general bastante limitada. Cuando llega el momento de escribir sus memorias todos necesitan la ayuda de un ‘escritor negro’ para que las escriba. En el guión de la película un padre que ha perdido a su hijo en la guerra de Irak asesinará al ex primer ministro. Aún así, al escritor se le insta a que termine el libro, cosa que hace finalmente. Todo le servirá para descubrir la verdad.


En la película el ex primer ministro Adam Lang es acusado de crímenes contra la humanidad por entregar a ciudadanos británicos a la CIA para luego ser torturados. Polanski utilizó a dos actores muy parecidos físicamente para interpretar a los personajes de Robin Cook y a Condoleezza Rice. Por donde se mire el espectáculo está garantizado, es una película fluida, muy  activa, no decae y convence. Polanski sigue deleitando por su saber, no necesita de grandes efectos, la sutileza, la realidad son sus armas. Es el llamado thriller político en toda su esencia, perfectamente diseñado, soberbiamente realizado. Para muchos, una de las mejores películas del director.


Le ayudó en gran medida el gran trabajo de todos los actores, dando vida cada uno de ellos a la más veraz interpretación de sus personajes. Desde McGregor hasta Brosnan, todos dan paso a una gran intriga llena de momentos estelares que alimentan por sí solos toda la trama del guión. La correcta utilización de los tiempos, donde nunca te deja tiempo ni para el aburrimiento ni para la ansiedad, pasos elegidos con tino para adentrarnos en un círculo de sospechas y de misterios. Una película de la que se termina convencido de haber utilizado verdaderamente bien el tiempo. Una joya que hay que degustar apreciando todos sus detalles. Una historia que dista mucho de ser ficticia y que nos ahonda en el verdadero submundo del poder, donde pocos entran y donde todos seguimos investigando sus efectos, aunque, ciertamente, sigue siendo tarea casi imposible.



A todo el mundo le suena ese tipo de personas, empresas y organismos que están acostumbrados al ‘todo vale’ cuando se trata de sus acciones, y que echan el grito en el cielo cuando las víctimas son, precisamente, ellos mismos. Entonces el argumento cambia por completo para pasar a ser: ‘a mí no se me puede tocar’. Es un argumento mafioso, antiguo y pasado de moda, pero hay que reconocer que sigue funcionando, y muy bien, al menos, si nos remitimos a los hechos y a los ejemplos que nos rodean alrededor del mundo. Da igual el país, da igual el lugar, las formas son las mismas y los fondos también. Están acostumbrados a actuar de una forma y no la cambian, si acaso, la perfeccionan, y se adaptan a las costumbres del lugar donde se instalen.

Me ha llamado la atención una situación aparecida en México en los últimos días. La cadena multinacional de supermercados norteamericana Wal-Mart, ubicada en México desde hace años, ha sido acusada de sobornar por cantidades superiores a 20 millones de dólares, para acelerar su expansión en el país azteca entre 2002 y 2005. Se denuncia que instauró un sistema por el cual se garantizaba que las peticiones de las autoridades mexicanas competentes, que revisan los permisos y licencias para que la empresa pueda operar en suelo mexicano, fueran debidamente satisfechas sin problemas. La compañía norteamericana ha comunicado que las imputaciones son sólo eso, imputaciones.

México es un país curioso, donde nadie conoce una multa de tráfico física porque siempre se llega a un acuerdo con el policía de tránsito de turno para que no se lleve el coche al depósito y así ahorrarte un tiempo y un dinero. Las conocidas ‘mordidas’ parecen estar amparadas hasta por el mismo gobierno, dado que no cambia el sistema de denuncias ni de actuación. Quizá esas mordidas son lo suficientemente atractivas como para aumentar el sueldo de los policías sin necesidad que lo haga el gobierno de forma oficial. El ahorro es considerable y además la sociedad continúa alimentando el mecanismo de forma espontánea y natural. Mucha gente se queja de eso y de muchas otras cosas, pero lo cierto es que la corrupción es el pan nuestro de cada día, está anclada en la cultura del país y es difícil de erradicar. Y lo más curioso es que, cuando algo tan habitual se toma como algo natural, se eche el grito al cielo luego por lo acaecido con Wal-Mart, como si sorprendiera a alguien. Si es fácil sobornar a un policía que transita las calles equis horas al día con unos cuantos pesos, más fácil será hacerlo con funcionarios o políticos de altas esferas mediante millones de dólares. No hay que ser un intelectual para entenderlo.

Las facilidades que tienen las multinacionales para instalarse en infinidad de países es algo que choca pero que ya se ha convertido en familiar. Todo son ventajas, beneficios para la ciudad, la creación de puestos de trabajo, un sinfín de provechosas situaciones que argumentándolas de forma correcta parece de estúpidos no aceptarlas. Con lo cual, imponen sus principios de empresa, sus condiciones, sus formas de trabajo y de contratación, y el gobierno de turno les hace la ola mientras van soltando dinerito. Porque no nos engañemos, el dinerito corre por todos lados y por todas partes, venga de quien venga.

Recientemente, la multinacional española Repsol YPF ha sido intervenida por el gobierno argentino. La reacción por parte de la empresa no se ha hecho esperar y no ha sorprendido, se ampara en los contratos firmados y en la regulación internacional. De cómo ha conseguido lo que ha conseguido y las diferentes maneras de tratar esos acuerdos hace años ni una palabra, evidentemente, no interesa. Ahora toca ir de víctimas, echar el grito al cielo y llorar bien fuerte para que todos los organismos internacionales acudan en su ayuda. Muchos criticarán las formas del gobierno argentino y no estarán de acuerdo en el fondo del asunto, pero si verdaderamente comienzan a investigar los pormenores del asunto también sería interesante e importante que analizara e investigaran cómo se instauraron en ese país y a qué precio. Evidentemente, muchos argumentarán que fue el gobierno argentino de esa época quien autorizó esos acuerdos, y es cierto, pero no puedo dejar de imaginar cuántos millones de dólares tuvieron la culpa y dónde se encuentran ahora mismo.

Una cosa es cierta, ni la población argentina, ni la española, ni la mexicana ni tampoco la norteamericana tienen la culpa de todos estos asuntos. Son los gobiernos, las empresas, los organismos y los intermediarios los que tienen organizadas unas mafias impresionantes alrededor del planeta y son ellos, y nadie más, los que se van repartiendo el pastel, dejando de a lado a cualquier ciudadano de cualquier parte del mundo fuera del negocio. Suena un tanto irónico que algunos se quejen cuando el viento cambia su rumbo y les perjudica. A veces hay que saber perder, aunque nunca se pierda. Una lección que deberíamos aprender todos aquellos que estamos acostumbrados a perder  y no a ganar.

De nada sirve que muchos miles de personas saquen su vena chovinista y nacionalista atacando a los ciudadanos de los otros países ‘en conflicto’, cuando verdaderamente la multinacional de turno no pertenece a ningún país en concreto, y mucho menos a los ciudadanos de ese país. Al menos en cuanto a beneficios se refiere. Porque el día que vea un euro de beneficio en mi cuenta corriente proveniente de Repsol quizá, repito quizá entonces, mueva un dedo apoyando su argumento. Pero la ignorancia y la manipulación funcionan, como funciona pellizcar el orgullo argentino por parte del gobierno de Cristina Fernández haciendo creer que luchan contra el colonialismo español en pleno siglo XXI; o por aquellos españoles que comienzar a despotricar contra todos los ‘sudacas’ que se menean amparándose en el derecho internacional. Mientras tanto, las multinacionales siguen amasando sus beneficios y buscando nuevos territorios que conquistar.

El chovinismo

Publicado: 18 de May de 2012 en Artículos
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«El chauvinismo es un producto casi natural del concepto de nación 

en la medida en que proviene directamente de la vieja idea de la misión nacional.

 Mientras este concepto de chauvinismo no se desarrolló en la ideología y permaneció en el reino bastante vago del orgullo nacional

o incluso nacionalista,

con frecuencia causó un alto sentido de responsabilidad por el bienestar de los pueblos atrasados»

(Hannah Arendt) 

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A muchos la palabra le suena a chino, aunque viene del francés. Muchos no conocen el origen de la palabra pero son acérrimos defensores de su utilización, aunque ni lo saben. Como ocurre muchísimas veces en la vida, uno está metido y fomentando una forma de acción sin darse cuenta de lo que hace. Le podríamos denominar ignorancia pero muchos se ofenderían. Pero le vamos a llamar ignorancia, puesto que es su calificación más perfecta. Como ignorante es el uso que se hace demasiado frecuente de esta creencia. Porque así más o menos está considerada esta costumbre de origen francés, más bien originaria de un personajes histórico francés, condecorado durante las guerras napoleónicas. Me estoy refiriendo a Nicolas Chauvin. 

A menudo este comportamiento es conocido también con el término ‘patriotismo’, esa creencia absurda y narcisista próxima a la paranoia y a la mitomanía que lo propio del país de origen o de la región a la que pertenecemos es lo mejor en cualquier aspecto que se nos ofrezca. Descrito así ya resulta de imbéciles pero, su uso es tan usual, que no sabes si pensar que el número de imbéciles es demasiado alto como para ser tomado en cuenta como algo empírico. Sea como fuere, lo cierto es que sin proponérselo (deducimos), un tal Chauvin, nacido posiblemente en Rochefort (Francia) sobre 1790, y que sirvió el Primer Ejército de la República Francesa y, posteriormente, al Ejército de Napoleón Bonaparte, creo que ‘chovinismo’. La historia sería increíble si no fuera porque parece ser real.

Parece ser que el tal Chauvin se alistó desde muy joven y resultó herido casi veinte veces, siempre dando su vida por la nación, siendo el resultado una desfiguración bastante reconocible y mutilación. El mismo Napoleón le condecoró con el Sable de Honor y una pensión de 200 francos. Fue famoso por su heroísmo pero también por su falta de modestia. Un ejemplo para todos los que decían llamarse ‘patriotas’ o ‘defensores de la patria’. Curiosamente, el mismo que fue idolatrado y querido por muchos, fue objeto de burla y de ridículo por sus compatriotas cuando el régimen de Napoleón se vino abajo, y por ser él una figura de su pasado histórico. Una obra de teatro posterior le inmortalizó como un símbolo y el ‘chovinismo’ se estableció como expresión del nacionalismo y de las maneras exageradas.

Si nos referimos al término como se entiende en la actualidad, podríamos asociarlo al sentimiento más ultranacionalista de ciertos grupos o de ciertas personas, que ineludiblemente, les dirige a odiar a ciertos grupos étnicos o minorías extranjeras, fomentando la xenofobia y exaltando valores ridículos o de escasa consideración, tanto a nivel humano como social. Es la expresión de la ignorancia más ridícula situada en mentes incluso que se hacen llamar ‘intelectuales’. Pero el chauvinismo como tal resulta un tanto paradójico. Constituye uno de esos argumentos falsos que sirven para persuadir a la población o a determinados segmentos de población, utilizando de manera fría y calculadora sus sentimientos, o los sentimientos naturales y generales, para exaltar pasiones y la defensa a ultranza de motivos nacionalistas, sin  ni siquiera argumentarlos.

Muchos pueden abogar por el uso manipulador que han llevado a cabo muchos gobiernos populistas en todas las generaciones de muchísimos países del primer mundo para llevar a cabo esta maniobra de dirección masiva de mentes hacia un determinado camino, pero no es menos cierto, que ese uso se ve agrandado por la falta de opinión crítica, en una palabra, por el mero hecho de contar con una población demasiado carente de conocimiento. Manipular a las masas siempre ha sido un objetivo para muchos tipos de gobiernos, y tocar la fibra de miles de conciudadanos con el mero hecho de decir o creer que lo propio es mejor que nada ya casi parece un argumento tibio e ineficaz como para meditar seriamente en que pueda salir airoso y victorioso.

Sin embargo, la realidad siempre supera la ficción y a nuestra propia imaginación. Y la realidad nos dice que el número de ‘chauvinistas’ en todo el mundo por metro cuadrado sigue aumentando como aumenta la ignorancia. Van de la mano y parece que ese es, en definitiva, el verdadero objetivo de la mayoría de los gobiernos; no tanto elevar el número de chauvinistas sino el de ignorantes. La razón, la ética, la racionalidad, son argumentos que están fuera de juego, parecen poco fiables y poco usados por la mayoría de políticos y organismos internacionales. Más vale alentar con románticos valores anclados en el pasado, cuando las cosas van mal, cuando todo parece que se hunde, usando el alfiler de la palabra para pinchar las nalgas de los ignorantes del mundo y rápidamente estallan los gritos, los olés, los vivas, los alborozos y la tontería más abismal para juntarse todos en un mismo núcleo, el de la falta absoluta de argumentos.

Cuando cualquier persona en cualquier parte del mundo asegura y reasegura que una cosa propia es la mejor del mundo puede deberse en la mayoría de los casos a que no conoce demasiado del resto del mundo. La frase que dice: ‘cuanto más sé más me doy cuenta de lo poco que sé’, demuestra a las claras que siempre estamos descubriendo, aprendiendo y conociendo. Creer que se sabe algo por encima del resto por ser propio ya parte en desventaja en cuanto a argumentos, puesto que cualquier persona con dos dedos de frente rebatirá fácilmente dicho precepto. Creer que existe una idiosincrasia, una personalidad única, un temperamento inequívoco y distinto para cada tribu, etnia, pueblo, raza, región o país, poseer un espíritu de pueblo específico, al cual sus miembros le deben adoración y servidumbre parece extraído de cualquier libro de la Edad Media pero nunca del siglo XXI.

Como dicen muchos, parece un sistema delirante que esconde un sentimiento neurótico de inferioridad en forma paranoica y con delirios de grandeza. Tan fácil y sencillo como esa descripción para enarbolar banderas al viento, pegar gritos a diestro y siniestro, lanzar proclamas contra el ‘diferente’ y creerse único por ser de un determinado lugar. Vivimos tiempos de racistas, xenófobos e intolerantes. Pero, ¿cuándo ha habido un tiempo en la historia del hombre que no haya sido así? Ya poco nos pilla por sorpresa puesto que ya estamos vacunados ante tanta enfermedad que nos rodea, venga de donde venga. Mientras muchos siguen alimentándose de mentiras y falacias para saciar su hambre de conocimiento, otros intentamos por todos los medios escapar de las garras de la ignorancia sin poder lograrlo del todo, aunque con la esperanza de que algún día impere la razón. Misión imposible.

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«Cada suicidio es un sublime poema de melancolía»

(Honoré de Balzac)

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Leí el otro día que en Francia, de un tiempo a esta parte, están asomando más suicidios por causas laborales. Me remito al texto donde se indica que las nuevas formas de organización laboral han elevado los índices de suicidios laborales en Francia hasta un nivel jamás alcanzado, jamás conseguido. Hace aproximadamente un año, Rémy Louvradoux, sindicalista, delegado de personal, había dedicado 30 años de su vida trabajando para la compañía francesa France Télécom-Orange. Un día llegó al trabajo y se inmoló en el mismo estacionamiento de la empresa, en Mérignac, cerca del aeropuerto de Burdeos. Tenía 57 años. Había sido trasladado en 2000 del departamento de Gironde tras eliminar el cargo que ocupaba allí. Nunca más se le otorgó un puesto permanente. Todo eso le hizo tener que vender su casa, trasladarse de ciudad, soportar un trabajo que no era el suyo y que no correspondía con su experiencia ni sus cualificaciones.

Pero, sobre todo, tuvo que adaptarse a un nuevo sistema de trabajo, a una violenta política de productividad. Intentó varias veces alertar a sus mandos superiores sobre los problemas de la empresa pero nadie le escuchó. En dicha empresa cuando corría el año 2004, se efectuó una reestructuración, que estaba vinculada a la progresiva privatización de la empresa, y se puso en marcha un nuevo sistema de gestión del personal. El objetivo era claro: modernizar y rentabilizar a la empresa. Pero no se leía la letra pequeña, como casi siempre suele ocurrir en estos casos, y la verdadera razón no era otra que conseguir la salida de más de 20 mil trabajadores de la empresa sobre los 100 mil que tenía contratados en ese momento. Sobre todo los mayores de 50 años.

¿Qué instrumentos utilizó la empresa para conseguir el objetivo? Pues los más conocidos: gestión por estrés, movilidad forzada, movimiento perpetuo, jubilación forzada, etc. Resultado: misión conseguida. Lo que ha ocurrido con Rémy es que ha abierto un debate al respecto. Ha destapado las prácticas, no sólo de dicha empresa, sino de muchos cientos de empresas en todo el mundo. Son nuevos tiempos y son nuevas formas de presión laboral. Cuánto ha cambiado la sociedad. Antes se valoraba y se dignificaba a aquellos trabajadores que habían dado gran parte de su vida por una compañía. Se les respetaba, se sentían parte de esas empresas, se sentían totalmente identificados con esas empresas que formaban parte de sus vidas. La mayoría defendían su empresa porque para ellos esa empresa, en cierta forma, les había hecho como eran, les había acompañado durante toda una vida laboral. Los tiempos cambian, eso es una obviedad, pero eso no quiere decir que se tenga que presionar a un trabajador que ha dado lo mejor de sí durante 30 años a una empresa. Eso dice mucho del tipo de empresa a la cual pertenece.

Siempre me ha hecho gracia cuando comenzaba a trabajar en cualquier empresa que querían inculcarme el hecho de que tenía que sentirme parte de esa empresa, que tenía que involucrarme de tal forma que sintiera que era parte de mí, identificarme con ella, cuando la mayoría de las veces te indicaban que al acabar el contrato temporal de x meses tendría que irme de ella porque era la política de contratación de la empresa, independientemente de cómo hubieras trabajado durante ese período. Menudo argumento, menudo discurso. Seguramente más de uno ha hecho dinero llevando consigo una carpeta con semejantes recetas empresariales. Y más de un empresario ha pagado por ellas.

Pero el caso de Rémy no es aislado. En su empresa, entre 2008 y 2010 se han suicidado 35 trabajadores y todos ellos en su lugar de trabajo. Espeluznante. La empresa, por medio de su director, Didier Lombard, negó que hubiese un vínculo laboral, pero otro trabajador se suicidó en su puesto de trabajo en Marsella dejando una nota que decía: «Me suicido por mi trabajo en France Télécom. Urgencia permanente, sobrecarga de trabajo, falta de formación, desorganización total de la empresa, management por medio del terror». Sobran los comentarios. Y lo penoso de todo eso es que a todos nos suena todo o parte del contenido de su mensaje. ¿Realmente vale la pena morir por tu trabajo? ¿Suicidarte por tu puesto de trabajo? ¿Tan importante es para cualquier persona? Son muchas las preguntas que uno puede llegar a hacerse ante tal escenario. Y muchas quedan sin respuesta.

Lo que más me da qué pensar es lo que pensará ese director cuando se vaya a la cama. ¿Puede dormir bien? Y todos esos ejecutivos que sólo piensan en llenar sus cuentas corrientes a costa de los miles de trabajadores que ponen todo su empeño en que las compañías salgan a flote cada día. ¿Tanta sangre fría pueden recorrer sus venas? ¿Realmente merece la pena? En el caso de esta empresa, que nos sirve de ejemplo, y que no es la única ni la última, es un honor aparecer en los diarios de todo el mundo por semejantes noticias o una vergüenza. Llegan al lugar de trabajo y hablan sobre ello, o simplemente hacen del silencio el cómplice perfecto de sus fechorías. ¿Lo aprendieron en la Universidad todo ese mecanismo de prepotencia y opresión?

Los nuevos tiempos crean sofisticadas máquinas de oprimir. Los nuevos tiempos asustan por su presión continua y su falta de humanidad. Nos dirigimos hacia un mundo lleno de penurias, de falsedades y de faltas de ética. ¿Adónde vamos a llegar? ¿Seremos capaces algún día de parar este oleaje que nos impulsa hacia la nada más absoluta? Mientras intentamos contestar a todas estas dudas, un nuevo trabajador planea suicidarse, ahogado por la presión laboral, sintiéndose solitario debido a una situación marcada por los mercados. Mientras seguimos leyendo estas palabras la máquina de destrozar individuos continúa funcionando las 24 horas del día. Mientras decidimos qué hacer la modernidad ayuda a estas empresas a deshacerse de personas por la rentabilidad  y la maximización del beneficio. ¡Bienvenidos al mundo actual!

«Es preciso observar bien esto:

en nuestros tiempos el suicidio es un modo de desaparecer,

se comete tímidamente, silenciosamente.

No es ya un hacer, es un padecer.»

(Cesare Pavese)

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El jardinero fiel

Publicado: 2 de May de 2012 en Cine
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Fernando Meirelles, brasileño, director de cine, siempre se interesó por la arquitectura y de hecho la estudió. Y mientras estudiaba comenzó su carrera cinematográfica en plan aficionado. Con la película ‘Ciudad de Dios’ (2002) le llegó el éxito y la fama. El reconocimiento mundial. Pero ahí no se detuvo. Volvió a sumergirse en oscuras tramas, identificando el cine de drama y de tensión. Amparado por la novela del gran  John le Carré (Inglaterra, 1931), y apoyado en el guión adaptado por Jeffrey Caine, Meirelles bucea en el mundo de las farmacéuticas y en el mundo africano. Atravesando, gracias a una magnífica fotografía de César Charlone, paisajes inolvidables del continente negro, se transpira pobreza, se transpira la esclavitud del siglo XXI, se transpira la opresión y la injusticia.

Es una de esas películas que, visión tras visión, sigues descubriendo detalles escondidos, detalles en los que no te habías detenido. Sin duda, es una gran obra de arte del cine contemporáneo. Una película apasionante, perfecta, conmovedora. Un historia que describe la realidad del ser humano como máquina de engendrar violencia, odio, ambición y poder. Una película que se introduce en la mente de todos aquellos que hacen lo que sea necesario para saciar su codicia, su ambición más desbordada. Hay talento, hay pasión, hay amor y hay amistad.

Meirelles vuelve a saber describir un panorama siniestro, una escena brutal pero real, de la mejor manera. Una forma creíble de ver los rincones escondidos de las multinacionales. Un ejemplo sensato y verídico de lo que algunos (millones) seres humanos tienen que soportar a diario. Un homenaje con mayúsculas hacia ese continente tan olvidado, tan devastado y tan explotado. Pero la historia cuenta cosas reales, hechos que suceden día a día, ante los cuales el espectador reacciona de forma indignada y resume sus reacciones en un asco general por la condición humana.

La acción transcurre en Kenia, donde asesinan a Tessa, papel magistralmente clavado por Rachel Weisz. Tessa es una activista que ha investigado y buscado información para denunciar el trabajo de una multinacional farmacéutica en el país africano. Un médico que le acompaña ha huido y todo hace pensar hacia un crimen pasional. Todos los diplomáticos británicos creen que el asunto será resuelto por su marido, interpretado también de forma fantástica por Ralph Fiennes. Este es un diplomático de perfil bajo, donde busca el equilibrio entre perder a la mujer que ama o ajustar su posición profesional. Juntos protagonizan una pareja fuera del uso, dos seres de personalidades diferentes unidos por el amor, felices en su matrimonio y esperando un hijo. Perseguido por las sospechas de infidelidad decide investigar. Eso le llevará a descubrir la verdad y a salvar el buen nombre de su mujer. Pero para conseguir eso debe aprender sobre la marcha cómo funciona un mundo del cual siente pavor y odio al mismo tiempo, mientras lo descubre lentamente.

Sin duda la película es una crítica directa. Cuenta unos hechos. Pero Meirelles sabe intercalar escenas de amor, de matrimonio, junto a la pobreza del lugar, junto a la realidad de la situación. Mundos paralelos unidos por un territorio, por un lugar. Se habla de sida, se habla de enfermedades, de supuestas mafias farmacéuticas, se habla de infidelidad o de celos, pero se encuentra la lealtad hacia el otro, hacia la pareja, el saber salvaguardar y proteger la situación y la posición del otro. Un refinado placer de saber callar para no desenmascarar antes de tiempo. Destacan los dos protagonistas, de hecho Weisz consiguió el Oscar de reparto, pero Fiennes interpreta a su protagonista de manera sublime, con delicadeza, pasando de ser un personaje secundario a liderar la acción para luego dejarse vencer por los acontecimientos de forma muy natural.

Destaca asimismo en la película el acierto y la profesionalidad de Charlone con una fotografía que plasma verdaderamente la realidad de la luz africana, y la música del español Alberto Iglesias, uno de los mejores músicos de cine del mundo en la actualidad. La aventura africana se nos hace inolvidable y la joya que nos deja Meirelles es difícil de superar. Una historia muy triste, deprimente tal vez, pero la realidad supera siempre la ficción. No debemos olvidar eso. Hay muchas escenas que recordar y que permanecerán en nuestra memoria. Casi todas ellas tristes. Casi todas sintiendo que algo de humano hemos dejado en muchos sitios y sin poder arreglarlo. Suspense, drama, romance, intriga, fascinación, un cúmulo de adjetivos inolvidables que revolucionan nuestra mente y que nos hace meditar profundamente sobre el planeta que vivimos y que compartimos. Una historia poderosa que no se puede olvidar.

La foto de la semana (53)

Publicado: 24 de abril de 2012 en Fotos de la semana
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NUEVO ESCUDO DEL REINO DE ESPAÑA

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«La modernidad ha llegado a países como España.

Y con ella el cambio de los símbolos.

No perdamos la perspectiva.

Tan sólo se trata de realidades.

El resto son simples ilusiones de nuestra mente»

La foto de la semana (47)

Publicado: 13 de marzo de 2012 en Fotos de la semana
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‘Las mujeres tienen mucho que decir en la era de la confusión.

Esperemos que la valentía de algunas y de algunos sirva en el futuro para algo mejor.

Todos saldremos ganando’

Indonesia (Los años de Suharto)

Publicado: 25 de febrero de 2012 en Historia
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Hay teorías que afirman que quizá el general Suharto estuvo implicado en el fallido golpe de estado contra Sukarno en 1965. Dadas sus habilidades demostradas en la manipulación ninguna teoría se podría descartar o eliminar.

La figura de Suharto no se parecía en nada a la de su antecesor Sukarno. No tenía tanta facilidad de palabra y sus discursos parecían orientados a ahogar el debate en lugar de inspirarlo. Suharto nació en la isla de Java en 1921 y desde su adolescencia estuvo implicado en el ejército, en aquella época el ejército colonial holandés. Durante la década de los 50 ascendió rápidamente en el ejército indonesio y colaboró en la represión de las rebeliones de las Molucas del Sur y de la Darul Islam. En 1959 fue relegado a una escuela militar debido a su implicación en el contrabando de opio y de azúcar, pero en 1962 el propio Sukarno le designó para liderar la campaña militar contra Nueva Guinea Holandesa.

Siempre quiso que le llamaran ‘Bapak Pembangunan’ (Padre del Desarrollo). Una de sus teorías era que el autoritarismo era necesario para el progreso económico de Indonesia. Entendía que Indonesia debía mantenerse unida a toda costa, lo que conllevaba minimizar la actividad política y aplastar cualquier movimiento separatista.  En ese grupo entraban los islamistas radicales, los comunistas o los separatistas rebeldes. Para él, las propias fuerzas armadas representaban el papel de guardianes indispensables de la unidad indonesia y fue durante los años de su mandato cuando su doble función, la de supervisar el gobierno doméstico y defender el país, estuvo más arraigada.

No se aceptaba la disensión, y la censura era el arma para mantener al pueblo al margen de la verdad, una ignorancia impartida que hacía que el gobierno ocultase todo aquello que le parecía necesario. El poder absoluto permitió a las fuerzas armadas, a sus familias y a los socios de Suharto hacer y deshacer sin necesidad de argumentación. El ejército se convirtió no sólo en una fuerza de seguridad del estado, sino en una maquinaria que dirigía negocios, legales e ilegales, para financiar su propia organización. La corrupción era el día a día e iba de la mano del secretismo. Su propia familia era el ejemplo más claro de esa maquinaria que funcionaba a las mil maravillas. Su mujer, Ibu Tien, era apodada ‘molienda de trigo’. Su hija Tutut ganó el contrato para construir la autopista de peaje de Yakarta. Su hijo Tommi se hizo con el monopolio sobre el clavo. No es de extrañar que en 1995 Indonesia fuera proclamado como el país más corrupto dentro del Indice de Corrupción  publicado por Transparencia Internacional (TI). La propia Ti calificó a Suharto en 2004 como el personaje más corrupto de todos los tiempos. Algo difícil de igualar.

A diferencia de Sukarno, que se había aliado con el apoyo comunista de la Unión Soviética y de China; Suharto ofreció la cara opuesta, su anticomunismo le llevó a entablar amistad con el gobierno norteamericano y el resto de países occidentales. EEUU y Japón se garantizaron el control sobre el petróleo y sobre los minerales indonesios. Pero al finalizar la guerra fría, Occidente se cansó de hacer la vista gorda ante las maniobras de Suharto. Comenzaron a presionar para que diera más libertad y democracia al país, y eso hizo que se abriera un proceso de cambio político con más debate abierto que se conoció con el nombre de Apertura, y que se cerró bruscamente cuando la prensa comenzó a criticar duramente al gobierno.

La crisis económica que atravesó el país en 1997 causó verdaderos estragos en muchos millones de indonesios y aceleró el Nuevo Orden. Los aumentos de los precios provocaron disturbios. Las manifestaciones antigubernamentales comenzaron a ser masivas, sobre todo cuando en mayo de 1998, las tropas mataron a tiros a cuatro estudiantes en la Universidad de Yakarta. Los chinos fueron los más perjudicados, sus negocios fueron destruidos y quemados, se habló de numerosas violaciones y asesinatos. Todos, incluso los propios ministros de Suharto pidieron su dimisión, que se produjo el 21 de mayo.

La caída de Suharto trajo consigo la llegada de la ‘reformasi’ (reforma), tras avanzar en participación democrática, en libertad de expresión y en derechos humanos. Los 30 años de gobierno de Suharto pasarán a la historia de Indonesia como uno de sus capítulos más tristes y sangrientos. Masacres de comunistas, más de un millón de prisioneros políticos, negación de los derechos humanos, oposición silenciada. Tan sólo había una regla, acatar las órdenes dadas por él o por sus generales.

Tras su dimisión, le relevó su vicepresidente Habibie que liberó a presos políticos, suavizó la censura y prometió elecciones, pero continuó tratando de prohibir las manifestaciones y reafirmó el papel político del cada vez más impopular ejército. En 1998 cuando un grupo de estudiantes marcharon hacia el Parlamento para exigir elecciones inmediatas, el ejército asesinó a más de doce de ellos e hirió a centenares. Las primeras elecciones realmente libres del país se efectuaron en junio de 1999. Ningún partido recibió un claro resultado, pero el MPR eligió como presidente al predicador musulmán Abdurrahman Wahid como líder de una coalición. Wahid era excéntrico, ciego, había sufrido dos derrames cerebrales y detestaba la vestimenta forma y las jerarquías. Todas sus medidas causaron incluso temor y en 2001 el MPR destituyó a Wahid por supuesta incompetencia y corrupción. Todavía quedaba mucho recorrido para la auténtica democracia indonesia.

Diario de pensamientos : Guantánamo

Publicado: 23 de febrero de 2012 en Diario de pensamientos
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Guantánamo es una ciudad que está situada en el sudeste de Cuba, dentro de la provincia del mismo nombre. Y justo dentro de esta provincia se encuentra situada la base norteamericana de Guantánamo desde su creación en 1902. Es una provincia que siempre ha vivido del café y de la caña de azúcar. Siempre se le ha considerado como la región iniciadora de las luchas contra el colonialismo español. De hecho, en febrero de 1895, Guantánamo se incorpora a la guerra de independencia cuando Pedro Agustín Pérez organiza el alzamiento  en la finca ‘La Confianza’ en las afueras de la ciudad.

Durante la intervención norteamericana entre 1898 a 1902 la bahía cercana a la ciudad comenzó  a llamar la atención del gobierno USA por sus grandes potencialidades estratégicas para el control militar de la zona. La Enmienda Platt, ley que aprobó el Congreso de Estados Unidos a principios del siglo XX y bajo la amenaza de que en caso de no aceptarse la isla permanecería ocupada militarmente, estableció la obligación de ceder parte del territorio para instalaciones militares a Estados Unidos. Y así fue. En diciembre de 1903, EEUU tomó posesión ‘hasta que lo necesitasen’ de la bahía de Guantánamo, mediante dicho tratado. Para el gobierno de Cuba el enclave es ilegal y desde 1960 se niega a recibir el simbólico pago de arriendo que estableció dicho acuerdo de 5000 dólares.

Tras los atentados de septiembre de 2001, las autoridades norteamericanas comenzaron a usar la base naval que utiliza en la bahía de Guantánamo como centro de detención para detenidos acusados de terrorismo. La mayoría de detenidos procedentes de Afganistán cuando se invadió ese país tras los atentados a las Torres Gemelas. Hay que decir que Guantánamo es sólo un ejemplo del sistema creado por el departamento norteamericano en el exterior para crear campos de detención, casi todos controlados por la CIA. Tras los atentados de septiembre de 2001, el gobierno de George W. Bush promovió una ley que aprobó el Congreso por la que se otorgaba a dicho presidente una autorización sin precedentes para emplear la fuerza contra naciones, organizaciones e individuos que, según su criterio, estuviesen relacionados de cualquier forma con los atentados o con actos futuros de terrorismo internacional.

Esa carta blanca se la concedió el Congreso norteamericano pero no la Comunidad Internacional, aunque el papel de la ONU en este caso deja mucho que desear, como casi siempre. Las presiones y las manipulaciones hacia otros estados siempre ha provocado el silencio y la complicidad cuando se trata del gobierno de EEUU. Quizá desde ese momento y con la excusa lograda por los atentados, la historia norteamericana entró en un terreno pantanoso del cual todavía no ha podido salir y su crédito y su credibilidad han perdido la fuerza como si de un refresco se tratara. Muy difícil va a ser darle la vuelta a la historia con capítulos como éste. El presidente Bush firmó un documento secreto donde autorizaba a la CIA a instalar centros de detención fuera del territorio de los Estados Unidos. Firmó una orden ejecutiva donde instaba y apoyaba al Pentágono a la detención, tratamiento y enjuiciamiento de todos aquellos extranjeros que fueran sospechosos de terrorismo, pudiendo mantener a todos ellos bajo custodia indefinida y sin cargos.

Según el gobierno norteamericano, estos prisioneros son combatientes enemigos ilegales, con lo cual entiende que tiene por qué aplicarles la Convención de Ginebra, por lo que puede retenerlos indefinidamente y sin derecho a la representación de un abogado, algo que ha sido criticado por gobiernos y organizaciones de derechos humanos de todo el mundo. Digamos que los prisioneros se encuentran en un estado de vacío legal permanente. Esto dice mucho de un país que abandera la democracia como su logotipo más importante, dando a entender que sin la presencia de éste en el resto del mundo muchas libertades se perderían. La hipocresía de los Estados en su máxima expresión. Pero el pueblo norteamericano sigue anclado en el encefalograma plano, aquel que no permite pensar, criticar o reaccionar. La parálisis permanente en la que se ve sumida la sociedad norteamericana hace pensar que la complicidad va más allá de ideologías para adentrarse en el terreno de la manipulación y de la ignorancia.

Sólo hasta 2008 habían pasado por el centro alrededor de 800 prisioneros de 42 países, la gran mayoría afganos y pakistaníes. Según Amnistía Internacional hasta casi veinte detenidos eran menores de edad cuando fueron puestos bajo custodia de EEUU. Uno de ellos acabó suicidándose. Más del 80% de los detenidos no fueron detenidos por fuerzas norteamericanas sino por mercenarios o ejércitos extranjeros atraídos por las grandes recompensas prometidas. EEUU afirma y reafirma que los detenidos reciben un trato humanitario. Pero por estar en suelo no norteamericano no se les otorga el derecho que disfrutarían con la Constitución de EEUU, como por ejemplo, la presunción de inocencia o el derecho a un juicio con jurado. Se ha negado que existan torturas y se pregona que es una instalación modelo, visitada por más de 2000 periodistas de 400 medios de comunicación de todo el mundo. Según Naciones Unidas hay pruebas y evidencias de que se ha practicado la tortura y alimentaciones forzosas a detenidos en huelga de hambre. La coacción psicológica es un hecho según varios informes de Cruz Roja Internacional.

El descrédito continúa aumentando pero no se hace nada al respecto. El 22 de enero de 2009, dos días despúes de asumir su cargo, el presidente Barack Obama firmó una resolución para cerrar la prisión de Guantánamo en el plazo de un año. Se han cumplido dos años desde ese instante y se han cumplido diez desde la creación del centro. La vergüenza ya no sólo es norteamericana sino mundial. A todos se nos juzgará por esos hechos deleznables y poco humanitarios. Cuando se pregona justicia y libertad, democracia y tolerancia hay que saber qué significan esas palabras exactamente antes de lanzarlas al aire de forma gratuita. La falta de escrúpulos y la complicidad de otros provoca situaciones como ésta y demuestra que el ser humano sigue enclavado en la Antigüedad por mucho que a una masa falta de pensamiento propio continúe pensando que la modernidad es enarbolar la bandera propia de un país y la de la democracia.

Los hombres son juzgados por la Historia y por élla seremos juzgados, por tolerar semejantes hechos. Y viendo situaciones como éstas reconoces que falta mucho camino que recorrer para reconocer a un mundo igualitario, libre y justo, repleto de democracia y de libertad. Enormes palabras, bellos adjetivos, que sirven para rellenar hojas de diarios pero que ya no engañan prácticamente a nadie.

Los cinco principios de Indonesia (Sukarno)

Publicado: 21 de febrero de 2012 en Historia
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La doctrina filosófica del estado unitario indonesio, conocido como Pancasilla, significa ‘los cinco principios’ en sánscrito y en pali, las lenguas sagradas del hinduismo y del budismo. La Pancasilla fue expuesta por primera vez por Sukarno en 1945 como síntesis de la democracia occidental, el islam, el marxismo y las tradiciones autóctonas de las aldeas.

Proclamada en la Constitución de ese mismo año, el Nuevo Orden de Suharto la elevó al nivel de eslogan. Habibie, suceso de Suharto, abolió el requisito de que la Pancasilla formase el principio básico de todas las organizaciones, aunque la doctrina sigue siendo parte importante del credo nacional.

Los cinco símbolos del país son los siguientes:

  • L a estrella: representa la fe en Dios a través del Islam, el cristianismo, el budismo, el hinduismo y cualquier otra religión.
  • La cadena: representa el humanismo dentro de Indonesia y en las relaciones con la humanidad en general.
  • El baniano: representa el nacionalismo y la unidad entre los varios grupos étnicos del país.
  • El búfalo simboliza el gobierno representativo.
  • El arroz y el algodón: representan la justicia social.

En la década de 1920, el Partido Nacional Indonesio (PNI) estaba liderad por aquel entonces un joven ingeniero llamado Sukarno. Esta organización se convertiría poco a poco en la organización nacionalista más fuerte del país hasta que los holandeses encarcelaron a sus líderes n 1930. Con la invasión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, Sukarno fue autorizado a viajar por todo el territorio para impartir discursos nacionalistas. Cuando ya la derrota japonesa estaba cerca, la Agencia  de Investigación para la Preparación de la Independencia  se reunió en Yakarta. Esta comisión propuso una constitución, una filosofía y un territorio. Y cuando Japón declaró su rendición, un grupo de jóvenes nacionalistas radicales secuestró a Sukarno para que declarase de inmediato la independencia de Indonesia, que se hizo en la misma casa de Sukarno el 17 de agosto de 1945. Fue entonces cuando se formó un gobierno bajo la presidencia de Sukarno y vicepresidido por Hatta.

Pero los holandeses volvieron de nuevo con su propio ejército. Los indonesios sólo anhelaban la independencia. Las masacres se sucedieron pero las guerrillas no se detuvieron hasta que la presión de la opinión internacional hizo lo suyo para que los holandeses transfirieran el poder a la República de Indonesia el 27 de diciembre de 1949. Fue una revolución sangrienta, donde casi cien mil indonesios perdieron sus vidas por una libertad que costó muy cara.

Pero el inicio de la Indonesia independiente no fue un camino de rosas. Los conflictos entre musulmanes y comunistas persistieron, la economía estaba en un estado lamentable. Finalmente, en 1955 se celebraron elecciones, pero ningún partido consiguió la cuarta parte de los sufragios. Fue en 1956 cuando Sukarno comenzó a exponer sus ideas sobre un sistema político más adecuado para Indonesia. Su idea era sustituir la democracia  de estilo occidental por un consenso mediante el debate. El resultado fue conocido como la ‘Democracia Guiada’, que no era otra cosa que una inestable coalición entre el ejército, grupos religiosos y comunistas y con un creciente poder en manos del presidente, el propio Sukarno. Por si eso fuera poco, en 1959, Sukarno también adoptó el cargo de Primer Ministro. Sukarno no fue capaz de alentar la economía, pero construyó una serie de ostentosos monumentos nacionalistas como sustituto del desarrollo real, como el Monumento Nacional de Yakarta.

Entre 1963 y 1968 Sukarno protagonizó la konfrontasi (confrontación) con la recientemente formada Federación de Malasia, que decía ser títere del gobierno británico. Pero los intermitentes combates en la frontera de Borneo nunca pusieron en apuros la supervivencia de Malasia. En 1965 rebeldes militares asesinaron a 6 importantes generales en Yakarta. E general Suharto contuvo a los rebeldes. Todo ello representó que, a pesar de que Sukarno siguió como presidente, Suharto empezó a maniobrar para hacerse con el poder. Hasta que el 11 de marzo de 1966 las tropas de Suharto rodearon el palacio presidencial de Sukarno y éste no tuvo más remedio que firmar la Orden por la cual autorizaba a Suharto a restaurar el orden. Los leales a Sukarno fueron arrestados. En marzo de 1967, la Asamblea Consultiva del Pueblo (MRP) designó a Suharto como presidente en funciones. A Sukarno se le detuvo en arresto domiciliario. En 1970 moriría por causas naturales.

Fue un orador edificante y un líder carismático, todavía hoy sigue siendo adorado por muchos, que lo siguen llamando cariñosamente ‘Bung Karno’ (bung significa hermano o compañero). Era inteligente hablaba varios idiomas, aunque extravagante y complejo. Tuvo al menos 8 mujeres. Durante toda su carrera política tuvo como idea unir a todos los indonesios y fue quizá el arquitecto del país. Quiso servirse de las facciones como si fueran marionetas y las marionetas al final acabaron por dominarle a él.


Tremendamente conocido al igual que temido. Un organismo creado con la más astuta intención y que desarrolla su trabajo de modo eficaz y carente de escrúpulos. Dicen los ‘expertos’ que es quizá el mejor servicio secreto del mundo y si lo dicen será por algo, quizá por su eficiencia durante tantos años o por su modo de desenvolverse, con artes ágiles, sin andarse por las ramas. Para que nos entendamos todos, el Mossad no es más que el servicio secreto israelí. Es una de las muchas agencias que operan dentro del estado pero es la más conocida. Ha sido protagonista de siniestros casos y ha sido protagonista de muchas películas y novelas de espionaje. En sí mismo, el Mossad es responsable de la recopilación de toda la información que llega al servicio de Inteligencia del Estado de Israel, como de toda acción encubierta, todo espionaje que sea necesario y todos los actos de contraterrorismo donde el gobierno sionista se pueda ver envuelto.

Desde la proclamación del Estado de Israel, el pueblo judío está convencido (dada las declaraciones de muchos líderes árabes) de estar en el punto de mira de muchos países vecinos por ser odiados tanto como pueblo como por su religión. El Holocausto judío sirvió (bajo presiones manifiestas) a los sionistas para proclamar un Estado de Israel que siempre ha estado auspiciado por los Estados Unidos. Si alguno se pregunta el porqué no hace falta pensar demasiado. De los 10 bancos más poderosos de Estados Unidos nueve son de capital judío, por no hablar de toda la industria que posee y de los millones de judíos desperdigados por todo el mundo que apoyan la causa incondicionalmente tanto ideológica como financieramente.

Bajo esta excusa o argumento político el Estado de Israel, bajo la atenta mirada de todos sus incondicionales y enemigos, creó durante el telón de acero y la guerra fría una estrategia particular que serviría para salir a flote ante cualquier posible peligro que pudiera ocasionarse dentro de su territorio o fuera de él. De sobras es conocido que las numerosas presiones del pueblo israelí contra el pueblo palestino provocaron  que muchos países simpatizaran con el pequeño pueblo árabe. Los ataques terroristas contra distintas ciudades y objetivos israelíes han sido abundantes pero la reacción judía no se hizo nunca esperar. El pueblo judío es un pueblo que siempre ha manifestado su intención de paz. De hecho, presume de ser un Estado que jamás ha proclamado la guerra contra nadie, aunque muchos se la han declarado a él. Y en todas las guerras ha salido como ganador, gracias a su potencial armamentístico, a su potencial económico y a sus innumerables socios que le han dado su apoyo militar y político en cualquier situación.

Este es un hecho innegable. Israel se ha sentido amenazado siempre, y esa obsesión ha provocado acciones que no han tenido justificación y que, sin embargo, la mayoría de las veces han salido sin castigo por parte de la justicia internacional debido a las presiones que ha ejercido tanto el gobierno israelí como el norteamericano. Hay una tesis muy  fomentada en suelo norteamericano y dice que aquella persona que ose criticar abiertamente la política del gobierno judío sobre el pueblo palestino es simplemente antisionista. Bajo esa definición tratan de establecer a los enemigos del pueblo o a los simpatizantes de los ‘terroristas’.

Cualquier crítica sirve para ser definido como enemigo del pueblo israelí y pasar a ser simpatizante de la causa terrorista. La demagogia llevada al extremo para justificar cualquier acción. Y llama la atención como una noticia que pasa por las páginas de los mejores diarios de todo el mundo se hace totalmente desapercibida para la mayoría de personas. Es bien sabido que todos los servicios secretos del mundo actúan por su cuenta, pasando de los controles de los organismos internacionales y haciendo caso omiso de todo aquel que ni siquiera ose amenazarlos. Ellos trabajan y no ceden en su empeño. Desde hace unos años para Israel el principal enemigo en la zona es Irán. La obsesión de que el estado persa está intentando conseguir  la bomba atómica para lanzarla contra Israel es un hecho que ya parece creíble por ser tan repetitivo. Mientras muchos ciudadanos del mundo intentan conocer si esa noticia es verídica o no (recordando las famosas armas de destrucción masiva que poseía Sadam en Iraq antes de la conocida invasión) , el Mossad ya lleva unas cuantas misiones en sus espaldas por el famoso ‘por si acaso’.

Muchos especialistas ya le han dado un nombre a todo lo que está ocurriendo: es una guerra abierta pero denominada ‘secreta’, donde los espías son los protagonistas silenciosos de una guerra internacional. EEUU y Arabia Saudí serían los cómplices de la trama. ¿Qué trama? Sencillo. Ir asesinando a todos los colaboradores iraníes que sean sospechosos de trabajar en la elaboración del programa atómico iraní. El último caso ha sido el asesinato del científico Mustafa Ahmadi, de 32 años, especialista en el programa atómico iraní en enero de 2012. Pero no ha sido el primero. Hay algunos casos más; como el caso de Masud Ali Mohamadi, profesor de física en la Universidad de Teherán que fue asesinado en enero de 2010; o Majid Shahriari, de 40 años, fundador de la sociedad nuclear iraní, asesinado en noviembre de 2010; o Dariush Rezaineyad, de 35 años, especialista en física nuclear, asesinado en julio de 2011; o el general Hasan Tehrani Mo Ghadam, jefe del programa de misiles asesinado en noviembre de 2011.

El Mossad ha sido el causante de todos estos asesinatos. Ilan Mizrahi, ex director del Consejo Nacional de Seguridad israelí, no niega los hechos y habla con serenidad de una ‘guerra secreta’. Pero una guerra es cuando dos atacan y por lo visto todavía no se ha contabilizado  ninguna víctima israelí.

La conclusión es que el Mossad tiene poder para hacer y deshacer, y la Comunidad Internacional consiente con argumentos que ni ella misma entiende ni cree. Los argumentos que llevan a asesinar con derecho y de forma discriminada, sin argumentar prueba alguna, con sólo la información adquirida por el mismo servicio secreto israelí y que convence a sus aliados con una facilidad pasmosa. Una pregunta asalta tras escrutar todos estos hechos: ¿qué ocurriría si la situación fuera al contrario?

El Mossad ha perfeccionado la forma de matar. Y para colmo alecciona a sus espías femeninas diciéndoles que les está permitido acostarse con el enemigo. Según el documento del Mossad, todas aquellas mujeres que se acuestan con el enemigo con el fin de conseguir información actúan conforme a los preceptos del judaísmo. Se advierte y se aconseja que para dichas misiones se utilicen mujeres licenciosas. En casos en los que las mujeres espías judías estuvieran casadas, los rabinos aconsejan que los maridos se separen de ellas durante las misiones correspondientes para volverse a casar una vez finalizadas. Todo bien argumentado y según las sagradas escrituras.

La hipocresía y la demagogia, por no hablar de cinismo elevados a la máxima potencia, justificando lo injustificable y tratando de que los demás seamos capaces de creerlo. Un intento lógico pero poco viable. Muchos seguirán admirando al Mossad por su ‘eficiencia’ y su ‘inteligencia’, otro tan sólo se preguntarán hasta dónde son capaces de llegar para conseguir sus fines. Maquiavelo a su lado no era más que un simple aficionado.

La foto de la semana (43)

Publicado: 14 de febrero de 2012 en Fotos de la semana
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Se puede explicar de muchas formas pero la realidad no deja lugar a la duda.

Las contradicciones por las que pasan los ciudadanos de hoy en día

suponen un reto diario que se puede convertir en crónico,

gracias a la astucia de los que dirigen los hilos de esta maquinaria defectuosa.

La historia del doctor Mahatmir Mohamad

Publicado: 20 de enero de 2012 en Historia
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Una de las figuras políticas destacadas de la sociedad contemporánea malaya ha sido sin lugar a dudas el Dr. Mahathir Mohamad. Algunos llegaron a adorarle y otros a odiarle. Como suele ser habitual con todos estos personajes que hacen del populismo un estandarte y que parecen ser salvadores de la patria aparezcan de donde aparezcan. Sus remedios parecen infalibles y los demás simples ignorantes ante su capacidad incuestionable ante las adversidades, problemas y situaciones varias que puedan ir surgiendo a medida que avanzan sus años en el poder.

Era un médico célebre y carismático de Langwaki que llegó a ser primer ministro en 1981 y que se mantuvo en el poder durante más de dos décadas. En concreto, más de 22 años al frente de un país, hasta que fue relevado por una coalición opositora que le venció en las elecciones de octubre de 2003. Estuvo ligado al UMNO (Organización Nacional de Malayos Unidos), el primer partido político que se creó en Malasia tras la Unión Malaya que organizaron e idearon los británicos. Pero fue expulsado del mismo partido por criticar al que entonces era primer ministro y por provocar tensiones y discordias dentro del núcleo duro de la organización.

También fue conocido por publicar su primer libro titulado ‘The Malay Dilemma’ (El dilema malayo) donde argumentaba que la razón por la cual existía el atraso colectivo de los malayos se debía a factores meramente hereditarios y culturales. Dicho libro se prohibió en 1970, pero su carrera política no se detuvo ahí y continuó luchando hasta alcanzar el poder. Lo consiguió en 1981. Tras tomar posesión de su puesto lo primero que encargó fue crear una política de compra de liquidación de todo lo que fuera británico, generando críticas desde sus primeros días por estatalizar la más antigua empresa malaya de plantaciones británica y por girar su vista hacia Oriente, en concreto hacia Japón, Corea del Sur y Taiwán, países que admiraba por su ética laboral y por la estrecha relación que existía en esos países entre el gobierno y la empresa.

Y lo cierto es que durante su primera época al frente del Gobierno la economía de Malasia se disparó. Pasó de dedicarse exclusivamente a productos como el caucho a hacerlo con industrias y manufacturas. Todos los monopolios del Gobierno se privatizaron y se promovieron industrias pesadas como la del acero y la construcción de coches malayos. Y sobre todo se fomentó la instalación y la inversión de las multinacionales y las exportaciones de manufacturas que empezaron a dominar el espacio económico. Para ello se basó en convertir a los medios de comunicación en portavoces fieles y leales a su gobierno, puso fin a la práctica de otorgar a los sultanes la última palabra sobre leyes y sobre el sistema judicial.

Pero sin duda donde tuvo una labor clave y que le sirvió para ganarse adeptos fue en materia económica sobre todo con la que denominó ‘Wawasan 2020’ (Visión 2020). Según el doctor, esa era la fecha límite en la cual Malasia debía de haberse convertido en un tigre económico de la alta tecnología del sudeste asiático. Pero tuvo un contratiempo, ya que en 1997 la crisis económica que comenzó en Tailandia generó la propia en Malasia. Eso provocó la ira de Mahathir contra Occidente, culpando a los especuladores sin escrúpulos de todos los males de su economía. Y tras hacer oídos sordos de las teorías y de los consejos del FMI para salir de la crisis prescribió sus célebres remedios para salir de dicha situación. Lo primero que hizo fue establecer la paridad entre la moneda local (ringgit) y el dólar norteamericano, fusionó bancos a la fuerza y puso impedimentos a muchas inversiones extranjeras. Por todo ello fue criticado duramente y muchas voces procedían de su propio entorno, dentro de su mismo partido. Una de esas voces más críticas fue la de Anwar Ibrahim que en septiembre de 1998 fue despedido del gobierno y además acusado de corrupción y de homosexualidad (delito vigente en el país). Eso provocó una división a nivel nacional, entre los que apoyaban la inocencia de Anwar y los que seguían confiando en Mahathir. Pero su éxito en la recuperación económica (uno de los primeros países en salir de la crisis) aumentó más su prestigio. Sin embargo, el juicio de Anwar creó un aumento de las manifestaciones  que se produjeron reclamando su libertad. Esas marchas fueron reprimidas violentamente y fue el principio del fin para el mandatario político. Al año siguiente, en 1999, su partido ya sufrió un grave correctivo en las elecciones, sobre todo en las zonas rurales. Ahí comenzó el éxito a su vez del primer partido islámico integrista (PAS) el cual había apoyado públicamente a Anwar. Eso condujo a elevar la importancia del islamismo en el país que hasta entonces no había tenido tanta profundidad como su importante papel dentro de la sociedad hubiera hecho sospechar. Y lo que se veía venir vino, y en octubre de 2003 Mahathir dejó el gobierno dando paso a su sucesor Abdullah Badawi al frente del Partido de Coalición Barisan Nasional obteniendo 199 escaños de un total de 219.

Y a pesar de que políticos de estas características continúan apareciendo en la escena mundial parece que nadie se dé cuenta de que el rumbo de los países continúa a pesar de los pesares, ellos sólo escriben una corta etapa de la historia política de sus países y al final pasan a rellenar los libros de historia. Los países siempre están por encima de sus personajes políticos pero muchos de ellos reflejan muy bien y con detalles su identidad y su personalidad dando poder a líderes populares que acaban haciendo del poder un deporte particular regulando ellos mismos las reglas a su antojo.

Malasia (Un poco de historia)

Publicado: 15 de enero de 2012 en Historia
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Se supone que los primeros habitantes de esta región del mundo procedieron del sur de Tailandia hacia 2500 a.C. Los protomalayos, procedentes de Indonesia entre 1500 y 1000 a.C. fueron los primeros en asentarse en la costa para adentrarse más adelante en la jungla. Hacia el siglo II d.C. la cultura malaya ya era conocida en Europa y se le dio el nombre de ‘Tierra de Oro’. También los indios que comerciaron por primera vez en el lugar la denominaron igual. Esos primeros visitantes indios tuvieron una influencia bastante importante, ya que llevaron el hinduismo, el budismo y el concepto de imperio. De hecho, muchas palabras malayas provienen del sánscrito.

Pero el Imperio budista Srivijaya, que se extendió del siglo VII al XIII y con origen en Sumatra sí que tuvo un fuerte dominio sobre la zona. Controló el estrecho de Malaca, Java y el sur de Borneo. Creó un estado de mercaderes malayos de cierta importancia en Bujang.

El Imperio Malaca fue fundado por Parameswara, un príncipe hindú renegado. Malaca se convirtió en un puerto de escala para los enormes juncos chinos durante décadas. Y esos juncos atrajeron la visita de otros mercaderes de la época como los indios. Llegó a gozar de una situación ideal. Entre dos aguas comerciales y con una actividad mercantil que se disparó hasta cotas impensables.

Hacia la mitad del siglo XV, el tercer soberano de Malaca Mohammed Shah ya se había convertido al Islam. Y su hijo Mudzaffar adoptó el título de sultán y declaró el estado islámico. Para esa época, Malaca ya se había convertido en el mayor puerto de la región.

Los portugueses arribaron a la zona en los primeros años de 1500 con la intención de controlar la ruta marítima entre Malaca y Lisboa. Aquellos primeros comerciantes salieron mal parados debido al ataque del sultán. Pero eso provocó la excusa perfecta para que el Reino de Portugal atacara la ciudad y provocara la huida del sultán y su corte para crear entonces dos sultanatos nuevos: el de Perak (norte) y el de Johore (sur). Éste último no perdió la fe en hacerse de nuevo con el control de Malaca. Y la llegada de los holandeses a Johore supuso esa opción. Los holandeses no pretendían control sino dinero y aliados con Johore atacaron en 1641 la ciudad. Tras varios meses de asedio se hicieron con ella. Pero los holandeses nunca fueron capaces de darse cuenta de la importancia del lugar.

Los que sí se dieron cuenta fueron los ingleses cuando en el siglo XVIII necesitaban un puerto que sirviera de escala para los barcos que circulaban entre China y la India. En 1876 Francis Light negoció un convenio con el sultán Kedah para crear un asentamiento en la isla de Penang que estaba prácticamente deshabitada. Y allí instauró una nueva zona de libre comercio, inaudita por aquellos lares hasta entonces, eso provocó la prosperidad de la región y que en escasos diez años albergara más de 10 mil habitantes. Como siempre que negociaban, los ingleses supieron jugar sus cartas y se hicieron prácticamente con el control completo del país gracias al atractivo acuerdo de preservar el prestigio de los sultanes. Y fueron los británicos los que comenzaron a explotar los recursos naturales de la zona. Construyeron ferrocarriles, carreteras y puertos. Dedicaron el trabajo de la agricultura y pesca a los malayos para lo que eran más aptos y promovieron la inmigración de chinos para trabajar en las minas de estaño y de indios para la exportación del caucho y para la policía.

Pero todo ello no detuvo el ansia de los malayos de ser un país independiente. De hecho se sabe que en 1931 había más chinos que malayos en el censo de la nación. En 1926 se creó la Unión Malaya-Singapur y antes de la Segunda Guerra Mundial ya reclamaban su independencia. En 1941, los japoneses invadieron el país y en menos de un mes ya habían tomado Kuala Lumpur. Al siguiente mes estaban en las puertas de Singapur. Los japoneses gobernaron desde Singapur y con dureza. Se ejecutaron a miles de comunistas chinos contrarios a la invasión japonesa. Los japoneses firmaron su rendición frente a los británicos en 1945 tras los lanzamientos de las dos bombas atómicas.

Los británicos convencieron a los sultanes para forma la Unión Malaya en 1946 pero el pueblo nunca estuvo de acuerdo con la idea y en 1948 se declaró la Federación de Estados Malayos. Los sultanes mantuvieron su soberanía y los ciudadanos sus privilegios. El partido comunista recién creado (MPC) comenzó entonces una guerra de guerrillas contra los británicos que duraría más de diez años. Realmente era una guerra civil. En 1955 los británicos prometieron la independencia en dos años y la celebración de elecciones. El Partido de la Alianza obtuvo una victoria arrolladora y el 31 de agosto de 1957 se declaró la Merdeka (Independencia) y se optó porque los sultanes de los nueve estados gobernaran por turnos a partir de entonces.

Hoy en día Malasia se compone de 13 estados y tres territorios federales. Cada estado tiene su asamblea y un gobierno encabezado por un primer ministro. Nueve de esos 13 estados tienen soberanos hereditarios (sultanes) y los otros 4 tiene gobernadores electos cada cinco años.


Los tres monos japoneses, también conocidos por los tres monos sabios o tres monos místicos están representados en una escultura de madera que realizó el japonés Hidari Jingoro en el siglo XVI y está situada en el santuario de Toshogu. Esos tres monos tienen tres nombres: Mizaru, Kikazaru e Iwazaru, es decir, no ver, no oír, no decir. Pero lo que no especifica esa obra es lo que los monos no ven, lo que no oyen y lo que no dicen. Siempre se pensó que venía a significar ‘no ver el Mal’, ‘no escuchar el Mal’ y ‘no decir el Malo’. Lo cierto es que su origen procedía de la traducción del código moral chino del ‘santai’, la filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo que se podía observar. Y, posteriormente, este código moral se vinculó con los tres monos. Dicha asociación se atribuye a Denkyo Daishi ‘Saicho’, fundador de la rama japonesa de la Escuela Budista del Tiantai.

Pero el significado del tema de los tres monos es complejo y muy diverso. Para algunos estaban relacionados con el mencionado código filosófico y moral. Pero para el pueblo era rendirse al sistema, un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, sentido que perdura todavía en la actualidad. Pero también había otra interpretación que señalaba que en el origen los monos eran espías enviados por los dioses para enterarse de las malas acciones de los hombres. La representación del cielgo, sordo y mudo era un medio mágico de defensa contra dicho espionaje.

Dejando a un lado la tercera interpretación que quedaría un poco obsoleta y especialmente reservada para aquellos que siguen excusando todos los acontecimientos que no pueden entender en recursos divinos y poco creíbles, nos quedarían dos opciones. La primera, ideada y proyectada por los filósofos, se supone que totalmente analizada, estudiada y meditada, podría ser válida aunque tendría un pequeño inconveniente, y es que la mayoría de las personas no llegarían a entenderla, y no digamos ya dentro de la época sobre la que estamos hablando. Si extrapolamos esta teoría a nuestros días, la segunda opción, la que fue ideada por el pueblo y por la masa escasamente docta e ilustrada, podría ser considerada como realmente apta para entender mínimamente el significado de dicha obra. Al menos si la adaptamos a nuestros propios acontecimientos cotidianos.

Cuando suceden cosas extrañas, incomprensibles, indignantes, el pueblo generalmente tiene varias opciones con las que puede reaccionar; o bien rebelarse y protestar, o bien rebelarse y revolucionar el estado establecido para provocar un gran cambio (podría ser también decir ¡basta!), o bien una tercera que sería algo más pusilánime, práctica y porqué no decirlo, resignada, y que supondría la reacción de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción. Ese sentimiento de resignación queda reflejado en algunos aspectos de la sociedad actual. Ya da igual que ocurran cosas impactantes, por bochornosas, por carecer de un mínimo de vergüenza, de una injusticia aplastante, de una denigrante naturalidad que se va apoderando de las circunstancias que nos rodean. Ya da igual que algunos personajes se rían de todos nosotros justo en frente de nuestra cara, que carezcamos de estímulos necesarios para reaccionar de una manera digna, de una manera solvente y fiable. Ya da igual que no tengamos recursos con los que luchar, o que eso creamos.

Cuando suceden cosas de ese tipo, tan tremendamente denunciables, cuando la mayoría siente tanta indignación, la reacción de los tres monos nos sabe a poco. Reaccionar sin querer oír, sin querer ver y sin querer hablar no lleva a ninguna salida, ni siquiera a ninguna solución. Podemos rendirnos ante las evidencias, tristes, cierto es, pero reales. Las sucesiones de acontecimientos tan inverosímiles, fuera de juego dentro de una sociedad que se llama moderna y democrática, aunque ya poca gente se lo crea, evidencian la falta de recursos de los ‘tres monos’ (podríamos ser los ciudadanos) ante tales desfachateces.

Podemos taparnos los ojos y no querer ver la injusticia cotidiana, la sinrazón que aumenta día a día. Podemos taparnos los oídos para no escuchar las mentiras, las falsas declaraciones de buenas intenciones, las promesas incumplidas. Podemos taparnos la boca y no emitir ningún sonido, no soltar ni una palabra. Podemos considerar ese silencio como una protesta pacífica ante lo que debería ser un grito unánime y descarado. Podríamos reaccionar así y, de hecho, parece que lo estamos haciendo. No vemos, no oímos y no hablamos. Tímidas y leves respuestas ante la verdadera tomadura de pelo que nos rodea y que se merece una hilera de respuestas contundentes por nuestra parte.

Detectamos fácilmente cuando alguien nos miente, cuando nos toma el pelo o cuando nos está liando. Lo detectamos puesto que ya estamos acostumbrados a vivirlo en nuestras propias carnes. Sin embargo, a pesar de que lo decimos, nos quejamos, lo denunciamos a grito partido, no reaccionamos. Parece que disfrutemos con la sensación de ser engañados, con la sensación de ser tomados por estúpidos y verdaderos gilipollas. No reaccionamos pero seguimos quejándonos. Por lo menos, damos la sensación de habernos dado cuenta del engaño y no queremos que la gente nos tome por gilipollas, aunque lamentablemente lo seamos. El nivel de masoquismo enquistado en nuestros genes es superior al que creíamos en un principio.

Cuando la reacción se transforma en acción pasiva, aquel que nos engaña se frota las manos, mira para otro lado y piensa que tiene el camino abonado para continuar con sus tretas. Cuando nuestra reacción es pasiva alimentamos las ganas de seguir produciendo daños y perjuicios a toda esa banda de desalmados que nos rodean cada vez más. Cuando no reaccionamos ya no sólo aparecemos como víctimas y como resignados, aparecemos como cómplices de la situación en la que vivimos por el simple hecho de que el silencio y el no hacer nada es aceptar la realidad como buena y única. Los tres monos enseñan lo que no debemos hacer ante situaciones injustas, denunciables y nocivas para la salud de una sociedad. Y aunque sea una actitud pragmática no nos llevará a ninguna ventaja futura, muy al contrario, nos envolverá en una espiral de sinsentido general, aumentará la desconfianza y convertirá a todos los ciudadanos en meros monos convertidos en tristes personajes de una obra real que terminará en drama. Un final esperado visto los acontecimientos. Mientras tanto nos dejamos llevar por la corriente.

***


‘En reiteradas oportunidades vi llegar camiones de la policía de la Provincia

cargados de jóvenes de ambos sexos que eran embarcados en aviones a motor de dos hélices, generalmente de la Armada’

(Arnoldo Bondar, empleado civil de la base El Palomar) 

Si algo tiene el ser humano es que es capaz de sofisticarse en el uso de la tortura y la barbarie. La realidad siempre supera la ficción. Si de algo es capaz el ser humano es de tener imaginación suficiente para el sufrimiento, para el dolor y para el maltrato. Es difícil rodearse de inteligencia. Es difícil también rodearse de bondad, de paz y de armonía. De hecho estamos acostumbrados a vernos rodeados de ignorancia, de estupidez y de inutilidad, de violencia, de odio y de complejos infundados, pero a la hora de crear nuevas fórmulas de matar, de aniquilar o de fomentar el pánico entre la sociedad, el ser humano es increíblemente audaz y dinámico, sorprendentemente capaz e imaginativo.

Los ‘vuelos de la muerte’ fueron una práctica de exterminio de personas detenidas y desaparecidas durante las últimas dictaduras militares en Argentina durante el llamado ‘Proceso de Reorganización Nacional’ (1976-1983), conocido familiarmente como ‘el proceso’, se considera como la dictadura más sangrienta de la historia argentina y se caracterizó por el terrorismo de estado, la violación constante de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo de recién nacidos y crímenes de lesa humanidad. Seguramente, a quien se le ocurrió el nombre de tal proceso descansó feliz una vez visto el desarrollo de los acontecimientos. Porque tiene narices interpretar el significado de ‘reorganización nacional’ con el método de aniquilar al oponente ideológico por sistema, deteniéndolo, haciéndole desaparecer y, finalmente, asesinándolo.

La práctica inventada con los ‘vuelos de la muerte’ consistía en lanzar, sistemáticamente, a miles de personas vivas al mar desde aviones militares. En 1976 aparecieron en la costa del este de Uruguay varios cuerpos destruidos, según varios testigos en Cabo Polonio. En 1977 aparecieron varios cuerpos a unos 300 kms. al sur de Buenos Aires. Esos cadáveres fueron enterrados rápidamente pero los forenses policiales informaron que la causa de la muerte fue ‘un choque contra objetos duros desde gran altura’. Muchos de aquellos cuerpos recuperados pudieron ser identificados como procedentes de los Centros de Detención. Algunos del Campo de Mayo y otros de la ESMA, algunos podrían haber estado en El Campito. Los últimos cuerpos parecían proceder de El Olimpo.

Durante el primer gobierno democrático y bajo la presidencia de Raúl Alfonsín, aparecieron sospechas y declaraciones que hacían indicar que la policía de la provincia de Buenos Aires también eliminaba a las víctimas de la represión ilegal de esta manera. Incluso, en 1995, el ex represor de la ESMA Adolfo Scilingo narró con detalles la metodología de exterminio al que los propios verdugos se referían como ‘vuelos’. Ese testimonio se recogió en el libro ‘El vuelo’. En el libro se detallaba el procedimiento, la autorización de la Iglesia Católica, la utilización de inyecciones anestésicas, la participación de médicos, los tipos de aviones y la amplia participación de oficiales del ejército.

‘Los vuelos fueron comunicados oficialmente por Mendía (vicealmirante de la Armada)

 pocos días después del golpe militar de marzo de 1976.

Se informó que el procedimiento para el manejo de los subversivos en la Armada

sería sin uniforme y usando zapatillas, jeans y remeras’

Antes de poner en marcha dicho procedimiento macabro se consultó con la jerarquía eclesiástica y se llegó a adoptar un método que la Iglesia consideraba cristiano, es decir, gente que despegaba en un vuelo y que no llegaban a su destino. Y antes las dudas de algunos marinos, se aclaró que se tirarían a los subversivos en pleno vuelo. Tras los vuelos, los capellanes trataban de consolar a los ‘verdugos’ recordando un precepto bíblico que habla de ‘separar la hierba mala del trigal’. Según los cálculos que narraba el mismo Scilingo, los métodos de exterminio de los aviones costó la vida a casi 5000 personas y dependían directamente del Almirante Emilio Massera. Pero Scilingo no fue la única persona que rompió su silencio. Emir Sisul Hess, que integró la Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, contó cómo arrojaban (a esas personas) al Río de la Plata cuando él era piloto. Explicó que los vuelos salían de Palomar o de Morón, que les ponían una bolsa en la cabeza, los subían a los aviones y los trasladaban hasta que eran arrojados.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha entregado al juez federal Sergio Torres más de un centenar de fotografías de víctimas de los «vuelos de la muerte» de la dictadura militar argentina (1976-1983) realizadas por un fotógrafo uruguayo, y se han entregado en la causa para que sean utilizadas como prueba por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Las fotografías forman parte de 35 pliegos de documentos que la CIDH ha desclasificado después de 36 años, a petición de Torres. Es la primera vez que el organismo adopta esta decisión, ya que hasta ahora solamente había entregado material de esta naturaleza a las comisiones encargadas de investigar las violaciones de Derechos Humanos en la región y a las familias de las víctimas. En total, se trata de 130 fotografías en las que aparecen cadáveres, muchos de ellos maniatados, o miembros corporales. De estos documentos se desprende que las víctimas eran argentinas, ya sea por los billetes encontrados o por las características de la ropa.

El mismo juez Torres ordenó la detención de los pilotos Alejandro d’Agostino, Enrique de Saint Georges y Mario Arru, acusados todos de haber tripulado, entre otros, el avión desde el que presuntamente se arrojó al mar a la fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y  la monja francesa Léonie Duqet. También se detuvo al exsuboficial naval Ricardo Ormello, quien habría confesado a compañeros de trabajo su participación en dichos vuelos. Otro detenido es Gonzalo Torres de Toloza, abogado, vinculado al grupo encargado de accionar las tareas operativas en la ESMA.

El mismo mar sorprendió a todos con la verdad. El mismo mar abrió los ojos a la incredulidad. Fue el mar quien, tras recibir esos cuerpos lanzados,  los empujó a la orilla para denunciar unos hechos que jamás debieron suceder. Fue ese mar quien nos puso delante de una realidad que asusta y que nos hace pensar qué clase de gente puede cometer semejantes delitos. La violencia de unos actos que no deben quedar impunes, puesto que son delitos contra la condición humana en su conjunto. Todos somos víctimas de una manera u otra. Todos debemos ser conscientes de hasta qué punto el ser humano es capaz de dañar a alguien, a su entorno, a su familia y amigos, con frialdad, ejecutando actos de verdugo con alevosía, escondiendo, programando, estructurando un método infalible para dar rienda suelta a sus enfermedades, metiendo en el círculo del terror a diferentes personajes que por una causa u otra son tan culpables como despreciables. Desde el que inventa el sistema, hasta el que lo ejecuta, pasando por el que lo firma, lo organiza, lo entrena y lo define. Toda esa macabra organización de muerte debe pudrirse pues no pertenece a la raza humana, al menos, a la masa de personas que nos consideramos de bien. No vale con denunciar unos hechos, unas personas, unos militares, unos dictadores, unos asesinos. Hace falta más. Hace falta expandir la noticia, explicarla (aunque cueste), hace falta recordar estos acontecimientos para que aprendan futuras generaciones lo que no se debe hacer bajo ningún concepto. Debemos eso al menos a todas esas víctimas. Debemos ser conscientes del grado de importancia que dejan estos hechos. No lamentemos. Juzguemos. Recordemos. Aprendamos.


La foto de la semana (36)

Publicado: 27 de diciembre de 2011 en Fotos de la semana
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Si esta imagen nos la hubieran mostrado tan sólo unos años atrás no entenderíamos nada y nuestra cara reflejaría una absoluta interrogación.

Lamentablemente, esta imagen ya es habitual.

Nuevos tiempos, tiempos de penurias, de inestabilidad, de incredulidad.


«Entre el ruido de las armas las leyes no se pueden escuchar»

(Cicerón)

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En este mundo de negocios e hipocresías, resulta curioso que los Estados propugnen tantas alianzas antinucleares, tantas estrategias antimilitaristas, tantos escudos antimisiles y un largo etcétera de ‘presuntas medidas‘ contra la imparable industria armamentística que no deja de crecer y crecer alrededor del mundo. Los países poderosos tratan de mostrarse como esos estados ‘sensatos’, partiendo desde una posición claramente favorable, de poder y de riqueza económica, tratando a los países del Tercer Mundo como Estados sin estabilidad, abandonados al caos y a la barbarie y por los que intentan luchar y aunar esfuerzos para que puedan salir airosos de semejantes circunstancias. Todo es muy curioso. Realmente curioso. Por no decir que es totalmente deleznable. Ese doble rasero de los Estados ricos a la hora de calificar y de tratar a los Estados pobres o en vías de desarrollo. La mayoría de los habitantes de los llamados ‘Primer Mundo‘ estamos bastante hartos y avergonzados de lo que sucede a lo largo y ancho de este planeta cada vez más prostituido por unos cuantos y cada vez más maltratado por otros tantos. Estamos hartos de esta imparable ola de hipocresía organizada a base millones dólares.

El negocio de las armas en el mundo es algo que ya se nos escapa de las manos. A pesar de que tengamos datos y que esos datos estén publicados. La hipocresía de esos Estados ricos no tiene ni nombre ni calificación. Es más, es como si esos datos pertenecieran a Estados ajenos, que nunca fueran o partieran de ellos mismos. Ante esta realidad no nos queda más que la protesta y la denuncia pública, pero con el paso de los años, todos estos esfuerzos y luchas vanas parecen caer en saco roto. Esta industria mueve tanto dinero que no podemos plantearnos el hecho de que vaya a desaparecer, como tantos y tantos negocios oscuros que operan alrededor de la tierra.

Se calcula que en el mundo existe un arsenal de 640 mil millones de armas de fuego. Hay que detenerse un momento para poder calcular esa cantidad de armas. Y pasados unos segundos seguimos sin poder reaccionar. Lo curioso es que se estima que la mitad de esas armas están en poder o en manos de civiles y la otra mitad a disposición de cuerpos policiales y de seguridad. El cálculo es espeluznante: hay un arma por cada diez personas que habitan el mundo. Por poner un solo ejemplo, desde 1947 se han vendido más de 70 millones del AK-47 el arma ligera por excelencia, de fabricación rusa, pero que es utilizada en más de 80 países y es fabricada en casi 20. En países como EEUU se calcula que existen más armas que habitantes.

Y cuando queremos descubrir qué países se benefician con este negocio principalmente, la lista no deja lugar a dudas y habla por ella misma:

Organizaciones como Amnistía Internacional, Greenpeace o Intermón Oxfam denunciaron en 2006 que España siguió vendiendo armas y material militar a países en conflicto armado, con tensiones regionales o en los que existen graves y reiteradas violaciones de los Derechos Humanos, como China, Israel, Colombia, Marruecos e Indonesia, y lamentaron la «falta de información» sobre este tipo de exportaciones. Con varios meses de retraso, el Gobierno remitió al Congreso las estadísticas de exportación de Material de Defensa y de Doble Uso relativas al primer semestre de 2006, cuyas ventas supusieron 462,6 millones de euros.

Cada año más de medio millón de personas muere víctima de la violencia armada: una persona cada minuto. La comunidad internacional calla, otorga y mira para otro lado. Cuando se hablan de semejantes cifras de negocio y donde tantas y tantas personas se reparten una parte del pastel, todos los discursos pacíficos, la llamada a la no violencia, etc., quedan aparcados en la cuneta, no sea cosa que estropeemos el negocio. Cuántos cómplices que incluso no sacan nada rentable de todo este negocio deambulan por ahí tan tranquilos, o quizá no tan tranquilos, aunque sea para satisfacer las demandas de los poderosos, dado que todo lo que sucede lejos parece lejano y distante y ajeno. Pero, cuidado, porque aquello que parece lejano a veces, debido a la ley de probabilidades puede resultar muy cercano, muy conocido y muy familiar. Y cuando toca de cerca, cuando el lobo no sólo asusta sino que ataca, es cuando divisamos el auténtico peligro, el auténtico terror. No somos conscientes de lo que fabricamos, no sabemos ni pararlo ni controlarlo. El ser humano ha construido una maquinaria perfecta de matar humanos. Y con el paso del tiempo la va perfeccionando, abaratándola y transportándola de un lado a otro, según las necesidades del momento. Y el negocio debe continuar, el espectáculo no debe detenerse. Las armas cambian de destinatarios, pero su cantidad no disminuye.

El verdadero peligro de esta industria lo representan las armas ligeras. Estas armas son las responsables materiales del 80% de las víctimas, y un 90% de esas víctimas suelen ser mujeres y niños. Su bajo coste las pone al alcance de una gran cantidad de masa humana y son usadas para diferentes guerras civiles, conflictos étnicos, fines ilícitos y criminales, armando bandas urbanas, grupos paramilitares, mafias, terroristas y guerrillas. La proliferación de armas ligeras en manos de civiles incrementa las posibilidades de que en cualquier enfrentamiento humano se haga uso de ellas.

Y después de pensar en todo esto seriamente, durante unos breves minutos, no caigamos otra vez en el recurso fácil de la sorpresa cuando leamos las noticias de mañana y nos demos cuenta de la realidad que se sucede día a día por todos los rincones del planeta. Cuando el número de víctimas aumenta sin cesar, cuando nadie pone barreras y frenos a semejante despropósito, cuando nadie con un poco de poder entre manos mueve un solo dedo para detener la sangría en la que se ha convertido este estercolero humano. Abramos los ojos de una vez, o cerrémoslos para siempre, pero no seamos igual que ellos. Denunciemos y gritemos a los cuatro vientos que estamos en contra de esta industria que ya se ha hecho con el poder y a la que no pertenecemos la gran mayoría de personas que habitamos este asqueroso mundo.

Diario de pensamientos: Dinero negro

Publicado: 15 de noviembre de 2011 en Diario de pensamientos
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«El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo»
(Gabriel García Márquez)
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El dinero negro corre por casi todos los rincones del planeta. Hace años, para muchos, el dinero negro no era negro, era simplemente dinero, el mismo dinero de siempre. El dinero, para muchos, no tenía colores. Daba igual si el dinero era declarado o transparente, si venía de acciones punibles o no, el dinero era dinero.  A ojos de la mayoría, el dinero servía y sirve para lo que sirve, y todo dinero puede servir. Hace años, en muchos lugares, pagar a alguien y pedirle la factura era incluso poco habitual. De hecho, sigue ocurriendo en muchas partes del mundo.

Con el paso de los años esa tradición parece ser que ha ido descendiendo, sobre todo si nos fiamos de los datos fiscales que nos muestran. Y todos los gobiernos predican la lucha contra el dinero negro, aunque muchos de ellos ingresen cuantiosas cifras de ese color. En muchos países, la cultura de ser más listo que nadie, o que otro, es muy usual. Tanto que no declarar un dinero puede incluso parecer una proeza. El uso o no de facturas para cualquier transacción puede ser una norma o una rareza, según el lugar y el momento.

Las sanciones provocaron que muchos listos intentaran defraudar menos y no ser sancionados. En parte se consiguió, pero no del todo. Las facturas han ido aumentando aunque las contabilidades B y C de muchas empresas han sido algo mucho más habitual de lo que podemos llegar a imaginar. Aquellos viejos libros de cuentas de pequeños, medianos e incluso grandes empresarios, con sus columnas del ‘debe’ y del ‘haber‘ que se utilizaban como biblias particulares, supusieron un antes y un después cuando todos ellos tuvieron que comenzar a declarar más de lo que estaban acostumbrados y cuando la informática se hizo la dueña de la escena contable. De todas formas, muchos de esos libros contables siguen estando activos, quizá por su facilidad para perderse y no dejar huella o quizá por romanticismo y un poco de falta de confianza en otros medios.

Cuando se comenzaron a escuchar a esas empresas que decían que no compraban ni vendían nada si no era mediante factura muchos quedaban sorprendidos. Digamos que lo hacían por vía legal, pero sonaba raro. Pero es cierto que el mismo paso del tiempo hizo que la conciencia de millones de empresarios comenzara a entender la necesidad de erradicar el dinero negro. Aunque sus resquicios todavía son latentes. Pero cuando las burbujas económicas se producen el dinero negro florece como por arte de magia. La cantidad de listos aumenta proporcionalmente a razón de la cantidad de dinero que se genera. Muchos ciudadanos del mundo desconfían de sus estados de la misma forma que muchos estados del mundo desconfían de sus ciudadanos. Y visto lo visto hacen bien. Ninguno de ellos es de fiar. Hay una serie de países que siempre han tenido la fama de ser intocables a la hora de establecer una profunda cultura contra el dinero negro, aunque luego resulte que circula igual pero en menor cantidad. Quizá los genes de unos son diferentes a otros pero la ambición y el dinero son humanos y no difiere mucho de un lugar a otro.

Para erradicar el dinero negro del mundo ante todo hay que tener paciencia. Mucha paciencia. Pero también educación. Mucha educación. Quizá ahí radique la verdadera clave del asunto: hacer ver y explicar convenientemente  a los individuos la importancia de no utilizar dinero negro, aunque cuando la necesidad aprieta, el dinero volverá a ser dinero, ni más ni menos. La educación, la moral y la ética la dejaremos a un lado para utilizar lo que necesitemos para poder conseguir los bienes que deseamos. En todos los años de escuela básica jamás escuché una clase con respecto a este tema. Ni tampoco escuché nada sobre el dinero, ni su uso, ni sobre impuestos, ni sobre declaraciones, bienes, propiedades, etc. También sería posible dedicar más tiempo a enseñar sobre estos asuntos tan interesantes para cuando el niño crezca.

«El dinero ha aniquilado más almas que el hierro cuerpos»
(Francis Scott Fitzgerald)
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La democracia

Publicado: 23 de octubre de 2011 en Artículos
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«Hasta en las democracias más puras,
como los Estados Unidos y Suiza
una minoría privilegiada detenta el poder contra la mayoría esclavizada»
(Mijail Bakunin)
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* Nick 1) Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, 2) Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. ‘Dejadme que me ría.“Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad.” GOEBBELS, Paul Joseph. Una supuesta verdad,como la definición anterior de democracia, manipulada adecuadamente miles de veces, se convierte en una mentira. No obstante, la democracia como forma de gobierno, parece ser que de momento sigue siendo la opción menos mala’.

* Javier : ‘Supongo que la única manera lógica de vivir, pero esta pregunta me temo que me queda grande. Con respecto a lo que tu comentas Nick de opciones, quizá este es el quiz de la cuestión, es que no conozco tampoco ninguna otra opción viable, a no ser que pongamos un Ayatolah u otro Tejero al cargo’.

* Cris L. : ‘Me voy a ahorrar el “copy & past” de la wiki. Diré que la democracia es el concepto llevado a la práctica más difuso que el ser humano ha creado’.

* Cris G. : ‘Totalmente de acuerdo con Cris, vamos ahorrarnos el wikipedia.. para mí la democracia es una UTOPÍA, creo que nunca se va conseguir exactamente lo que dicen las doctrinas, ya que en este mundo no existe un país o nación que pueda exhibir una verdadera democracia. La misma se ha convertido en una “prostituta”, en donde cada quien ve la democracia desde su punto de vista, si nos gusta el gobierno, es Democrático y si no nos gusta ese es Antidemocrático’.

* Alejandro G.: ‘Hola amigos! les dejo un enlace a un pequeño pero curioso ensayo o mejor dicho reflexión acerca de la política y la democracia actual. El artista se llama Ángel Bueno, se lee fácil y se puede descargar gratis porque al autor no le molesta y lo permite’.

http://nopcode.org/pluna_mp3/Juglar/publicaciones/Politica_Estupida.pdf

* Rosy : ‘Creo que con lo que se ve y se oye hoy en día por los telediarios, en las calles, etc. La democracia es algo que se interpreta de tantas maneras (según convenga) que últimamente me hace dudar de su existencia’.

* Manel : ‘Saltando de la etimología de la palabra a la realidad, para mí la democracia es una manera de que nos sigan dando, pero con justificación. El término se ha utilizado y se utiliza para definir modelos de estados muy diversos. Estoy de acuerdo con Cris y también con Javier en su último párrafo’.

* Irene T. : ‘La única opción para que la VIDA en sociedad evolucione hacia los VALORES positivos, compartidos por una ciudadanía libre’.

* Marta : ‘La democracia es una utopía en este momento. Los políticos elegidos por el pueblo no gobiernan para el bienestar de la gente. Apenas son votados olvidan sus promesas y lo hacen en su beneficio. A pesar de todo lo malo sigue siendo el sistema de gobierno (perfectible por cierto) más adecuado antes que los gobiernos militares que soportaron muchos países’.

* Carmen G. : ‘El opio del pueblo “civilizado” que cree que puede participar en la construcción de un país, en su funcionamiento y en sus instituciones. El mayor engaño de la civilización “moderna” y aún así, el mejor de los lamentables sistemas políticos que imperan en el mundo. Ya se sabe: en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey. Pues eso es la democracia, el tuerto’.

* Rose : ‘Podría comentar la definición de la palabra traída de un diccionario cualquiera…. pero este concepto para mí , carece de significado por que nunca he vivido en una democracia, tal vez sea un sueño o una utopía…..’.

* Joan : ‘Es el sistema social y político que todos los países no democráticos anehlan y que los democráticos se encargan de torpedear por desmemoria hasta ponerlo en riesgo’.

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Democracia:  Doctrina política en favor del sistema de gobierno en que el pueblo ejerce la soberanía mediante la elección libre de sus dirigentes.

Esta palabra de origen griego viene de la unión de dos vocablos; por un lado, DEMOS, que significa pueblo y, por otro lado, KRATOS, que podría traducirse como poder o gobierno. Según algunos pensadores la primera muestra de ‘democracia’ fue la ateniense. Para otros no era así, puesto que en aquella sociedad ateniense sólo una pequeña parte de la población (sobre un 10%) tenía derecho a participar de esa llamada democracia ateniense. Su definición se ha ido transformando con el tiempo.

La idea original se escribió hace muchos siglos. Ni la sociedad era la que es ahora ni sus componentes tenían nada que ver con los actuales. Una idea o cualquier proyecto, al igual que una doctrina y una teoría no puede ser rígida, porque puede contener el peligro de no adaptarse a los cambios que se vayan sucediendo. Crear un sistema de juego y pretender que sirva para cualquier tribu, pueblo, sociedad o estado-nación plantea muchos argumentos en contra, más que nada porque cada tribu, pueblo, sociedad o estado-nación que se preste es totalmente diferente en valores clásicos como historia, lengua, cultura, costumbres, etcétera.

Como ocurre con todas las doctrinas,  la de la democracia se ha quedado obsoleta, no por ser una buena o mala idea, simplemente porque no tiene nada que ver su idea original con lo que se vive, se experimenta o se ejerce en los momentos actuales en todo el planeta. Por poner solo un ejemplo para que se entienda, no se parecen en nada las prácticas democráticas que se pueden comparar entre varios países considerados ejemplos de democracia para el mundo. Podríamos comparar Francia con Inglaterra, EEUU con España, Italia con Brasil, India con Australia. Y las comparaciones podrían continuar hasta que termináramos la lista de países ‘democráticos’, porque esas comillas son muy significativas. En todas esas comparaciones comprobaríamos como la realidad nos dice que en cada uno de esos países la democracia se ejerce de forma diferente, con unos actores diferentes pero siempre ‘aparentemente’ sustentados en el poder del pueblo. Es falso.

«No puedes hacer una revolución para tener la democracia.
Debes tener la democracia para hacer una revolución»
(Gilbert Keith Chesterton)
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Estamos hartos de ver como a los gobernantes de todo el mundo se les llena la boca con la palabra democracia, con el término democrático, haciendo mal uso del mismo y equivocando a la inmensa mayoría debido a su manipulación, su interés o su ignorancia. No creo que todos los gobernantes o su práctica mayoría sean ignorantes, con lo cual me quedaré con la idea de la manipulación o el interés. Como muy bien se palpa con los comentarios de los lectores, la idea de democracia que nos han inculcado poco o nada tiene que ver con lo que realmente vemos a nuestro alrededor. Con la excusa del sistema menos malo nos lo imponen como el sistema mejor dotado para que una sociedad adquiera valores reales de igualdad, modernidad, progreso y participación. Cuando a alguien se le ocurre trascender en el fondo del asunto, o trata de esclarecer las claves para recordar a los demás que lo que están viviendo no es una auténtica democracia, el término para acusarle es el opuesto. Se le tacha automáticamente de ‘antidemócrata’. 

Muchas personas todavía creen que no puede  valer lo mismo el voto de una persona que el de otra. Otra cosa sería entrar a valorar qué tipo de valor exacto tiene cada voto de cada persona, dependiendo de dónde viva y a qué país pertenezca. La democracia se ha convertido en una herramienta para el uso exclusivo de los gobernantes, no de los ciudadanos. Los gobernantes, mediante sus entramados, su estructura, llámense partidos políticos, lobbies, bancos, mercados, élites, etc., han creado una capa de verdadera y, aparentemente creíble, de participación ciudadana, donde parece que el pueblo ostenta el poder de una manera activa utilizando un voto, su voto, para elegir ‘democráticamente’ a sus representantes.

«La diferencia entre una democracia y una dictadura
consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes»
(Charles Bukowski)
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Y lo cierto es que el juego ‘democrático’ implantado en medio mundo funciona.  A pesar de poder ser rebatido, criticado, manipulado y zarandeado, los jugadores siguen en sus casillas y los ciudadanos siguen jugando sus cartas, aunque cada día tienen menos valor y no parece que vaya a mejorar en un futuro cercano. La sociedad está comenzando a exigir medidas para que esa pseudodemocracia comience a desarrollar cambios significativos, pero esto ha ocurrido cuando la mayoría de ciudadanos se han visto perjudicados económicamente, cuando las potencias económicas han visto salpicadas sus arcas y los problemas ya no son exclusivamente del tercer mundo o de los países en desarrollo, sino que ha llegado a ser el caos de las sociedades más poderosas. Los ciudadanos de esas sociedades han notado que su sistema falla por todos lados, que el agua entra por todos los rincones, y que ese sistema llamado democracia y decían que era el mejor, simplemente es el menos malo, y con eso ya lo dice todo. Mal comenzamos si tenemos que elegir entre varias opciones y nos quedamos con la menos mala, porque eso quiere decir de antemano que no nos gusta ningún sistema y que el ser humano debería inventar uno que no ha existido todavía y que fuera mejor.

En un planeta global, donde ya lo local queda desplazado continuamente, la idea de democracia se queda prácticamente ineficaz porque se ha visto que no funciona. Al menos de la forma que la han utilizado los gobernantes. El poder no es del pueblo, pero es que nunca lo ha sido. El poder pertenece al dinero, a aquel que lo posee, a los mercados, a los bancos, a las poderosas multinacionales, el ser humano en su conjunto ha quedado relegado a un segundo plano donde sólo participa activamente cada cierto tiempo (porque en todos los países difiere) para emitir su voto. Y mientras la mayoría de votantes sigue votando se sigue eternizando y legalizando el invento. El juego continúa. ¡Hagan juego, señores!



«El deber de la juventud es pelear contra la corrupción»

(Kurt Cobain)

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Digamos que va en el ADN de muchas personas, de muchas culturas y de muchos países. Y si es tan tan habitual en el mundo, entre las personas, entre los seres humanos, que debemos planteárnoslo como algo natural. ¿Por qué? Porque podemos partir de la base de que el ser humano miente, es egoísta por naturaleza, si puede salvarse inculpando a otro lo hace, si para conseguir algo necesita hacer algo inmoral o poco ético seguramente lo hará. Deberíamos partir de la base de que el ser humano es así. Y analizar el porqué para poder combatirlo. Quien piense en la bondad y en la solidaridad humanas se equivoca. Al menos si ese es el ideal que pretende encontrar. Muy al contrario, descubrirá un mundo egoísta y poco solidario.

Con todo lo referente al dinero, la reacción del ser humano se desvirtúa por completo. El poder del dinero es tan enorme como sus consecuencias. Al igual que utilizar el mismo poder para conseguir ventajas ilegítimas. La corrupción política es el conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona o varias transgrede las normas sociales establecidas para obtener un beneficio.

Cuando un funcionario público, representante del gobierno o de cualquiera de sus organismos que representan a la sociedad en cuestión, utilizan sobornos, tráfico de influencias, fraudes, extorsiones, malversación, prevaricación, caciquismo, todas esas palabras tan comunes ya por desgracia para el ciudadano y que representan páginas y páginas en los diarios de tantos países, debemos hablar de un mal endémico y difícil de extirpar. Porque, como he escrito al principio, ese problema va adherido al ADN cultural de muchos países.

Mucha gente ve normal que otro robe porque él robaría si estuviera en su lugar. Se da por hecho que el que tiene poder puede ser corrupto o puede llegar a serlo. Es como si nos refiriéramos a una ley de probabilidades. La presunción de inocencia está perdiendo valor y uso. Y quizá es por culpa de la misma clase política porque no ha acotado e intentado extirpar el mal que habita dentro de su propio entorno. El silencio, la complicidad, el apoyo que se da a un corrupto deslegitima a la clase política en su totalidad. Sin excepciones. Es uno de los problemas de confiar en las personas. Puedes tener bastantes decepciones. Incluso si conoces a esas personas desde hace mucho años. Y llegamos al duro pero real interrogante de qué deben hacer aquellos que designaron a un corrupto para un puesto, aún desconociendo sus intenciones. ¿Debería dimitir por haber designado a tal y cual persona? Por supuesto. Si la decepción de una persona allegada y designada por ti te sorprende todavía sorprende más que no adoptes medidas al respecto. Por mucho que duela asumir las consecuencias secundarias de una de nuestras decisiones debería ser suficiente para establecer un mínimo de sentido ético y moral. Un deber ciudadano y más viniendo de un representante de la sociedad en la que habita.

Lo que ocurre es que la cultura política entre los gobernantes y entre los ciudadanos es escasa. Y viendo cómo van transcurriendo los acontecimientos, todo lo que se va descubriendo, lo que se ha descubierto, lo que todavía queda por descubrir, viendo como actúan la mayoría de políticos cuando algo de eso se descubre, y viendo cómo actúan los ciudadanos apoyándoles nuevamente, te das cuenta de que extirpar este mal va a necesitar una nueva generación de ciudadanos, otro tipo de gobernantes, muchos años de paciencia y una educación distinta a la que se ha impartido hasta ahora. Porque la cultura latente no permite ni siquiera intuir esa luz de esperanza que la mayoría anhela. Esa esperanza que dicen ser lo último que se pierde pero que realmente va desapareciendo al igual que mucho otros valores que abandonamos en el camino a una velocidad de vértigo.

La foto de la semana (26)

Publicado: 18 de octubre de 2011 en Fotos de la semana
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La foto de esta semana representa el sentir de miles de personas en todo el mundo. Muchas personas sólo ven a la gente que le rodea como un calificativo. El ansia de meter a cada uno en un grupo determinado, calificarlo, quitarle toda su potencia individual, su pensamiento crítico, su idea personal es un mal que crece y crece en la sociedad actual. Cualquiera que intenta salir de esa red en la que se ha convertido la opinión, parece que tiene que pertenecer a una marea definida o a un grupo político. La no pertenencia, la autonomía e independencia de los pensamientos y de los argumentos es lo que nos permitirá ser, al menos, escuchados.

Ya no estoy tan de acuerdo con el pie de foto. No creo que el 80% de la población española esté incluida en esta esfera social. Pero sí está claro que el porcentaje sube y sube a medida que los acontecimientos se van desencadenando.

El poder

Publicado: 12 de octubre de 2011 en Artículos
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«El poder tiende a corromper,
el poder absoluto corrompe absolutamente»
(Lord Acton)
El estudio del poder se intensificó en la década de los 60, tanto a nivel de estudio como a nivel de ciencia. Hasta entonces meras aproximaciones, ensayos, pensamientos varios. Algunas universidades norteamericanas comenzaron a impartir la carrera de Ciencias Políticas y Sociología y, consecuentemente, empezaron a elaborar estudios y teorías relacionados con el poder, su entorno, sus personajes y sus consecuencias. Aunque desde el siglo XVIII diferentes filósofos y pensadores ya iniciaron sus reflexiones sobre el poder establecido, el poder en sí mismo encarna muchas y diferentes facetas, muchas distintas y profundas esferas. De ahí que se haga tan difícil definirlo. No es nada fácil. Sobre todo al abordar su cuantía y su influencia. Puede parecer que alguien ostente mucho poder y, sin embargo, alguien desde la sombra esté impartiendo directrices al supuesto ocupante de ese poder. Lo que vulgarmente se llama ‘mover los hilos’. Muchas marionetas forman parte del escenario apareciendo como personajes principales cuando la realidad les hace ser meros extras invitados a la fiesta de unos pocos.
Hay muchas clases de poder. Todos podríamos acordarnos del poder político, del poder absoluto, del constituyente, del público, de los 3 poderes de Montesquieu: legislativo, ejecutivo y judicial, también del poder mediático (llamado cuarto poder), del poder del mercado, del de las empresas multinacionales, del poder de Internet, del poder territorial, del autonómico, del municipal, etcétera. Pero es que hay más, como el poder religioso, el militar, el temporal, el civil, el adquisitivo. La lista se eternizaría. ¿Son todos iguales? ¿Se parecen?
«Si queréis conocer a un hombre,
revestidle de un gran poder»
(Pitaco de Mitilene)
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El debate sociológico reciente sobre el ‘poder’ sigue girando alrededor del problema que existe con su definición. Además de la confusión con su naturaleza. Algunos pueden ver en el poder un conjunto de formas de constreñir la acción del propio ser humano pero, a la vez, permite que la acción sea posible, o por lo menos en un mínimo grado o nivel. Max Weber ya advertía de que la sociedad moderna estaba amenazada por el fenómeno creciente de la concentración de poder dentro de los sistemas y organizaciones. Robert Michels fue más allá, determinando que las organizaciones modernas, privadas y públicas, están bajo el control reducido de poderosos grupos políticos y financieros.

De qué sirve elegir a los líderes políticos democráticamente si esas élites de poder se concentra luego en el núcleo de las organizaciones que controlan la gran mayoría de estamentos. Estamos ante un evidente peligro, el almacenaje de poder por parte de unos pocos, de muy pocos, pero muy poderosos. Muchos expertos del asunto han llegado a la conclusión de que para analizar con claridad, comprender, opinar sobre el poder, es necesario y vital haberlo ostentado, experimentado y/o vivido. La visión del poder desde fuera nada tiene que ver con la que se tiene desde dentro. El poder, el poder del poder, para quien lo maneja, es una herramienta demasiado poderosa como para analizarla convenientemente sin haberla utilizado. Todo lo que se diga de ella carecerá de rigor, de información suficiente, será la visión externa, imaginable pero no real, supuesta pero no exacta.

En términos sociológicos, el poder incluye tanto al poder físico como al poder político. Algunos lo han definido como la mayor o menor capacidad unilateral (real o percibida) o potencial de producir cambios significativos sobre la vida de otras personas, a través de acciones realizadas por uno mismo o por otros. El ejercicio de ese poder pertenece a los humanos, como seres sociales que son. Las leyes del poder son la interpretación de la evolución usada por los individuos, con la finalidad de permitir al individuo desarrollarse a un nivel superior de comodidad dentro de su marco social. El ejercicio del poder pertenece al ser humano por su condición de ser social.

Cuando uno ostenta un poder cualquiera, en cualquier esfera, en cualquier nivel, domina a un grupo de personas, ya sea mayor o menor en tamaño. Ese privilegio y esa responsabilidad recae en unos pocos elegidos. Y nadie nace ni se forma para estar preparado para ello. A muchos les causa pánico verse dentro de esa maquinaria de poder de decisión, cuando para otro supone un reto y, a menudo, un vicio. Muchas son las personas que una vez han experimentado ese uso del poder no quieren dejar de tenerlo. Creen sentirse garantes de la disponibilidad de ello, cuando la realidad puede ser bien distinta, puesto que hay gente que ostenta poder durante muchos años de su vida y otros durante un tiempo determinado. Saber utilizar ese tiempo en el uso del poder es cosa bien difícil. De ahí que al detenerse de la locomotora que les ha acompañado durante ese tiempo dicen sentirse vacíos. Ese vacío de poder es el determinante de lo que podríamos denominar ‘bajón’ tras la chispa de adrenalina que supone ostentar ese tesoro llamado poder.

¿El poder engancha? Parece que sí. Al menos cuesta desengancharse de él. Y por eso cuesta acostumbrarse, una vez abandonado, a ser o a sentirse como antes, como siempre, como antes de haberlo ostentado. Muchas personas abogan por aguantar en el poder tanto tiempo como les sea posible, aferrándose a ese trono que su mente ha elaborado como su centro de su propio territorio, sin pensar en nada más que en sus propios intereses, en sus propias vidas.  El ser humano ama el poder, la manipulación sobre el otro es un gran atractivo, pero la amenaza del abuso del poder recae sobre nosotros y sobre nuestras sociedades. La corrupción eclipsa a las personas, a las instituciones, a las organizaciones y a los poderes establecidos. El hombre debe dar un giro para demostrar su hegemonía sobre el poder. El poder que él mismo creó se ha vuelto contra sus propios intereses. El poder amenaza al hombre como sociedad y ante este nuevo panorama no queda otra que levantarse y protestar. De ahora en adelante, sería muy interesante limitar los poderes, de todo tipo, eliminar otros, y analizar si realmente cualquiera puede ser capaz de representar tales poderes por pequeños que realmente sean.

«El poder que es soportado sólo por la fuerza temblará a menudo»
(Lajos Kossuth)
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Diario de pensamientos: Vidas robadas

Publicado: 26 de septiembre de 2011 en Diario de pensamientos
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 «Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca»

(Antonio Genovesi) 

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Es un tema que corroe por dentro a muchas personas y que no parece que se esté comentando como es debido. Los ‘niños robados’ durante la época franquista está pasando casi de puntillas por la actualidad social española. Y como siempre nos preguntamos el porqué. Y ya van siendo muchos porqués, quizá demasiados, pero que éstos aumenten no quiere decir que tengamos que dejar de cuestionarlos. Y tampoco dejar de sorprendernos de lo poco que se puede hablar sobre dicho tema, siempre en páginas secundarias, sin prestarle la atención mediática y continua que necesita y merece.

Parece que la cuestión fuera cosa de antepasados nuestros y que nada tiene que ver con nuestro tiempo, cuando realmente muchos de los implicados están en plena madurez de su vida. Y muchos de los padres naturales y de los padres ladrones siguen vivos. Por no hablar de los intermediarios, esas personas sin escrúpulos, amantes del dinero por regla general, incluidos muchos trabajadores de hospitales,centros religiosos o en la mismísima Iglesia. Quizá ahí hemos dado con la clave. Cuando topamos con la Iglesia parece que todo es tabú y que es mejor dejar de hablar o indagar. Es como meterse en un agujero negro del cual no sabes si habrá salida. Si criticas a la institución eclesiástica ya te tachan de pagano, ateo, comunista y demás lindezas. El argumento de atacar para defenderse suele ser una excusa para todo aquel que no se siente libre de pecado, está temeroso o simplemente no tiene argumento con el cual defenderse de verdad.

Criticar a cualquier institución trae consigo un calificativo. Debes pertenecer a un grupo determinado porque de lo contrario no harías esas denuncias. Cuando lo humano (lo humano, señores creyentes) debería trascender por encima del resto, resulta que no, que nos saltamos todo a la torera, amparados por el Estado nacional-católico, defendidos por una dictadura obsoleta y anclada en el pasado, casposa y rancia, subdesarrollada e ignorante, castrando la vida de muchos inocentes bebés que en su mayoría jamás sabrán la verdad de su origen, de su familia, de su pasado y de su auténtica vida.

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“¿Es tarde, o no?

Me reprocho no haberla visto muerta.

Ahora me ha quedado la duda.

¿Y si viviera? ¿Qué haría? ¿Qué le diría?

¿No sabría por dónde empezar?

¿Cómo llenar ese vacío de toda la vida?

Me temo que pagaré con esta zozobra el resto de mi vida”

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No hay mayor mentira que utilizar a un recién nacido, a un bebé o a un niño de corta edad para nuestros placeres, ya sean sexuales, sentimentales, naturales o egoístas. La vergüenza del asunto es tal que a muchos ciudadanos, viéndolo desde fuera y sin ser partes o víctimas del asunto, con otras perspectivas completamente diferentes y siendo lo más objetivos que se puede calcular ser les convierte de una cierta forma en parte de esa misma vergüenza, siéndoles difícil poder hablar del tema incluso. Porque el tema en cuestión debería dar vergüenza a la plena mayoría de la sociedad y también de la humanidad. Debería ser unánime. Y no lo es. La mayor parte del mundo mira para otro lado ante los crímenes que ocurren justo delante de sus narices. Y si eso es así y no ocurre el desprecio generalizado y total es simplemente porque hay sectores sociales que quieren que el tema continúe en silencio o, al menos, que no se remueva demasiado, no sea cosa que mi ‘hijo’ se entere algún día de que no es hijo natural de la familia de la que le dijimos que proviene.

Porque estoy seguro que lo descubierto hasta ahora sólo es la punta del iceberg. Piensa mal y acertarás. En una sociedad como ésa, lo más fácil era saltarse todos los códigos de moral y de ética, ayudarse por un cómplice con plenos poderes (Iglesia y Estado) y crear una mafia de trata de recién nacidos con la excusa de una ‘vida mejor’ o sin apenas excusas. Porque debemos recordar que muchos de esos bebés fueron arrancados del vientre materno prácticamente al nacer, diciéndoles a las madres que su bebé había muerto, dándoles restos en un caja para que enterraran a su supuesto recién nacido sin tener nunca la certeza de que su hijo hubiera muerto realmente. Arrancarle un niño a una pareja humilde, sin recursos, tanto económicos como sociales, aprovecharse de esa situación cómplice entre enfermera, matrona, monja, cura, médico, institución, etcétera, te come por dentro, te hace sufrir por esos padres y por esos bebés. La conciencia humana no tiene límites y la realidad siempre supera la ficción. Lo decimos a menudo como un dicho pero los hechos están ahí, sólo hace falta descubrirlos y analizarlos.

«Cuando me despierto, me están llevando,

corriendo, en una camilla, de vuelta a la habitación.

Y si, me confirman que mi niña estaba muerta desde hacía dos o tres días.

No me dejan verla, dicen que está desfigurada»

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Pensándolo bien, me imagino cuántos hombres y mujeres en la sociedad española están albergando dudas al respecto de su pasado, de su origen, de su familia y de sus padres naturales. Y es normal. Tal como se está tratando el asunto, a los responsables les está saliendo el juego a las mil maravillas. Aunque muchos de ellos ya nunca podrán sufrir consecuencias porque murieron de ancianos. Se llevaron a la tumba su culpa y su doble moral, su ‘valentía’ y su cobardía. Y se supone que descansarán felices el resto de su eternidad. Me temo que no. Aunque una vez muertos ya no merecen ni ser recordarlos, y menos por temas de este tipo. Y much@s de ell@s habrán sido recordados en vida como ‘buenas personas’. Ahí tenemos la ironía de la vida. El mundo está lleno de ‘buenas personas’ que es mejor perderlas que encontrarlas.

Leyendo sobre el tema puedes descubrir que al principio este hecho estuvo unido al castigo que se quería infundir a los hijos de mujeres ‘rojas’. Principios de los años 40, ‘familias de bien’ (menuda broma) que no tenían hijos y madres solteras, rojas, delincuentes, derrotadas por la guerra y el hambre, la falta de recursos y el dinero y que según el régimen no tenían capacidad moral para educar a sus hijos. Además, utilizaban la doble moral para contrastar su reputación y su capacidad para educar mejor a los hijos de los demás. Casi parece que esas madres debían dar las gracias. La solución era darlos a una familia ‘cristiana’ (seguimos con las bromas) para su cuidado y educación. Al niño se le educaría en la ‘verdad’, en el ‘bien’ y en la ‘salvación eterna’. Sobran comentarios al respecto de hasta qué punto alcanzaba la broma.

Gracias a ‘Anadir’  (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares) el tema se destapó. Antonio Barroso, nacido en 1969, fundó esta asociación al enterarse de que su partida de nacimiento había sido falsificada.

«Hijo, estoy aquí, y me han dicho que has muerto, pero te siento.

Te siento y no me pueden engañar.

En este hospital hay algo raro.

Hablan médico y enfermera, cuchichean, lo hacen en voz baja no quieren que les oiga.

Pero yo te siento.

Te llevo dentro desde hace meses»

***

Lo que comenzó como represión a los ‘rojos’ terminó por convertirse en una mafia organizada donde algunos médicos, enfermeros, funcionarios, monjas y sacerdotes participaron. La venta de niños empezó por razones políticas y, continuó, por razones económicas.

«Hoy, recuerdo que nadie vio el cuerpo,

nadie asistió al sepelio,

nadie sabe dónde está enterrada aquella niña.

Todo lo que tengo es una tarjeta azul y una factura de una funeraria.

Las circunstancias me jugaron una mala pasada»

***

¿Qué le ocurre a la sociedad actual? Incapaz de estallar ante tremendas injusticias como ésta. ¿Por qué parece que le cuesta engendrar rabia y estallido ante el delito tan deleznable? ¿Cómo podemos mirarnos al espejo cuando estamos totalmente inmóviles y no buscamos la verdad?

«Me dicen que son contracciones. Y grito, porque te noto, me golpeas, quieres salir, y me siguen diciendo que estás muerto. Esto es una pesadilla».

Esta tragedia, según la propia Anadir, puede llegar a afectar a 300.000 casos. Hay, de momento, una denuncia presentada en la Fiscalía General del Estado por el posible robo de 261 niños. Desde la misma asociación se reclama también al Gobierno la creación de un banco de ADN para poder cruzar los datos de los denunciantes. Ésta debería ser una prueba concluyente en el proceso.

***

ROBAR UN NIÑO NO TIENE EXPLICACIÓN.

NO TIENE EXCUSA.

ROBAR UN NIÑO ES LO MÁS COBARDE QUE PUEDE HABER.

UNA VIDA, SEA DE DONDE SEA, PROVENGA DE DONDE PROVENGA,  NO LE PERTENECE A NADIE.

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