El miedo

Publicado: 16 de septiembre de 2011 en Artículos
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«Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo»

(Leonardo Da Vinci)

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La palabra ‘miedo’ proviene del latín ‘metus’. Según el diccionario es una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Es un intenso sentimiento habitualmente desagradable. Una de las emociones primarias del ser humano que se deriva de la aversión natural a la amenaza de otros seres humanos o a lo desconocido. Su máxima expresión es el terror.

Con este par de definiciones nos queda suficientemente claro. Porque se puede tener miedo previendo un riesgo ya sea real o imaginario. Y el miedo se representa de mil formas, en mil espacios y en diferentes modalidades. Existe el miedo a no saber, a saber demasiado. Existe el miedo a lo desconocido y a lo conocido. También existe el miedo a lo inevitable o el miedo latente, el miedo deseado, el miedo hereditario, el miedo porque sí. La conclusión es evidente. Existe  miedo. Mucho miedo. Quizá demasiado miedo. La misma palabra lo causa.

Se podría afirmar que para reconocer al miedo hay que sentirlo, acaso sólo con nombrarlo no es suficiente para que actúe por sí mismo. Si lo que pretendes es provocar miedo necesitas, ante todo, un buen receptor abierto a ello. Hay gente que vive con el miedo y que se acostumbra a él, otra gente, en cambio, vive para atemorizar. Es una realidad afirmar que hay gente que disfruta dando miedo, provocándolo a diario, ya sea por el mero hecho de provocarlo, por vicio o por interés. Generalmente, suscitar miedo tiene consecuencias para el que lo provoca. Y normalmente buenas. Para el que lo percibe son malas. Aunque si provocas mucho miedo muy a menudo te puede pasar que nadie te haga caso y pierdas influencia. Aunque siempre puede haber cierto tipo de personas influenciables y capaces de captarlo, ya sea real o ficticio.

La pregunta necesaria sería la siguiente; ¿por qué se genera miedo? Porqué es tanta la afición a fabricarlo. Si el miedo es una sensación angustiosa debería evitarse y si se provoca quiere decir que se desea angustiar a cuantas más personas mejor. Todo tiene una causa, nada es porque sí. Las casualidades son mínimas y la mayoría afortunadas. No creer en las situaciones que se van mostrando a diario puede salvarnos de sorpresas aún mayores. Pero la realidad también depara el sentimiento del miedo. Cada día más la sociedad se ve inmersa en el miedo. Miedo a la falta de liquidez económica, miedo a no poder hacer frente a los pagos, miedo a perder el trabajo, miedo a no despertarse a la hora, a no conseguir lo que se ha propuesto, miedo a enfrentarse a las rutinas diarias, a los obstáculos que la vida va poniendo delante, miedo a no soportar ciertos sufrimientos, miedo a perderlo todo, miedo a ganarlo todo, miedo a conocer mucho a una persona o a no llegar a conocerla jamás, miedo a no decir lo que se piensa y también a callárselo. Miedo a expresar ideas, miedo a gritar, a hablar, a llorar, a sentir, a amar, a tocar, a besar, miedo en general. Miedo al fracaso, incluso miedo al éxito. El miedo se expande cada día más como una mecha encendida y la propaganda se acrecienta dando buenos síntomas de que su fama inspira ya no temor si no terror.

«Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara,

aunque no sea más que con el miedo de perderla»

(Christian Friedrich Hebbel)

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¿En qué nos basamos para tener miedo? ¿En rumores, en palabras que suenan, en frases que se escriben, en discursos manipulados, en ecos de una sociedad angustiada, en la propaganda emitida por ciertos sectores de la sociedad? Si tuviéramos que hacer caso a todos los rumores, a todas esas palabras que suenan y resuenan, a todas las frases escritas, a todos los discursos programados, a todos los ecos lanzados, a toda la propaganda utilizada estaríamos con el miedo encima y no nos lo podríamos sacar de encima. Y eso lo sabemos. Por eso no hacemos caso a todo lo que oímos, a todo lo que nos dicen, a todo lo que se escribe, etc… porque tenemos constancia que muchas veces son eso simplemente, rumores, falsas noticias, manipulaciones. ¿Entonces? ¿Por qué nos seduce tanto la angustia? ¿Acaso necesitamos de ella para vivir?

¿Podemos vivir sin miedo? ¿Tanto lo necesitamos?

Yo creo que no. Relativizar todo lo que nos ocurre, todo lo que pensamos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que leemos, nos serviría y mucho. Todo habría que cogerlo con la máxima precaución. Todo es peligroso o no, todo es arriesgado o no, todo depende de nosotros. Contemplar la vida con el color de rosa no ayuda pero si utilizamos el negro tampoco. Hay que saber escoger la medida justa, el color adecuado, el pensamiento idóneo. Todo está ahí y hay que saber elegir. Hay que saber dónde poner las prioridades, las importancias y las preocupaciones. El resto es secundario. Los problemas son frecuentes, los infortunios también. Nadie puede salvarse ante esa evidencia, pero no eso no quita que prestemos más atención a los hechos y las situaciones.

Saber esquivar el miedo es una estrategia fabulosa en todos los sentidos. Ejercitarla todavía más. Vivir sin miedo es posible. Aunque nos machaquen, aunque nos pregonen lo contrario. Vivir es vivir. Con sus problemas, con sus alegrías y con sus penas. El miedo es una forma más del sentir, pero no la más importante. No le demos tanta importancia al miedo. El miedo a veces sólo dura unos segundos y el día tiene miles de segundos. Nada es importante o sí, depende de la importancia que nosotros mismos le demos. El miedo que nos inyectan por todos los medios habidos y por haber no son más que eso, inyecciones letales contra nuestro organismo, y debemos evitarlas a toda costa. No las necesitamos y además nos perjudican. Como en todo lo malo de la vida, alejémonos del miedo o al menos no lo llamemos. Saldremos ganando siempre y la sonrisa formará parte de nosotros con más frecuencia. Eso conllevará un efecto contagio que incitará a las personas que tenemos alrededor a hacer lo mismo y el efecto dominó provocará lo evidente. Que nada es tan peligroso ni tan inofensivo como nos dicen. El miedo seguirá ahí pero no será definitivo. Por mucho que nos lo nombren sabremos torearlo.

«El miedo es el más ignorante,

el más injurioso

y el más cruel de los consejeros»

(Edmund Burke)

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comentarios
  1. Nick dice:

    Sólo se tiene miedo cuando no se está de acuerdo con uno mismo.
    HESSE, Hermann

    El miedo está siempre dispuesto a ver las cosas peores de lo que son.Cerrar comillas
    LIVIO, Tito

    Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido, equivale a mantenerse con vida pero no vivir.
    No hacer nada por miedo a cometer un error es ya un error

    Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
    COELHO, Paulo

    Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra desesperado.
    SCHOPENHAUER, Arthur

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  2. Rosy dice:

    ¿Por qué se genera miedo? Pues porque siempre es más fácil dominar a alguien que está atemorizado que a quien se defiende con uñas y dientes. Y no nos engañemos a todos nos gusta lograr las cosas con la mayor facilidad posible. El miedo no es más que inseguridad ante determinadas situaciones que te plantea la vida. Todos en algún momento de nuestras vidas no solo hemos tenido y tenemos miedo, si no verdadero pánico a determinadas situaciones como tu muy bien has dicho Tete. Cuando lo has pasado mal en algún aspecto, y se te plantea una situación parecida, siempre aparece ese terror a volver a pasarlo mal y como autodefensa creamos una coraza que tratamos que nadie traspase, sobre todo a nivel emocional. Pero es la vida y hay que vivirla. Simplemente hay que intentar buscar el lado bueno de las cosas, aunque a veces sea muy difícil hacerlo, pero con optimismo se superan mejor y antes los miedos.

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  3. Javier dice:

    Nadie escribe sobre esto, me parece que tienen miedo……..no fuera bromas el miedo es peligroso, para mi mucho mas de lo que creemos, y su manejo es muy complejo, es un arma de doble filo, porque el no tenerlo tambien es malo, el miedo tambien nos ayuda a ser precabidos, pero ahi esta el problema donde marcas la frontera. Desde pequeñitos nuestros padres nos asustan con juegos como el del coco etc, en cierta manera creados para inculcarnos precaucion y atencion. Os cuento una anecdota corta, yo tengo un cuñado que tiene bastante exito en la vida, yo le observo y veo que su principal cualidad es su tranquilidad, no le pones nervioso ni ante la peor situacion, creo que esto le ayuda a plantarse en situaciones realmente estresantes con una calma que asombra. Pero claro hay otros miedos mas complicados que requeririan otro analisis, yo he nacido en el Pais Vasco y alli viviamos con mucho miedo, miedo al terrorismo, miedo a ver que dices donde, con quien hablas, miedo miedo miedo y esto no era agradable, convivias con el pero no te gustaba.
    Javier

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